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SÁBADO  8 DE JUNIO DE 2001 

CRONICA ROJA Impunidad: ¿todos somos cómplices? ENTREVISTA
'En teoría, el país respeta los DDHH'

Huellas delatan a un reo
"No existe en el Ecuador una política
sistemática contraria a esos derechos",
dice el canciller Moeller.
Un diálogo con el vocero de la Asamblea Permanente de Derechos Humanos,
Alexis Ponce.


Parte del informe que Amnistía Internacional presentó en mayo anterior y que pone en mal predicamento la imagen del país en materia de Derechos Humanos fue elaborado con las denuncias consideradas relevantes, que el Comité Permanente por la Defensa de estos derechos receptó en Guayaquil durante el año 2000.
Billy Navarrete Benavides, coordinador de este comité, sostiene que solo se enviaron las "denuncias que han sido motivo de verificación".
El informe de la organización internacional que provocó la reacción inmediata del Gobierno da cuenta de una inadecuada práctica en los procedimientos investigativos de la policía. Se alude a casos de torturas, a los que el régimen califica de "aislados y que se producen de manera ocasional".
Desde el Comando Provincial Guayas 2, Marco Cuvero, jefe de esta dependencia, defiende la política de "transparencia" en los procedimientos de la policía. "De tal manera que aquí no hay impunidad y lo que siempre se ha considerado es el respeto y las garantías individuales de las personas". No obstante, los registros que maneja el Comité Permanente de Derechos Humanos de Guayaquil hacen referencia a 224 casos denunciados en Guayas sobre presuntos abusos cometidos por la Fuerza Pública.

Entre la tortura sistemática y los casos que se denuncian

Las denuncias más relevantes fueron recogidas por el Comité Permanente por la Defensa de los Derechos Humanos.

 

"Es una respuesta lógica de parte del Gobierno, trata de proteger sus instituciones Los organismos de derechos humanos consideramos que no se tratan de hechos aislados. Son tendencias que se marcan en la Fuerza Pública", manifiesta Navarrete. El coordinador de esta organización afirma que los casos que se manejan son verificados por un departamento legal (6 abogados) y en los juzgados donde se presentan las denuncias.
"Es cierto que a veces puede existir una exageración, un aumento en la versión por parte del denunciante, porque quiere presentar el hecho lo más grave posible para llamar la atención. Eso nosotros lo verificamos", añade.
Navarrete se aferra a la idea de que se está formando una tendencia negativa en el momento de que la Fuerza Pública cumple con su deber. "Son tendencias que se generan en algunos miembros de la Policía. La tortura es sistemática durante el proceso de investigación. Y no quiero decir que esta sea la norma, pero se ve con frecuencia".
Navarrete pone de ejemplo casos de homosexuales detenidos entre octubre y diciembre del año anterior en la calle Primero de Mayo de Guayaquil. El Comité marcó una tendencia negativa en los partes policiales. "Supuestamente se los detenía por atentar contra la moral. Los perjudicados eran los moradores del sector, los testigos, transeúntes. No hay nombres. Pero se los trató de la peor forma en el Centro de Detención Provisional"
Marco Cuvero desmiente la versión de que los trabajos de la policía se sujetan a estas tendencias y apela a la postura de los casos aislados: "Si existe una denuncia, una información que llegue a mi conocimiento de que alguien de la institución se ha desviado del procedimiento yo he dispuesto investigaciones".
En este sentido, Navarrete afirma que son pocas las ocasiones en que reciben una colaboración efectiva de la Policía para investigar los casos de supuestas torturas. " Hay lentitud. Se ha comprobado que los mecanismos de impunidad son claros. Más del 70% se encuentran en trámite".
De las denuncias que recoge el Comité Permanente de Derechos Humanos de Guayaquil, 43 casos corresponden a supuestas torturas por parte de la Policía. "No somos autoridad para juzgar estos hechos, sin embargo, la documentación que rodea estos casos hace pensar de que se cometieron actos de tortura", sostiene Navarrete. (JVR)


¿Víctima de Más Seguridad?

