|
|
|
|
|
Marxismo y dogmatismo: La izquierda y sus errores frente a la cuestión de la violencia
Daniel Bengoechea
|
Una buena parte de las organizaciones trotskystas tienen una política divisionista y antisocialista en relación con la lucha violenta de aquellos pueblos que combaten por su liberación nacional. En particular, esta concepción errónea ha quedado últimamente de manifiesto en las posiciones sostenidas por algunos de mis camaradas del Partido Obrero Revolucionario (POR) de Argentina en relación con el conflicto vasco. En un folleto reciente, firmado por Gamboa y Santana, citando a Marx, Lenin y Trostsky pero sin hacer referencia concreta a ninguno de sus escritos, y asumiendo como hechos incontrastables las imágenes de CNN y otros medios de propaganda burgueses, el POR ha llegado a sostener oficialmente que la destrucción política y organizativa de ETA es una tarea fundamental para aquellos que pretenden construir un partido obrero revolucionario en España y para el forjado de una internacional revolucionaria. Semejante línea política, solo puede conseguir aislar a quienes la sostienen de las masas de trabajadores y activistas que apoyan a los movimientos de liberación nacional, como lo demuestran su fracaso estrepitoso en Euskadi e Irlanda del Norte. La arrogancia de los "revolucionarios" que pretenden dirigir a la clase obrera desde sus periódicos solo consiguió que en aquellas latitudes las ideas socialistas tengan escasa influencia. El POR y quienes sostienen posiciones similares en la cuestión que nos ocupa tratan de encubrir su claudicación de clase proclamando que corresponde practicar una política de apoyo incondicional pero crítico hacia los movimientos armados que luchan por la liberación nacional. Este artilugio semántico les permite proclamar un apoyo teórico al derecho a la autodeterminación nacional al mismo tiempo que invierten mas energías en condenar las acciones armadas de ETA e IRA que en denunciar la represión salvaje de los estados burgueses imperialistas español e inglés sobre los pueblos oprimidos que desean la independencia. Actitudes ambiguas como esta hacen que uno se pregunte si lo que esperan estos grupos es que las organizaciones armadas los consulten a ellos para obtener su autorización antes de realizar una acción. Más grave aun, es el hecho que los periódicos de este tipo de organizaciones trotskystas tratan de sostener sus posiciones presentándolas como basadas en los escritos de los clásicos del marxismo desconectándolas de las practica política de aquellos. De hecho leyendo algunos periódicos trotskystas uno podría llegar a creer que Marx nunca salió de la sala de lectura del British Museum y que en su vida no se involucró en ninguna actividad política concreta. Sin embargo, analizando en detalle la forma en la que Marx y Engels apoyaron prácticamente la lucha violenta de los irlandeses por su liberación nacional y sus escritos al respecto veremos como las ideas de Marx y Engels se contradicen profundamente con las de muchos de nuestros modernos izquierdistas. En los primeros años de su desarrollo político Marx sostuvo que la autonomía de Irlanda llegaría como consecuencia de la destrucción del capitalismo por parte de la clase obrera inglesa. Sin embargo, al final de los 60, en su plena madurez, Marx comenzó a sostener que la liberación de Irlanda era una condición necesaria para el triunfo del proletariado inglés. Este pensamiento estaba basado en tres cuestiones interconectadas que fueron fundamentales para el futuro desarrollo de la teoría marxista de la autodeterminación nacional y su relación dialéctica con el internacionalismo proletario. Ellas eran:
Por su parte Engels visito Irlanda en repetidas oportunidades reconociendo el potencial revolucionario de la movilización de los trabajadores y campesinos de esta nación con el objetivo de conseguir su independencia. Su confianza hacia el pueblo irlandés llego al extremo de hacerlo afirmar; "!Que pueblo! No tienen un centavo que perder, mas de la mitad de ellos no tienen una camisa que ponerse, ellos son verdaderos proletarios y descamisados, y además irlandeses. ... Si yo tuviera doscientos mil irlandeses podría destruir completamente la monarquía británica." Durante los 60 el fenianismo (The Fenian - movimiento clandestino que lucho por la liberación de Irlanda) atrajo la atención de Marx y Engels. En particular, ellos impulsaron el apoyo a la independencia de Irlanda dentro de la primera internacional y apoyaron materialmente al fenianismo. Esto quedo de manifiesto repetidas veces en su correspondencia personal. En el congreso fundador de la Asociación Internacional de Trabajadores, en 1864, Irlanda fue presentada como uno de los países donde la política británica debia ser condenada. En 1866 la Internacional decidió lanzar una campaña en defensa del fenianismo ante los ataques de la prensa inglesa. Y cuando O'Donovan Rossa y otros dirigentes de este movimiento fueron encarcelados encabezó las protestas. En 1867 Marx atacó fuertemente el tratamiento al que eran sometidos los presos irlandeses y en un debate publico defendió el asesinato de un policía durante una fuga de presos independentistas ocurrida en Manchester. El consejo de la Internacional lanzo una