Cartas al Libertador

 

Boletín de un libre pensador
Año I – Nº 50  Enero 2002

 Entre wipalas y charretaras

          A dos años de la Revolución del Arco Iris, mucho se ha dicho sobre el levantamiento popular que derrocara al régimen de Jamil Mahuad y también mucho ha quedado definitivamente en los expedientes clasificados como confidenciales.

          Coincido con tantos al considerar el 21 de Enero del 2000 como un momento de altísima significación y hoy estoy más convencido que ayer. Las imágenes que sorprendieron al mundo fueron inicialmente archivadas con los recuerdos del levantamiento militar de Portugal (la revolución de los claveles) y el “primerazo” de Enero Zapatista. Significaciones que escaparon del entendimiento de sus protagonistas.

          Hoy, a la luz de los acontecimientos en la Argentina, podemos contar como elemento de reflexión el hecho de que la protesta popular ha sido incorporada en el escenario de disputa de poder de los sectores que ostentan el poder como un mecanismo de relevo. Tanto en el 5 de Febrero como en el 21 de Enero, como en el actual cacerolazo argentino, “el desborde” popular concluye en el relevo de mandatarios que han agotado su gestión entre salvatajes y corralitos  bancarios. El modelo continúa, no solo como matriz económica sino también como sistema de dominación, la correlación de fuerzas se mantiene y la democracia continúa encerrada en una continuidad institucional.

          Si observamos a los protagonista centrales del 21 de Enero del 2000 en el Ecuador luego de dos años, podemos afirmar que la institucionalidad ha triunfado. Antonio Vargas, dirigente de la CONAIE de entonces, hoy se perfila como candidato a la Presidencia de la República, incluso los rumores señalan la posibilidad de una alianza con el empresario costeño Alvaro Novoa para consolidar sus opciones. La misma organización indígena se presenta atravesada por esta posibilidad, defendida por un sector,  otro que respaldaría la gestión de Luis Maldonado como actual Ministro del Gobierno de Gustavo Noboa y otros sectores que plantearían la independencia. La institucionalidad como candidatura o como Ministerio transformada en protagonista central divide hoy a la CONAIE.

          El Coronel Lucio Gutiérrez recibió a manera de regalo de cumpleaños la legalidad de su organización partidaria: La Sociedad Patriótica 21 de Enero, más temprano que tarde se insertó en el contexto que él proscribió en su discurso insurgente al tomarse el Congreso Nacional... Hace dos años acusó a los Partidos Políticos de la debacle nacional, los acusó de cómplices de la corrupción y de corruptos, hoy es Partido Político legalmente registrado. Salió de la Institución militar para insertarse en la Institución Partidaria.

          El eje indígenas – militares que se simbolizara en esa fusión sui generis de la estrella del coronel y la wipala india se rompió la misma madrugada cuando entregaron el poder a Gustavo Noboa en nombre de la estabilidad y la continuidad democrática.... La Institucionalidad democrática.

          Si nos abstraemos de la dimensión de las significaciones y de los simbolismos el 21 de Enero concluye en un relevo de mandatario, salió Mahuad (quien ingresara al Palacio de Carondelet montado en el burro del fraude, precio que pagó y pagó bien a sus cómplices y artífices) y entró Gustavo Noboa quien entre payasadas y cantinfladas oculta mejor y más eficazmente los deslices económicos de un sector que ha monopolizado y controlado al Estado para transformarlo en el mejor de los instrumentos de captación y concentración de riquezas.... Institucionalizando la corrupción y la pobreza.

          Mientras los protagonistas, encerrados en el cálculo electoral, marcharon por sendas distintas en las calles de Quito conmemorando la fecha, el 21 de Enero continúa cocinándose a fuego lento entre gases, allanamientos universitarios, heridos y asesinados, entre quienes no se han institucionalizado... Continúa en la Plaza de Mayo entre cacerolas, bombos y pitos.