Planificar para el cambio: Una nueva propuesta educativa para el Nivel
Medio
La Planificación
educativa, en tanto y en cuanto, está relacionada con las prácticas de los
sujetos en un determinado escenario social, en este caso la escuela, con las
necesidades inmediatas y las formas de participación de estos actores,
constituye por sí misma una actitud política. Y en ella radica su importancia
como elemento de planificación.
Planificar es
cambiar y ese cambio se produce a
través de las prácticas interactivas de los sujetos que participan.
Es importante
como planificador encontrar un método para reflexionar de manera ordenada y
sistemática sobre esas prácticas sociales desde la perspectiva de la
comunicación.
Mi método, que,
en esencia, es una práctica comunicacional de interacción entre los sujetos se
vincula por un lado con las imágenes y
los símbolos (afiches, revistas, videos, música) y, por otro con la lectura comprensiva. Ambas actúan
como generadoras de un pensamiento
autónomo y reflexivo.
La primera práctica
comunicacional, relacionada con el símbolo o la imagen, yo la llamo “Pescando pescadores”;
porque actúa como carnada o enganche que motiva en el alumno la construcción de
sus propias experiencias o realidades
para luego llevarlo a través de su auténtica curiosidad e interés a la segunda estrategia que es la
comprensión lectora. De tal modo que la “información” que recibe de los textos,
ya no es sólo información para ser recepcionada por un lector pasivo, sino por
el contrario es “una práctica comunicacional”, donde el contenido es recibido
por un sujeto activo que decodifica y tiene la competencia lectora necesaria
para poder recodificar y crear su propio concepto u opinión de esa realidad
recibida.
Pero para poder abordar de manera clara y
sistemática esta propuesta, es necesaria la presencia de un sujeto pedagógico colectivo (actores
involucrados en la organización escolar y fuera de ella también) que
interactúen dentro de la organización y además se articule en sus modos de
acción con las instituciones que la atraviesan.
El sentido más
amplio de mi gestión es lograr a través de las prácticas sociales modos de
organización que contribuyan al desarrollo de nuevas políticas educativas
priorizando el área de nivel cognitivo (a través de la actualización o
incorporación de nuevos conocimientos).
Y en un sentido
más específico lograr que el alumno se
acerque al texto y para ello es indispensable contar con el apoyo de una
tarea en equipo: escolar (docentes de todas las áreas) y extraescolar (la
familia).
Desde el punto
de vista institucional, a través de las prácticas comunicacionales, en las que
deben participar todos los actores, es necesario construir un nuevo proyecto educativo, cuyas
pautas centrales no se impongan desde un sentido verticalista, sino que se
propongan democráticamente desde una perspectiva más llana y participativa.
Un proyecto
educativo debe partir de un consenso que establezca:
·
Reformular los
objetivos
·
Actualizar los
currículos
·
Establecer y articular
verdaderos vínculos interdisciplinarios vistos como modos de acción y no sólo de
expresión.
·
Fortalecer el proceso
de enseñanza-aprendizaje dentro de este escenario tensionado y controvertido, a
través de la intervención oportuna del diálogo.
·
Propiciar estrategias
dialógicas, inspiradas en el respeto por “el otro,” que permitan establecer el
encuentro de dos sujetos (docente y alumno) con historias diferentes pero dentro
de un escenario (frame) en común,
lograr que se acepten y se reconozcan
personal y recíprocamente como tales para reducir la brecha generacional,
las distancias culturales y las interferencias de códigos, ideas, gestos y
posturas que de una u otra manera dificultan su acercamiento e interacción.
En mi proyecto
trabajaré con dos prácticas comunicacionales sumamente importantes dentro de la
organización escolar:
a) Relación
docente/alumno→ en el proceso enseñanza-aprendizaje
dentro y fuera del escenario áulico.
b) Relación
mensaje/alumno→ en el proceso de percepción y comprensión que permita señalar como el receptor no
sólo decodifica el conocimiento transmitido y lo reproduce; sino también
demostrar su capacidad para recodificarlo, y valorarlo al punto tal de
desecharlo o incorporarlo a su campo cultural.
