Anécdotas 17
CUENTO # 1
(El primero que hice, el único que he hecho y el último que haré)


Cerebro, allá arriba como siempre, frío, calculador, analítico y pendiente de su entorno. Allá abajo en el pecho estaba Corazón, monótono (haciendo sístole y diástole), recibiendo y botando sangre, sin preocupaciones aparentes, y esperando algún día que su vida fuera menos rutinaria.

Cerebro siempre le decía que siguiera mandándole sangre para poder cumplir con sus funciones básicas, y que latiera más rápido y duro en caso de estrés o de emociones fuertes. Y de vez en cuando le advertía: "cuando haya alguna situación que tenga que ver con mujeres, y fundamentalmente con amor hacia estas, ¡ fresco, yo le aviso ! ".

Y efectivamente, el de arriba, en un momento de alerta, halló a una mujer, la analizó con todos sus sistemas de percepción y encontró en ella a una persona inicialmente tierna, sencilla, de buenos sentimientos, alegre, hermosa. Se podría decir que era una mujer ideal.

Le informó de todo esto a su amigo Corazón, que salió de su rutina y empezó a deleitarse, a degustar y a soñar con las imágenes, sensaciones y demás señales que le enviaba. Cerebro habló con su amigo el Simpático, que le ayudó a Corazón a latir con mucho más fuerza de lo común y así se sintiera más contento. De esta manera, gracias al trabajo más vigoroso de este, a Cerebro le llegaba más sangre y así podía seguir de esta forma, contándole e informándole a su amigo acerca de aquella maravillosa mujer.

Cerebro estaba contento, porque ella le gustaba, le gustaba contemplarla, y estaba complacido por ayudarle a su amigo Corazón. Por su parte este se encontraba supremamente dichoso, la alegría le salía por todos sus lados, tanto como por sus cavidades como por sus paredes, En otras palabras estaba  perdidamente enamorado de aquella mujer. Había encontrado el amor.

Sin embargo, con el paso de los días, Cerebro empezaría a darse cuenta que aquella mujer había cambiado; se volvió pasiva, fría, reservada e inexpresiva.  Definitivamente las cosas no estaban marchando bien. Se lo informó a Corazón  que estaba feliz pero tan feliz, que no le hacía caso, y cada vez latía con más fuerza para mandarle más sangre.

Cerebro le dijo: "no más hombre, no siga, cálmese. De lo contrario ambos nos vamos a estrellar y bien duro". Corazón hizo caso omiso a esta advertencia, y seguía latiendo y latiendo por amor.
Cerebro se daba cuenta cada día más que aquella mujer se iba alejando, se iba yendo. Estaba atormentado y angustiado por ella y por su amigo el del pecho, que definitivamente no reaccionaba.

Tuvo que tomar medidas drásticas; decidió entonces mandarle una señal definitiva, que lo hiciera despertar, pero sabía que le llegaría al alma y muy seguramente le dolería. Esa señal ea de tipo auditivo, y provenía directamente de la voz de ella. Decía en forma clara y concisa: "no te quiero, no siento absolutamente nada por ti".

De repente, ese Corazón alegre, feliz y enamorado, por un instante quedó en silencio. Luego empezó a disminuir lentamente sus pulsaciones. Se quedó mudo, no sabía que decir, estaba completamente destrozado. Quería gritar, quería llorar, quería darse de golpes contra el esternón. Solo deseaba no latir más, solo deseaba dejar de existir.

Cerebro también sufrió, también estaba triste, tanto por ella como por su amigo, que se hallaba totalmente desecho. Cerebro terminaría con dolor de cabeza insoportable y tenaz sobre su lado derecho, que no se aliviaría ni con el más potente de los analgésicos.

Con el paso de los días las cosas no volverían a ser igual, pero tratarían de ser lo más próximo a lo normal, a pesar que quedaría en la memoria de Cerebro y en el alma de Corazón, aquel lindo pero al final doloroso recuerdo.

Por último Cerebro le diría a Corazón: "no se preocupe amigo otro día nos irá mejor a los dos, otro día será".

Dr. Pocho


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