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El líder de ERC defiende el diálogo con ETA «para conseguir la paz»·
El secretario general de ERC se reafirma en la necesidad de hablar con la organizacion armada
Enero de 2004

El secretario general de Esquerra Republicana de Catalunya, Josep-Lluís Carod-Rovira, confirmó ayer que ha mantenido recientemente una reunión con la dirección de ETA, pero negó la intención que le atribuía el diario «Abc» de buscar un pacto para que la organización no actuara en Catalunya. Según explicó a lo largo del día, su objetivo era «que ETA deje de matar» y para ello intentó «con argumentos políticos» hacerle ver que «por la vía democrática se avanza y todo lo que sea por la fuerza es una imposición». Pese al escándalo levantado, se reafirmó en la necesidad de hablar con ETA.

Josep-Lluís Carod-Rovira tuvo ante sí la oportunidad de mantener una reunión con la dirección de ETA y la aprovechó «porque hubiera sido irresponsable no aceptar hablar si con ello podíamos contribuir a encontrar soluciones de paz». Acudió al encuentro, propuesto por la organización armada, en su condición de secretario general de ERC, aunque era ya conseller en cap (jefe de gobierno) de la Generalitat.
La existencia de la reunión saltó con la publicación en "Abc" de que «Carod-Rovira ultima un pacto con ETA para que la banda terrorista no atente en Cataluña. A cambio, ERC haría una declaración independentista y ofrecería cobertura a la izquierda radical vasca».

El secretario general de ERC compareció ante los medios de comunicación al mediodía, acompañado del presidente de su partido y varios firmantes del «Manifiesto por la paz, el diálogo y la libertad». Confirmó haber hablado con ETA y aseguró que aceptó el encuentro «ante el posible anuncio de una tregua parcial o total». Negó que se hubiera producido ningún acuerdo o pacto, o que firmaran algún documento.

Sí existe, sin embargo, un texto que Carod-Rovira redactó personalmente, que no ha sido debatido en el seno de ERC y en el que «a la vista de la evolución del contacto y la reunión y constatando que no hay un anuncio de tregua», se expresa la posición del partido «en defensa del derecho democrático de los pueblos a la autodeterminación». En el escrito se señala que «desde el respeto, la solidaridad y la voluntad de no injerencia, nos ponemos a disposición de los agentes políticos y sociales vascos, sin excepción, para contribuir, si hace falta, a hacer posible este horizonte de ausencia de violencias, que tiene que reconocer también el derecho del pueblo vasco a la autodeterminación».

«Tenemos el puño abierto. Que nadie piense que va a hacer política aplastando a la izquierda abertzale. Pero tenemos también la mano tendida», resumió Otegi de forma gráfica y entre aplausos.

A continuación, situó las claves en que compromete su colaboración: «Ya se han acabado las disputas partidistas en este país. Hemos visto cómo son los fascistas, hemos visto que no hay futuro con Madrid ni París. Sabemos que tendremos que poner el mayor coste ante los fascistas, y no nos importa si es por los intereses del país, porque nosotros nunca hemos luchado por nuestros intereses», recalcó al final de su discurso.

Anticipó, en este contexto, que la izquierda abertzale «estará ahí en ese setiembre que presentan como la madre de todas las batallas». Y pidió a sus adversarios políticos que «no se pongan nerviosos, porque todavía se van a poner más. No nos van a poner en el monte. Aquí estamos y aquí estaremos».

Otegi participó en la marcha en las filas de cabeza junto a otros mahaikides. La pancarta fue portada por ex concejales o miembros de la ilegalizada plataforma Baga Boga como Josetxo Ibazeta, Iñigo Balda o Maixabel Gaztañaga. Sus identidades suscitaron la atención de los medios de difusión tras el intento de suspensión, basado en la «doctrina Garzón» que prohíbe a miembros de Batasuna estas convocatorias.

Fueron decenas los periodistas que siguieron la manifestación para comprobar qué miembros de la izquierda abertzale participaban y qué proclamas se escuchaban.

