Cartas al Libertador

 

Boletín de un libre pensador
Año I – Nº 45 Diciembre 2001

Una vez más... 

Llegó desde Argentina, las primeras noticias nos hablaban de saqueos, una población enloquecida había perdido toda referencia civilizatoria y se lanzaba a las calles a tomar lo ajeno, no faltó el periodista que hizo el comentario de que  se trataba de una cierta fiebre navideña, lo cierto es que sucedió otra vez.

Cayó de la Rua, como cayó Alfonsín, Bucaram y Mahuad, Color de Melo, la lista de presidentes derrocados, en el periodo más duradero de la democracia en el región, se alimenta continuamente. No obstante, nos dicen que,  la democracia como sistema, procesa, asimila y se consolida, cada uno de los levantamientos ciudadanos que derroca un presidente es epilogado por la frase: en bien de la continuidad democrática. Historias tan parecidas que se asemejan a copias con papel carbón, medidas económicas – levantamiento – derrocamiento presidencial – salida desde el Congreso.

Apresurados analistas salieron a escena asegurando que la caída del mandatario argentino obedecía a “lo que se dejó de hacer”, que el modelo neoliberal se fracturaba desde lo político, que los avances dados en la economía no encontraban sustentos en el enmarañado y anacrónico sistema de partidos, que el fracaso de la convertibilidad obedece a los pequeños detalles que no se cumplieron. Es decir, el paciente muere por no haber cumplido al detalle las recetas de los médicos... Me pregunto que dirán los argentinos de estas sabias palabras.

La Argentina es el escenario donde “las sugerencias” de los organismos internacionales se aplicaron con toda su intensidad. Las privatizaciones no dejaron “piedra sobre piedra”, se jugaron con todas las fórmulas monetarias que la  farmacología fondo monetarista tenía en su arsenal, desde la hiper inflación hasta la convertibilidad, pasando por la eliminación de ceros en la moneda, la economía argentina se la transformó en una puerta giratoria donde nadie sabía quién estaba afuera y quién adentro, la extroversión en todo su esplendor... Y sin embargo, fracasó.

Hoy solo resta decir, a manera de argumento defensivo, que aún restaban pasos que dar y que no se aplicaron todos los componentes químicos en las recetas.

Los especialistas económicos tienen hoy mucha tela que cortar y no tardarán los best seller que nos iluminarán sobre lo que se dejó de hacer, ya veremos las perchas de los supermercados saturarse de los más variados títulos que competirán libremente con las fundas de papas y los desodorantes en los displays. Pero lo cierto es que:

Tal parece que con Salvador Allende se terminaron los presidentes que mueren en Palacio defendiendo su régimen, hoy los ejecutivos calientan los motores de sus helicópteros cada ves que se alistan a  firmar un decreto.

Los levantamientos ciudadanos se truncan, se detienen y tienden a legitimarse en el marco institucional trazado, es por ello que el Congreso Nacional resulta ser el dirimente en última instancia... Por ello todos estos procesos concluyen robusteciendo al sistema democrático neoliberal.

Todas las respuestas ciudadanas adolecen de instrumentos, se escapan a la organización partidaria. Son respuestas espontáneas y no concluyen articulando una propuesta organizativa que vertebre una continuidad, no existe un proyecto ni una agenda. Su existencia es efímera y se consume en las puertas del Palacio Presidencial... Por ello, los argentinos como los ecuatorianos y los brasileros sentirán el amargo sabor en la boca que deja: el todo siguió igual, solo se incrementó la lista de prófugos.

El modelo neoliberal continúa aplicándose en rigor, en toda la región, no sustentado por la fortaleza de sus resultados sino por que no existe nada que lo reemplace. Así escribiremos el anecdotario de los UNA VEZ MÁS...