Aprender interpretar
mensajes (imágenes, símbolos, textos)
y pensar reflexivamente es
un proceso de retroalimentación recíproca, que se perfecciona con el ejercicio
diario. Pero, a su vez, es relevante destacar que no es un procedimiento aplicable sólo
para algunos estratos sociales,
sino que por el contrario, es un derecho de todos los que están dispuestos a
reconocer que el esfuerzo es necesario para lograr el éxito en cualquier
emprendimiento.
Es
imprescindible concientizarnos de que todas estas reformas deben apuntar a reconstruir nuestra identidad nacional.
Recuperar el sentido de “lo nuestro”
que la globalización y la cultura mediática lo arrastró hacia el olvido.
Para remitirme a
un ejemplo concreto y actual, si comentáramos en una clase de Literatura sobre
la muerte del creador de Patoruzú e Isidoro Cañones, es probable que ni siquiera
despierte en ninguno de nuestros alumnos curiosidad por saber quién era.
Lo que nos lleva
a reconocer que la Historieta argentina y su famosa galería de personajes son
figuras desconocidas para nuestros adolescentes que actualmente se hallan
sumergidos en la matrixmanía traída por la cultura mediática desde USA como un
mercado de consumo masivo, altamente significativo.
Es obvio que resultaría ilógico pretender vivir de espaldas a la
Posmodernidad y a las nuevas tecnologías, pero también sería una postura necia
olvidar todo aquello que forma parte de nuestro acervo cultural.
Muchos
escritores argentinos, sin contar
con el uso de la tecnología actual, con una sutil destreza para manejar el
lenguaje crítico, reflexivo, irónico y humorístico, dieron vida a personajes
inolvidables como Mafalda, quien dejó su presencia en varias generaciones de
argentinos.
Resultaría una
experiencia sumamente interesante y provechosa, volviendo al género de la
historieta, que nuestros jóvenes aprendieran a leer “entre líneas” esas tiras
cómicas que no están tan alejadas de nuestra realidad aún y pudieran compenetrarse así con esa
idiosincrasia tan particular de nosotros, los argentinos. Pero para ello es
necesario que los docentes
busquemos las estrategias adecuadas para lograrlo, debemos rescatar todo lo
heurístico que hay en ellos y tratar de direccionarlos para que alcancen los
objetivos pedagógicos deseados.
De ese modo dejarían, por un momento, de
ser absorbidos plenamente por esa cultura de los medios masivos, comprometida
con intereses foráneos y que poco tiene que ver con nuestras tradiciones y
costumbres.
Es bastante
usual escuchar a nuestros adolescentes, dentro o fuera del ámbito educativo,
referirse a La Argentina como “este país” y no “mi país”. Un término tomado del
mundo de los adultos que los desliga de su compromiso con la Patria; para ellos
claramente la responsabilidad está “en
los otros”.
Muy difícilmente
estos jóvenes actores, que hoy viven atomizados dentro de una cultura mediática,
que focaliza su interés en un mundo material, hedonista y que busca sólo
satisfacer el placer a través del consumo, puedan convertirse, mañana, en
verdaderos constructores de una sociedad justa, participativa, y con un claro
sentido del ser nacional, cuando ellos, como protagonistas del cambio, no logran
primero hallar su verdadera
identidad.
Si realmente,
como docentes del Nivel Medio, asumimos la tarea, y al mismo tiempo el desafío,
de convertir a estos adolescentes en actores protagónicos de un verdadero cambio
social, debemos empezar por conectarlos más con nuestro pasado, con nuestro
patrimonio cultural (histórico, literario, ideológico, etc.). Convertirlos en
autogestionadores de sus propias realidades para que de ese modo se sientan más
involucrados y comprometidos con los intereses de la sociedad en la que
viven
Conclusiones
Es por lo tanto
imprescindible e imperioso que la escuela vuelva a recuperar su rol
institucional dentro de esta sociedad como formadora de mentes abiertas,
pensamientos autónomos y forjadora de espíritus inquietos capaces de recuperar,
compartir y fortalecer aquellos sentimientos tan valiosos como postergados: el
amor a la Patria y el orgullo de sentirse argentinos.
Prof. Susana B.
González
susyg@sinectis.com.ar