Cartas al Libertador

 

Boletín de un libre pensador
Año I – Nº 26 Septiembre 2001

De pronto...se desnudó la civilización

Fuera del espectáculo mediático, de la velocidad satelital de la CNN... La realidad virtual dejo de ser virtual para ser más real. No era un juego de nintendo, era real. Llovían aviones. 

Esa es la civilización que hemos construido... El reino absoluto del poder. El poder de los fuertes, el poder de los débiles. El poder de las transnacionales y de los Complejos Industriales Militares con sus cortesanos tecnocráticos y sus ángeles de muerte con vuelos sigilosos que evaden los radares. La humanidad entera presa en el campo de concentración del poder y su ejercicio jerarquizado. 

Fuera de las marquesinas asistimos a un ejercicio más del poder, esta ves como respuesta pero igualmente poder. El poder fundamentado en la violencia, su hermano siamés. 

Hoy el lobo herido demanda ejercicio del poder, retaliación lo llaman los racionales analistas de los medios, mañana una nueva respuesta será denominada contraataque. Lo cierto es que Marte nos golpea la puerta. 

Es el mismo poder que ejerce el varón para conquistar a una hembra o que una hembra ejerce al conquistar a un varón. El mismo poder que arremete contra una mujer o un niño indefenso. El mismo que nos autoriza a maltratar a un perro o matar por placer a un animal. El mismo poder que aplican los organismos internacionales para imponer al mundo una política de hambre. El poder que excluye, que subordina, que silencia, que reproduce una cadena de horrores. El que aplica una madre frente a su hijo y el hijo al niño débil de  la esquina. El poder del Estado, el poder militar, el poder paternal, el poder matriarcal, el homo centrista, el eurocéntrico, el etnocéntrico, el poder del terror. El mismo poder del sacerdote que nos condiciona el perdón a la confesión de los pecados. 

Cuántos muros de Berlín deberán caer, cuántos Trade Center, cuantos Pentágonos, cuántos Jerusalén, cuantos Hiroshimas, cuántos Bergenbelsen, cuántos Viet Nan , Koreas, Guatemalas, Granada, Panamas. Cuántas Bases en Manta y cuántos F111 se construirán antes de ver que se derrumbe esta civilización del poder. 

Yo sé que quienes murieron en el infierno del Trade Center no tuvieron tiempo para mostrar la otra mejilla, no pudieron pensar siquiera por que razón morían, sus gritos eran de terror y el miedo nos roba el tiempo. Pero en nombre de ellos hoy... En su memoria los señalo... Señalo a todos y cada uno de los que ejercen el poder,  donde quiera que estén... Os digo, está es la civilización que hemos construido. Sin razón pura y sin evolución del espíritu humano, sin analogías metafóricas, sin historia, sin siglo de las luces ni medioevos de oscurantismos, sin espejos donde vernos. 

Me niego ha hablar de terrorismo, sea este de Estado, religioso, de causa. Me niego ha hablar de fundamentalismos, de retaliaciones y de orgullos nacionales heridos. Me niego a recordar la tragedia. Me niego a los golpes de pecho y a las oraciones para que descansen en paz. Los cadáveres del Trade Center, del Pentágono, los pasajeros de los aviones y los suicidas secuestradores, todos ellos victimas del poder, deberían quedar insepultos, como banderas que nos recuerden la barbarie que llamamos civilización. Me niego a pensar en las respuestas. 

Hoy solo nos resta desgarrar vestiduras por la PAZ. 

PAZ en Medio Oriente, en Afganistán. PAZ en Colombia y en Chechenia.
PAZ en los EEUU. 

Recuerdo una frase de  A. Neto que decía
“ Crear...crear, crear amor con los ojos secos.. Crear, crear.