Martha Moncayo G., LA HORA
Ecuador está catalogado por organismos internacionales como uno de los
países con mayores niveles de desigualdad social en América Latina,
que de por sí es la región más inequitativa del mundo.
Mientras en otros países de menor desarrollo la pobreza es resultado de
la falta de recursos o un limitado crecimiento económico, en el Ecuador
la alta incidencia ante todo es un reflejo de las grandes diferencias
sociales entre ricos y pobres.
Esta situación debería impulsar a que el gasto social intentara
mejorar la calidad de vida de los sectores sensibles para que puedan dar
el salto cualitativo que en el futuro reduzca la iniquidad existente.
Realidad Contraria
Pero esta no ha sido la historia que se ha registrado en las estadísticas
de la última década en lo que se refiere a salud, educación y otros
componentes sociales.
Los programas del frente social presentados por el Gobierno deben tener
una incidencia directa sobre las condiciones de vida de la población de
bajos recursos por dos razones: primero, porque proveen de forma
gratuita o subsidiada servicios que mejoran la calidad de vida y reducen
la pobreza. La segunda es que la contribución se vincula a la
capacitación del capital humano. Este último punto no solo ayuda al
desarrollo social sino que apoya al crecimiento económico a mediano y
largo plazo.
Según estudios recientes de la Comisión Económica para América
Latina y el Caribe (CEPAL), Ecuador tiene un gasto social per cápita
comparable o inferior al promedio latinoamericano y su evolución a
partir de 1980 ha sido desfavorable en comparación con otros países de
la región.
En la serie de la reducción de la pobreza del Programa de las Naciones
Unidas para el Desarrollo Sostenible (PNUD), a mediados de la década de
los 90, nuestro país destinaba 108 dólares de gasto social por
habitante mientras que la media de Latinoamérica era de 202 dólares.
De cara al nuevo milenio
Los primeros años de este siglo no han mostrado una mejora en la
situación según datos presentados en el libro "Pobreza, Empleo y
Equidad en el Ecuador: perspectivas para el desarrollo humano
sostenible. Del 2000 al 2002." El porcentaje del producto interno
bruto (PIB) destinado para la educación se ha mantenido en 2.9 por
ciento (unos 550 millones de dólares) . Esto representa un descenso de
casi un punto en comparación con 1999.
El sector de la salud presenta la misma situación al mantener un
promedio de 1 por ciento en lo asignado del PIB en este periodo de
tiempo.
Para este año la situación no se proyecta con mejoras si se toma en
consideración que lo presupuestado por parte del Estado para el área
social en la mayoría del frente social ha sufrido una disminución de
porcentaje en lo referente al año pasado. En el caso de Educación
desciende en 0.13 por ciento.
El gasto social según los programas
La pregunta que aparece es: si no ha existido un incremento en el
presupuesto del gasto social cómo se puede mejorar la situación actual
para no quedarnos como la última década. Donde no solo somos de los últimos
del cuadro, sino que no ha existido mayor incremento.
Según el estudio "Eficiencia y Equidad del Gasto Social en
Ecuador" realizado por el Instituto de Estudios Sociales (IES) y el
Sistema Integrado de Indicadores Sociales del Ecuador (SIISE) hasta el año
2002, existen programas que realmente llegan a quienes más lo necesitan
y otros que pierden el rumbo del asistencionalismo al beneficiar en
mayor porcentaje a los sectores mejor acomodados del país
Los que pierden el rumbo
Si empezamos por la educación, el apoyo que el Gobierno brinda a las
universidades privadas del país se divide en un 1 por ciento de los
dineros para el 30 por ciento más pobre de la población, mientras que
el 83 por ciento de lo asignado llega a ese 30 por ciento acomodado.
En salud también existen entidades que están creadas para ayudar a la
población sensible, pero si vemos el caso del IESS no es así. Aquí el
30 por ciento de la población más rica recibe el 58 por ciento de los
beneficios del Seguro Social. Y quienes se encuentran en la punta
contraria reciben tan solo el 6 por ciento de los beneficios.
El caso de los servicios de salud de las Fuerzas Armadas es similar.: 44
por ciento de los beneficios van al 30 por ciento más acomodado.
Los programas de alimentos gratuitos del Ministerio de Bienestar Social
también muestran un alto nivel de filtración si se estima que el 60
por ciento más sensible de la población tan solo recibe el 23 por
ciento de lo asignado por el Gobierno para estos proyectos.
Ahora, si se llega a subsidios de mayor espectro como el gas y la
gasolina los resultados son menos favorables. En el caso del gas doméstico,
de lo que el Estado da para subsidio solo el 15 por ciento de esta
cantidad llega a ese 30 por ciento de pobres. Mientras que casi la
tercera parte más rica de la población se ve beneficiada con el 46 por
ciento de este capital.
La Gasolina maneja estadísticas más extremas, el 50 por ciento más
pobre de la población solo se ve apoyada con un 2 por ciento del
subsidio de la gasolina. Por el contrario el 10 por ciento más rico del
país percibe el 69 por ciento de este "gasto social" del
Gobierno.
Programas para seguir apoyando
No todos los programas del Gobierno están en extremo mal focalizados
aunque sí existen márgenes de filtraciones.
Un caso en donde se ve que sí hay un buen enfoque hacia quienes lo
necesitan es el sistema de educación primaria fiscal. Aquí el 50 por
ciento de la población que se encuentra en la parte de abajo de la
escala recibe el 72 por ciento de lo destinado para este beneficio.
En salud se debería dar mayor impulso al Seguro Social Campesino, por
los resultados que presenta. Hasta el 2002, destinaba el 65 por ciento
de los beneficios al 50 por ciento más sensible del total de la población.
Opinión del Ministro de Bienestar Social
Patricio Ortiz, ministro de Bienestar Social, admite que la media de
gasto social en el Ecuador es muy vulnerable, pero aduce que el ingreso
per cápita del país no es comparable con los de otros países de la
región.
Es así que los indicadores macroeconómicos de nuestros vecinos de la
región pueden mejorar. El Jefe de Cartera recalca que este no ha sido
el caso nacional en el último decenio.
Aunque conoce que organismos como Unicef mantienen que el gasto social
del país no ha tenido una buena evolución, dijo que sí ha existido
mejoría en direccionar dineros hacia el sector social.
Para él si nos enfocamos en nuestra realidad y no en términos de
Latinoamérica sí ha existido una mejoría al destinar mil 690 millones
de dórales para el sector social, pero esta suma también se enfrenta a
un aumento en la masa social que requiere de apoyo
Considera que se deben tomar en cuenta tres problemas ante los que se
enfrenta el sector social para mejorar la inversión que se realiza en
esta área. Primero que no se logra mejorar los ingresos del Estado que
se mantienen en alrededor de las 7 mil millones de dólares con los
mismos componentes. Segundo, la calidad de gasto al momento no es lo óptimo.
Y por último, el presupuesto nacional tiene un impacto muy fuerte con
la masa salarial que bordearía el 28 por ciento.
Otra medida que para Ortiz ayudaría a enfocar de mejor manera el gasto
social es sincerar la línea de pobreza.
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