¿Qué es SUR?
SUR es una organización política independiente y autónoma respecto de los partidos políticos, la Iglesia, y de cualquier otra organización.
Lucha por el fortalecimiento de las organizaciones populares: por la dignidad, la democracia, la autonomía, la liberación, la justicia y el derecho a la rebeldía.
No lucha por el poder.
Desarrolla su actividad bajo la concepción de la Educación Popular y entiende que la práctica pedagógica es un aspecto importante de la lucha política.
Realizar una tarea educativa significa poner en práctica una determinada teoría del conocimiento, ya que la acción educativa es en sí misma un proceso de creación de conocimiento. Nuestra concepción metodológica, ésto es, nuestra concepción sobre la lógica interna del proceso de Educación Popular se basa en la Teoría Dialéctica del Conocimiento: partir de la práctica, teorizar sobre la misma y volver a la práctica.
Esta concepción metodológica se liga a una comprensión de que el objetivo principal de la Eduación Popular en América Latina es el fortalecimiento y el desarrollo autónomo de las organizaciones populares.
¿En qué mundo vivimos?
Son tiempos de miseria y exclusión. De sumisión y dependencia.
La máquina capitalista, articulada a nivel mundial, empobrece y mata. Los números de la muerte se contabilizan en cientos de miles. Los números de la muerte son los números de la ganancia, son el saldo de la ampliación del mercado, son la contrapartida de la baja de los costos de producción y la contracara del despilfarro.
La máquina salta por encima de los Estados y los derechos adquiridos. Supera a los Estados incluso en su capacidad para el ejercicio del cinismo. Los conserva sólo para que hagan una cosa: reprimir allí donde los derechos son defendidos.
Quiere convencernos de que la propiedad vale más que la vida y la obsecuencia más que la libertad.
También son tiempos de rebeldía.
La profunda crisis política, social y económica de nuestro país, exige de nosotros un compromiso (histórico, político) para hacerle frente y para abrir caminos en la construcción de un imaginario posible de nuestro pueblo.
En ese empeño se hace necesaria una nueva comprensión y revalorización de las articulaciones y mediaciones que los sectores populares establecen en la intepretación y en la construcción de la realidad. Tan necesaria como el replanteo de nuestras experiencias históricas, de nuestras propuestas, de nuestro proceder político.
¿A quién respondemos?
Las organizaciones populares argentinas y latinoamericanas tienen una experiencia histórica rica y amplia. Tenemos pendiente, todavía, un diálogo sobre ella.
Las organizaciones populares argentinas y latinoamericanas tienen de por medio una historia de represión y de miedo orquestada para ellas y contra ellas.
Su historia nos habla de lo mejor de nosotros. Nuestra capacidad de ser solidarios, nuestra capacidad de pronunciar nuestra idea, de escuchar al compañero, de enfrentar al poder.
Hoy, nuestras organizaciones están golpeadas, sobre todo, por la ausencia de perspectivas, por el cercenamiento de nuestra capacidad de imaginar, por nuestra otra incapacidad, la de hacer política efectiva y autónoma. Nuestra incapacidad de hacer que nuestros sueños de una sociedad libre se plasmen en organizaciones libres, democráticas, revolucionarias.
Nuestras organizaciones están dañadas de falta de imaginación, están dañadas de dogmatismo, de tanto reproducir ese poder que queremos eliminar: el personalismo, el aparato, la consigna autocomplaciente, la dominación de unos sobre otros, las asimetrías.
Nos falta la política en sus varios sentidos: la política como decisión de todos sobre los asuntos importantes; la política como medida acertada para avanzar; la política como expresión de la creatividad de los individuos.
¿De dónde nos agarramos?
(visto el quilombo en el que estamos metidos)
Nuestra militancia es de apoyo a las organizaciones populares, buscando su fortalecimiento, su crecimiento, y su autonomía.
La perspectiva de la educación popular nos permite trabajar de acuerdo a ese objetivo. La práctica, como punto de partida de los procesos de educación popular, y como punto de llegada, nos pone en situación de ubicarnos en el centro de los problemas de las organizaciones populares.
Permite colaborar con los militantes que participan de ellas desde dos puntos: ver cómo podemos ser más lúcidos en el análisis de la realidad en la que estamos inmersos y en relación al proyecto que queremos llevar adelante; ver cómo podemos ser más democráticos en nuestras estrategias para cambiarla.
La Educación Popular (ahora con mayúsculas) es una perspectiva de militancia que sostiene que los conocimientos, las interpretaciones, y la elaboración de políticas, deben hacerse desde los sujetos sociales capaces de enfrentar al sistema político opresor.
El acento de nuestro trabajo, por lo tanto, está puesto en la apropiación y la producción de conocimientos y en la reflexión teórico-programática junto a militantes y organizaciones populares.