Según una denuncia que resposa en el Comité de Defensa de los Derechos Humanos, a las 03:20 de la madrugada del 27 de febrero anterior, Joffre Antonio Aroca Palma, de 21 años, salió de su domicilio a esperar un bus en compañía de varios amigos, con rumbo al balneario de Villamil, Playas. A la altura de la calle 17 y Pedro P. Gómez, en Guayaquil, la camioneta 115, color blanca, del Plan Más Seguridad se detuvo a una inspección. Los agentes Carlos Rivera Cordero y Edison Yépez se bajaron y le pidieron documentos.
Aroca señaló que no estaban haciendo nada malo y se negó a enseñar su cédula de ciudadanía, según la misma denuncia. Ante la negativa lo golpearon y lo tiraron al balde de la camioneta, mientras sus amigos y una señora de avanzada edad solicitaron a los policías que no se lo llevaran por cuanto no era ningún antisocial. Los uniformados expresaron que se lo llevaban por 'resabiado'. Luego lo torturaron y fue asesinado en un lugar despoblado, en la parte posterior del estadiode Barcelona. Rivera, jefe de patrulla, (quien tiene dos juicios por asesinato) fue quien disparó. Una semana después se halló su cadáver. "Recibió un disparo por la espalda, luego que lo torturaron", señala Perla Aroca, madre de la víctima, quien denunció el caso al Comité de Defensa de los Derechos Humanos. El juicio 78-2001 se tramita en el Juzgado Quinto de lo Penal del Guayas. (CHM)




ENTREVISTA
Nebot: la sanción al delincuente no implica el irrespeto a sus derechos humanos

El alcalde de Guayaquil, Jaime Nebot Saadi, encabeza el proyecto de "Más Seguridad" encaminado a reducir los índices de violencia del puerto principal. La participación de la Policía Nacional y el apoyo de las cámaras de Industria y Comercio son claves en este proyecto.
"La sanción al hampón no implica el irrespeto a sus derechos humanos.... implica el respeto a la ley y la garantía de los derechos humanos de todo el mundo, incluyendo al delincuente", opina el alcalde de Guayaquil, Jaime Nebot, al analizar el trabajo conjunto entre la Policía y la Municipalidad, en el control de la delincuencia.
"No he sabido que, al menos en Guayaquil, la Policía irrespete los derechos humanos en el combate a la delincuencia, y si hubiese un caso concreto se plantea y analiza y de haber razón se sanciona", dice el funcionario, quien ejecuta el plan "Más Seguridad", conjuntamente con la Policía Nacional. Con Nebot se analizó la participación policial en el abatimiento de los delincuentes y los reclamos de los organismos de derechos humanos sobre los mecanismos de exterminio.

¿Cree que los resultados del plan Más Seguridad han reducido los actos de violencia y delictivos de Guayaquil?
Soy un permanente insatisfecho, hasta con mi labor, porque siempre creo que puedo hacer las cosas en mayor volumen, y mejor. De manera que los logros no me producen sueños sobre los laureles.

¿Pero se han reducido o no los actos de los delincuentes contra los ciudadanos?
Hemos reducido los niveles de delincuencia a 50%, pero el resto de ese porcentaje que todavía queda, es intolerable aún, y tenemos que luchar contra él, quizá, de manera más drástica, porque se trata de los delincuentes más avezados. Por eso funcionan las recompensas.

¿La captura o el abatimiento de los hampones continúa?
Tengo noticias, no confirmadas aún, de que un séptimo de los delincuentes más buscados habría caído preso.

¿Cuántos quedan aún sin apresar?
De los diez, quedan tres.

¿Y las recompensas... están funcionando?
Así es, estamos atacando, en forma conjunta, los sectores en donde llegan los carros robados y los desarticulan para vender sus piezas; estamos tomando precauciones para modificar las disposiciones municipales y exigir a los talleres mecánicos su respectiva tasa-habilitación y otro requisitos que deben cumplir para que no reciban carros robados.

