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Desde la Ventana de mis Duendes |
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Cada maravilla del universo me emociona. Son nuestros ojos la ventana que nos abre Dios a la belleza del mundo que nos rodea. |
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Si tocamos la tierra de la Patria con nuestras manos sembrando la semilla del amor, la vida nos devuelve cada semilla convertida en parte de la naturaleza. |
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Los que sembramos esa semilla somos propietarios del orgullo de disfrutar la belleza de una flor... |
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Poco a poco... así, sin prisa alguna. Aprende a caminar y nunca corras. Caminando se aprecian más de cerca las rosas.
Las hay a los bordes del camino y son tuyas...todas para amarlas de lejos hasta el día en que encuentres la que te corresponda.
Poco a poco...así, sin prisa alguna para que mires de cerca al semejante y puedas conocer la diferencia entre la risa y la mueca, en los semblantes.
Y mientras tanto yo a tu lado camino para brindarle apoyo a tu conciencia y enseñarte a la vez que hay un abismo separando la prisa y la paciencia.
Poco a poco...así, sin prisa alguna. No se vive la vida en un instante, ni se caminan todos los caminos por qué ande con prisa el caminante.
Es mejor caminar algunas sendas y conocerlas bien en sus detalles.
Poco a poco...así, sin prisa alguna... Llegarás a la meta cualquier tarde. |
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Seis Junqueño |
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Para cumplir su misión en la trova borinqueña el Seis Junqueño reseña las cosas del corazón. En sus notas hay pasión para sembrar sentimientos y asi cantarle al momento más sublime del amor. Sólo requiere un cantor que se eleve al firmamento. |
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A mi abuelo que no olvido le dedico este pregón porque dejó el corazón en ese pueblo querido. Fue su amor correspondido por quien bien lo conoció. La mano siempre tendió en socorro de un amigo. Todo Juncos fue testigo de la vida que vivió. |
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Aunque en San Juan fuí nacido quizás por mero accidente mi madre sembró en mi mente un amor dulce y sentido por Juncos, que fue su nido, por su valle y su montaña, por ese río que lo baña y asi llegué al Valenciano: donde me tendió la mano el jíbaro con su maña. |
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Gracias por estar aquí celebrando el Seis Junqueño; el pueblo puertorriqueño merece cosas así. Dejemos lo baladí, cantémosle a la belleza: porque el alma se embelesa y se afina el pensamiento si la flor del sentimiento florece entre la maleza. |
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