POR LA SEGUNDA INDEPENDENCIA
Coronel Lucio Gutiérrez

Cuadernos para la Emancipación Nº 22

– ¿Cómo se da la relación del ejército con el movimiento indígena y con el pueblo ecuatoriano?

– La historia de la relación entre el ejército, los indígenas y los sectores populares tiene por lo menos unos 25 años. El ejército ecuatoriano realiza un trabajo que se llama "Apoyo al desarrollo". Es decir, dedicamos una serie de obras para beneficio de las clases más desposeídas. Yo mismo, como ingeniero civil que soy, he realizado muchas construcciones, casas comunales, hemos hecho trabajos para conducir agua a las comunidades indígenas, hacia los sectores populares. Todo esto ha obrado un gran acercamiento con los sectores populares y con el sector indígena en particular. Por otro lado, el ejército ecuatoriano está integrado por gente de clase media y gente, sobre todo en el sector de tropa, que viene de los estratos populares, inclusive hay indígenas que son soldados, cabos, sargentos, dentro de nuestro ejército. Además, en nuestras academias militares se dan materias como, por ejemplo, Realidad nacional, Teoría del desarrollo económico, Sociología, Psicología, materias que a uno lo involucran con la realidad nacional. También debemos tener en cuenta el hecho de que las dictaduras militares fueron muy tranquilas, no hay denuncias de matanzas, secuestros ni desaparecidos. A tal punto que a la dictadura militar le llaman en el Ecuador "dictablanda". Todo esto hizo que las Fuerzas Armadas del Ecuador sea una de las instituciones de mayor credibilidad, de mayor simpatía, inclusive por sobre la Iglesia. En las encuestas ha llegado a una aceptación por parte de la población ecuatoriana de más del 70%. (...)

– Dentro de sus objetivos se manifiesta la oposición al Plan Colombia.

– Nosotros hemos mencionado nuestra oposición tenaz a que el Ecuador se involucre en el Plan Colombia porque pensamos que es una matanza innecesaria, un genocidio, lo que se va a realizar en Colombia. El problema del narcotráfico, en nuestro concepto, al ser un problema de tipo social y económico debería recibir una solución de tipo social y económica, no una acción militar. Segundo, creemos que, como todos los pueblos, Colombia tiene derecho a su autodeterminación. El Ecuador podría colaborar para que el problema se solucione de manera pacífica, respetando el principio de no intervención y de autodeterminación. Podríamos ser parte de un conjunto de países que garantice un proceso de paz en el que se comprueben, inclusive en el sitio, las mutuas acusaciones que se realizan. Dicen que las FARC tienen vínculos con el narcotráfico, bueno, habría que comprobar en el sitio. Se dice que las Autodefensas Unidas de Colombia son un brazo armado del gobierno colombiano, pues habría que comprobar en el sitio. También hemos hecho llamados para realizar una movilización de conciencia a nivel mundial para parar el Plan Colombia y para sentarle a los Estados Unidos a conversar. Si –como ellos dicen– el objetivo central es terminar con el narcotráfico, hay otras formas.

Nosotros creemos que el Plan Colombia apunta a terminar con el movimiento revolucionario colombiano y, una vez ubicados ahí, neutralizar los movimientos revolucionarios de toda Latinoamérica, como son los indios, los campesinos, los intelectuales y los militares nacionalistas y patriotas, que estamos aportando ideas para solucionar los problemas sociales, políticos y económicos fuera del neoliberalismo. Hacia allá creemos que se encaminan los Estados Unidos y no a terminar con el narcotráfico.

También, como se acerca el asunto del ALCA para el 2005, ellos quieren llegar en una posición geoestratégica, geopolítica y geoeconómica ventajosa con respecto a sus otros adversarios económicos, como Alemania o el Japón, porque si la situación se mantiene como está ellos no van a tener el control. Terminando con los movimientos revolucionarios y neutralizando los movimientos sociales, entonces ellos consolidarían su hegemonía política, económica y militar en el continente americano y entonces el ALCA no tendría ningún obstáculo.

Los problemas adicionales para el Ecuador se dan en la zona fronteriza, donde ha disminuido la actividad económica con Colombia, ha disminuido el turismo, han aumentado la delincuencia y los problemas sociales. Y por eso hemos manifestado nuestra oposición y por eso nos persiguen y nos están hostigando permanentemente.

– ¿Cuál es su concepto de la revolución cubana?

– Cuba es un ejemplo de resistencia para todos los pueblos del mundo. Basta mencionar que en Cuba no hay analfabetos y ver cómo está la medicina y el sistema de salud en Cuba.

– La unidad latinoamericana es el objetivo final del movimiento, ¿cómo se va construyendo esta unidad?

– Yo siempre digo que la integración latinoamericana es algo que tiene que darse. Es como botar un objeto, el objeto tiene que caer. Pasarán cuatrocientos o quinientos años pero en algún momento nos vamos a unir. La integración tendría que empezar reconformando la Gran Colombia. Nuestro aporte tendría que ser el de ganar tiempo al tiempo. No esperar los cuatrocientos años, sino tratar de hacerlo ya, para empezar a gozar nosotros de los beneficios de la integración.

Yo creo que los procesos como el Mercosur o la comunidad andina de naciones son pasos hacia adelante, pero pasos muy pequeños, porque se trata de una unidad de tipo mercantilista y lo que nosotros pretendemos va mucho más allá. Nosotros hablamos de una integración política, económica, militar, social. Realizar los sueños de Bolívar, de San Martín, de Artigas. Lograr tener una sola patria que comience en el Río Grande y termine en Tierra del Fuego. ¿Cómo lograrlo? Primero, apuntalando gobiernos como el de Chávez, ojalá la tendencia nuestra también triunfe. Desde ahí ir apoyando los movimientos que hay en Latinoamérica. Esto nos da mayor fuerza, porque sabemos que no somos los únicos que estamos luchando. Eso a uno lo alienta. (...)

– Se menciona el papel del ejército en este proyecto popular y de unidad latinoamericana, pero la situación del ejército no es igual en todos nuestros países.

– Habría que ir tomando contacto con los militares, en principio con los que están en servicio pasivo y luego tomar contacto con los que están en servicio activo. Porque los militares no son enemigos de los movimientos progresistas y viceversa. Lo que pasa es que los han alienado. A los ejércitos de Latinoamérica nos metían en la cabeza que los estudiantes son enemigos de la nación, que los indígenas son enemigos del Estado, que los trabajadores son enemigos... Entonces, ante un paro o un levantamiento, salía el ejército. Así nos alienaron, así nos instruyeron. Y es difícil romper ese sistema desde adentro. Algunos militares cuando han ido al servicio pasivo se han dado cuenta, pero ha sido tarde. Hay que tratar de dar conferencias en las academias de formación de los militares, tener reuniones, discutir estos temas, que no son ningún tabú. En definitiva, tenemos el mismo objetivo, los militares quieren lo mejor para su país y los movimientos progresistas también. Sino que, simplemente, estamos por caminos distintos y, entonces, estos títeres del neoliberalismo logran dividir al pueblo del ejército. La diferencia entre las fuerzas armadas del Cono Sur y las del Ecuador, es que en el Ecuador los militares se han sacado las vendas de los ojos. Pero los militares no son enemigos del pueblo, están alienados, están adoctrinados.

Para finalizar, creo que los pueblos de América Latina estamos en un escenario similar al de 1800, el período de nuestra independencia. Estamos viviendo un momento histórico, es nuestra obligación darle dirección para consolidar la segunda y definitiva independencia.