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¡Vamos Boys!
EL GRITO QUE ALIENTA Y EMPUJA TRIUNFOS
Por Teodoro Salazar Canaval
Sport Boys, genuino representante del fútbol porteño, es
el club más querido en el Callao...

Por su origen y nacimiento...reflejado en un profundo espíritu chalaquista y
nacionalista, y traducido por el origen de sus primeros directivos, socios y
jugadores-alumnos del Colegio San José de los Hermanos Maristas-y en una fecha tan ligada
a la historia nacional-28 de Julio-por lo que se dice, con mucha propiedad que el Boys
nació con fragancia a Patria.
Es por ello, sin duda, que muy pronto se metió en el corazón de los chalacos. Y se
convirtió en el engreído de la mayoría. Porque, solamente algunos de los
porteños de antes, seguían fieles a la tradición y a la reverencia ante el club decano
del puerto: Atlético Chalaco.
La rivalidad entre ambos clubes fue inclinándose en igual proporción que los éxitos del
Boys-un club predestinado para triunfar-multiplicaba adeptos en forma vertiginosa. Y
bien puede decirse que el Boys se fugó con sus conquistas sin derrotas del 35 y 37, que
enlazaron sus brillantes triunfos del 36 ante el Combinado "U"-Alianza y la
selección de Sullana, a manera de prueba de suficiencia para que todos sus titulares-a
pedido de la afición y con el respaldo del Parlamento-integren nuestro representativo en
los Juegos Olímpicos de Berlín.
A partir de entonces, la bandera rosada se convirtió, prácticamente en una especie de
estandarte deportivo del Callao. Y nacieron los seguidores como antesala a las
barras que hasta ahora se mantienen y se robustecen con cada gol rosado.
Sport Boys, convertido en verdadero imán de multitudes en el puerto, siempre contó con
el pleno respaldo de la afición porteña.
Quienes hemos vivido en el Callao sabemos, por hermosas experiencias, que ya
desde la víspera de los partidos que disputaba el Boys en el viejo Estadio Nacional, las
"tiras" de los cien barrios porteños hacían planes para viajar a Lima en el
tranvía de tal o cual hora, en un celoso respeto a las costumbres de aquellos tiempos.
Los muchachos de Arequipa Norte-por ejemplo-siempre acostumbraban viajar tres horas antes
del encuentro en que estaba programado el Boys. Y-se descuenta-en mancha...alegrando
el viaje con cánticos y gritos, con el predominio del tradicional ¡Chim Pum...Callao!
La ubicación de los porteños era conocida-al costado derecho de la tribuna
preferencial-y respetada: "Este lugar es de los chalacos y es preferible no
tener problemas con ellos..".
Y conste: no habían palabras de grueso calibre para alertar a los aficionados que
intentaban usurpar el lugar. Simplemente, a coro, se decía lo siguiente en forma
repetida:
"¡Va a llover...! ¡Va a llover...!"
Y era más que suficiente para que los intrusos buscaran otra ubicación.
Poco antes del partido hacía su aparición el "Gordo" Saravia para dar la voz
cantante y sonante a los barristas, con el clásico "hi jip..." que tenía un
"ra" como respuesta. Y luego se agregaba el grito de guerra porteño:
"Chim Pum..." que tenía como eco un sonoro ¡Callao!
De vez en cuando, a manera de matiz, se escuchaba por ahí una voz de aliento: ¡Vamos
Boys! Era la de Don Rómulo Corigliano, que llegó a dirigente-como
tesorero-en los últimos años de la década del 30 y se mantuvo hasta la siguiente.
Ese grito dio
lugar, a posteriori, al nacimiento de la barra "Vamos Boys", fundada el 8 de
Enero de 1966 teniendo como presidente vitalicio a Isaac Latres.
Y valga la oportunidad, ya que hemos citado nombres, para referirnos a algunas personas
plenamente identificadas como hinchas del Boys...con el grave riesgo de omitir muchos.
Porque, bien se dice, por las venas de los chalacos corre sangre rosada...
Al margen de los dirigentes que lo dieron todo sin pedir nada, por el gusto de ver en alto
la bandera rosa del Sport Boys, debemos citar a "Cajamarca" Chávez, Humberto
Rosasco, Hernán Ruiz, Jorge Espinoza, Mignonio Herrera, Pedro Arellán, Delario
Cervantes, Pedro Mendizábal, Francisco Constantino, Augusto Farfán y Enrique Russe.
Es dable señalar que Isaac Lastres se encargó de iniciar-con marcado éxito-los viajes
al interior del país...para alentar al Boys. Y el primer destino fue la ciudad de
Arequipa...
Para aquel partido, disputado en Enero de 1966, Boys necesitaba del aliento de sus
parciales para mantener su condición de invicto. Viajaron, en un omnibus
especialmente fletado, cuarenta simpatizantes. Y el popular Isaac Lastres lo
recuerda así:
"El partido fue muy disputado...pero accidentado. Ganó Melgar, con gol de
penal y fueron expulsados Daga y Cossío. Lo recuerdo perfectamente. Todos los
barristas lloramos de rabia...porque el Boys no mereció perder."
Pero esa experiencia valió para el nacimiento de la barra "Vamos Boys".
Durante el trayecto, comentando las incidencias del partido, surgió la voz de Lastres
solicitando unificación para seguir alentando al equipo porteño. Y el eco tuvo
repercusión...
Al llegar al Callao, en lugar de dirigirse a sus domicilios, se congregaron el en Bar
Gloria, ubicado en la cuadra sétima de la chalaquísima avenida Saenz Peña. Y en
un cuaderno adquirido en la desaparecida librería Adeli-que quedaba muy cerca-se
empadronaron. Ese cuaderno, con el nombre y direcciones de los cuarenta viajeros,
fue la partida de nacimiento de la barra "Vamos Boys".
Su primer presidente-como ya está dicho-fue Isaac Lastres.
Después, un grupo decidió inscribir el nombre de la barra en los Registros Públicos y
prácticamente se dividió.
Posteriormente, se formó otra barra-"Somos Boys"-a imagen y semejanza de la
anterior. Y ello remarca, claramente, que siguen incrementándose los adeptos al
club porteño que, bajo la conducción de Antonio Cuba y "Beto" Levy, retornó a
la división de Honor el año 1990, luego de permanecer dos años en segunda división.
Y lo importante: recuperó el sitial de honor que históricamente le
corresponde.
Mérito de las barras fue seguir al Boys, leal y fielmente, durante su corta permanencia
en segunda división... como muestra cabal, que el cariño a la gloriosa casaquilla rosada
no tiene límites, fronteras ni barreras. Y donde fuere que se presente, siemprese
escucharán voces, a todo pulmón, pronunciando el tradicional "¡Chim
Pum...Callao!" con mucha emoción, cariño, orgullo y reverencia...
O, simplemente, pronunciando estas dos palabras que obligan a quienes visten la casaquilla
rosada a redoblar esfuerzos por la victoria: ¡Vamos Boys!
Tomado del libro "Vamos Boys" por
Teodoro Salazar Canaval
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