En toda la marcha fueron incesantes los gritos de todo tipo, entre ellos los que acusaban al partido del consejero Javier Balza de «español» o «siervo de España». Se escucharon también voces por los presos y los refugiados, por la independencia o en favor de la ikurriña y en contra de la bandera española.

Carod-Rovira ha mantenido en los últimos años diversos contactos con la izquierda abertzale, y en el número 97 de la revista "Elkarri" apuntó que le «gustaría hablar de política con ETA». Según señaló ayer en la Cadena Ser, eso fue lo que hizo en el encuentro, para hacer ver a la organización armada que es por las vías democráticas por las que se consiguen avances. Preguntado por si la reunión sirvió para algo, respondió que «hablar nunca es inútil», aunque «al principio parezca que no ha servido de nada».

Erc, por la libertad nacional y la solidaridad entre los pueblos
(El texto que se reproduce a continuación es, según afirmó Josep-Lluís Carod-Rovira, el único documento que tiene alguna relación con la reunión entre ERC y ETA, y tenía previsto hacerlo público «a la vista de la evolución de la reunión y constatando que no había ningún anuncio de tregua». Comienza con un repaso a la situación actual, a la vista de las próximas elecciones a Cortes españolas y Parlamento europeo y, después, fija la siguiente posición de ERC)

1.- Nos reafirmamos en la defensa del derecho democrático que tiene la nación catalana a decidir libremente su futuro, de acuerdo con el reconocimiento de su derecho a la autodeterminación. Este derecho forma parte de la tradición democrática nacional y el Parlamento de Catalunya ya reconoció explícitamente, en 1989, que el pueblo catalán no renunciaba a él.

2.- Manifestamos nuestra solidaridad con el pueblo vasco, valoramos positivamente las iniciativas emprendidas por el Gobierno Ibarretxe para mejorar su marco de autogobierno y rechazamos la ley de partidos y la ilegalización de formaciones políticas, así como toda forma de hostilidad y de fuerza que penalice el derecho legítimo a la diferencia. Asimismo, respetamos las decisiones que puedan adoptar las fuerzas políticas vascas y denunciamos las injerencias y coacciones del Gobierno español que, lejos de resolver problemas, alargan y agravan el enfrentamiento con las instituciones vascas.

3.- Deseamos que el País Vasco encuentre vías de entendimiento para superar, definitivamente, las violencias que condicionan negativamente el funcionamiento normal de las instituciones y la resolución de las reivindicaciones nacionales vascas por vías exclusivamente políticas, con la esperanza que se llegue a un escenario irreversible de paz y libertad. Desde el respeto, la solidaridad y la voluntad de no injerencia, nos ponemos a disposición de los agentes políticos y sociales vascos, sin excepción, para contribuir, si hace falta, a hacer posible este horizonte de ausencia de violencias, que tiene que reconocer también el derecho del pueblo vasco a la autodeterminación.

4.- Nos dirigimos a los partidos españoles de izquierdas para que se impliquen, activamente, en un proyecto de convivencia democrática para la diversidad de pueblos y culturas del Estado, igualitario en derechos y deberes, para las diversas naciones que la integran. Si la izquierda española quiere la complicidad y la colaboración de los partidos de las diferentes comunidades nacionales para poner fin a la mayoría absoluta del PP tiene que presentar, de manera coherente, un modelo de Estado claramente diferenciado del que sostiene el PP y alternativo a éste. Este modelo tiene que basarse en el reconocimiento del carácter plurinacional, pluricultural y plurilingüístico del Estado, junto a la defensa de la democracia y el progreso social.

5.- Expresamos el derecho de la nación catalana, la más grande de Europa sin Estado propio, a participar como pueblo en el proceso de construcción europea, con la esperanza que la Unión Europea pueda disponer de una Constitución común, inspirada en los valores democráticos, el reconocimiento de la diversidad nacional, cultural y lingüística y en el fin de las pretensiones hegemónicas de unos pueblos sobre los demás. -

Enero 2004
Josep-Lluís Carod-Rovira

Extraido del diario Gara

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