campaña en defensa de los fugados y años mas tarde Liebneckt afirmó que Engels protegió a los fugados en su propia casa. Además es bien conocido que Engels realizó importantes contribuciones económicas a los independentistas irlandeses. Por su parte, la Internacional en el congreso de la Haya de 1872 en su resolución sobre el "terrorismo" en Irlanda menciono que "la conducta humana y generosa que caracteriza las acciones generales del fenianismo es, en la mayoría de las circunstancias, una conducta que la mayoría de los revolucionarios consideraría por lejos generosa, si no quijotesca, de parte de un pueblo en rebelión”. Esto es más que interesante ya que en su correspondencia privada Marx y Engels revelaron que no apoyaban los atentados con bombas que realizaban los independentistas irlandeses en Inglaterra en ese momento. Sin embargo, a diferencia de nuestros marxistas contemporáneos, ellos no extrapolaban sus opiniones privadas en posiciones políticas que hubieran tenido el efecto de minar la causa independentista exponiendo las debilidades y vacilaciones de los revolucionarios por medio de la aceptación de la propaganda burguesa. La consecuencia inmediata de la política desarrollada por Marx y Engels respecto a los independentistas irlandeses fue la expansión de la Internacional en Irlanda. Esto nos muestra que la influencia de la ideas socialistas dentro de los pueblos oprimidos que luchan por su liberación se consigue por medio de la involucracion activa y practica de los comunistas en la lucha de estos pueblos y no por medio de abstractas polémicas sobre los déficit ideológicos de sus direcciones. La estrategia propuesta por el POR desde Argentina para los revolucionarios vascos se contradice con la línea defendida por Marx y Engels respecto a Irlanda y se basa en la extrapolación de los conocidos escritos de Trotsky contra el terrorismo individual de los populistas rusos. Sin embargo existe una gran diferencia entre la práctica política de ETA y el MLNV y la de los terroristas indivuduales rusos de comienzos de siglo, e incluso con el más actual terrorismo individual de los fundamentalistas islámicos. Mientras el terrorismo individual consiste en un grupo aislado de personas que desarrollan acciones violentas, el MLNV tiene organismos y trabajo de masas, frentes legales y sindicales, agrupaciones juveniles y de mujeres y un importante apoyo electoral concretado en su nutrida representación de parlamentarios y ediles, participando incluso en la administración de algunos gobiernos locales. Además transferir automáticamente la experiencia de un pueblo a todos los demás no significa ser un internacionalista. Justamente esa es una de los mayores déficit de muchos izquierdistas, cuyo pensamiento eurocentrista no les permite comprender las distintas realidades existentes afuera de su propia introspección teórica. Como decía Lenin sobre Plejanov, ellos niegan el método dialéctico tratando de hallar respuestas a las cuestiones concretas en el simple desarrollo lógico de la máxima general sobre el carácter general de la revolución socialista, envileciendo el marxismo. Por otro lado, al contrario que Trotsky ellos son incapaces de comprender las universales lecciones históricas que muestran que la violencia es una de las tantas formas de intervención política y social y que su validez está dada por su integración dentro de una concepción dialéctica y totalizante de ellas. Para sustentarse, su lógica perversa de que el principal enemigo de la clase obrera vasca es ETA necesita hacer desaparecer toda una realidad, aquella que surge de la sistemática y continua violencia que ejercen los estados español y francés, y de la conculcación de los derechos nacionales y culturales de centenares de miles de vascos. Las expresiones de violencia en Euskadi son el resultado de un conflicto político que nace de la negación violenta de estos derechos. Para defender aquella lógica perversa es necesirio cometer esta omisión. De otra forma es imposible sostener la posición de condenar igualmente la violencia en Euskadi venga de donde venga. Lamentablemente, parecería que el chaparrón sobre lo pernicioso de la violencia de ETA con el que nos inundan los medios de propaganda burgueses y los políticos institucionales ha calado también profundo dentro de sectores revolucionarios. De otra forma no se podría entender que mis camaradas del POR, a pesar de las diferencias ideológicas con el movimiento de liberación nacional vasco, pongan tanto esmero en combatir a ETA. Llegando su esmero a la deformación de la realidad, llamando obreros a los políticos y miembros de fuerzas de seguridad muertos por ETA. Y basando sus posiciones en un supuesto odio de los trabajadores vascos hacia ETA. Sin embargo, la realidad se empeña en negar a mis camaradas. Después de 40 años de vida ETA sigue gozando de plena salud y representando a una amplia parte de los trabajadores vascos. Mientras, nuestros poseedores de la verdad languidecen en el anonimato. Y allí seguirán mientras sigan basándose sus razonamientos en apariencias, cuando bien deberían saber que existe una enorme distancia entre lo aparente y lo real, sobre todo cuando lo real es complejo y contradictorio y lo aparente es simple y formal. |
|