¿Se cuenta con el equipamiento necesario, tanto de la Policía Nacional y especializada como de los municipales?
Estamos equipando al GOE, GIR y GAO, con chalecos, cascos y vehículos. Día a día luchamos junto a la Policía, que ojalá el Gobierno la apoye como debe ser, moral, económica y técnicamente, en esta batalla que es interminable.

Organismos de derechos humanos han reclamado la forma cómo se extermina a los delincuentes, esto es, sin dar detalles de cómo fallecieron. ¿Qué opina?
Que yo haya sabido, no hay ningún motivo para ese reclamo; la sanción al delincuente no implica el irrespeto a sus derechos humanos.... implica el respeto a la ley y la garantía de los derechos humanos de todo el mundo, incluyendo al delincuente.

¿Se ratifica que los delincuentes han sido abatidos por la Policía?
Hasta donde conozco, y lo conozco bien porque así lo dicen los partes policiales, en el caso de los delincuentes abatidos, lo han sido por la Policía Nacional en acción y respondiendo con proporción, y esto es lo importante más allá del tino y de la lógica, a las agresiones de la que son víctimas los uniformados.

¿Conoce si la Policía irrespeta los derechos humanos?
Me gustaría que las instituciones de DDHH investigaranlos derechos humanos de los policías muertos y de sus familias. No he sabido que, al menos en Guayaquil, la Policía irrespete DDHH en el combate a la delincuencia, y si hubiese un caso concreto, se plantea y analiza y, de haber razón, se sanciona.

¿No hay cuerpos extraños en el control de la seguridad en Guayaquil?
Eso sería otro tipo de delincuencia, y en mi formación esa situación es absolutamente inadmisible. (AM)



Muchas manos en los procesos penales

El Código de Policía señala penas mayores, como tortura y asesinato, con la condena máxima

El ministro Juez del IV Distrito de Policía de Guayas, coronel Patricio Adhathi, dice que tanto policías como militares y de Comisión de Tránsito del Guayas (CTG) gozan de fuero de corte y son sancionados de acuerdo con los delitos agravantes y atenuantes.
Así, los miembros del orden son sometidos a investigaciones por agentes especializados, que se encargan de recabar testimonios y evidencias del delito cometido. El proceso transita después por sorteo a un juzgado del distrito y pasa a órdenes del ministro juez, el cual se encarga de evaluar la infracción y finalmente dictamina la sanción o pena estipulada en el Código de Policía o el Código de Procedimiento Penal, para casos menores.
Para oficiales de alto rango, el proceso lo maneja el presidente del distrito (máximo juez), quien sentencia los casos de abuso de facultades, extorsión, tortura y asesinato.
Por delito de extorsión, la reclusión es de dos a cinco años. El abuso de facultades, los reclamos formales, la falsificación de documentos, los despachos adulterados y la mala fe policial, se castigan de tres meses a dos años de reclusión y de seis a nueve años, respectivamente. El Código de Policía señala penas mayores, como tortura y asesinato, con la condena máxima: 12 a 16 años. Por su parte, el Juez Tercero de lo Penal del Guayas, Reinaldo Cevallos Cercado, manifiesta que uno de los problemas en el sistema judicial es la falta de dominio que algunos jueces tienen de la legislación.
Afirma que los procesos no se impulsan muchas veces por la presión de los medios de información, por personas con poder económico o político, por los abogados que ejercen la defensa, la policía o por superiores de los departamentos del poder judicial.
En la tramitación de un proceso penal, intervienen muchas 'manos' con distintos propósitos. Los jueces impulsan el juicio hasta lograr que las distintas etapas del sumario lleguen a la culminación decisiva, es decir, cuando el Tribunal Penal dictamina sentencia.
"En los juicios nos enfrentamos a la corrupción, ya que si se cometen actos menores, corremos el riesgo de la destitución, remoción, amonestaciones, suspenciones de cinco a diez días y multas de 10 al 50% del sueldo base", argumenta. (CHM)


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