Había
una vez un niño que jugaba al fútbol, pero él era
muy pobre y no tenía plata para pagar un club donde jugar.
Un día
el niño salía de su casa y se iba a la plaza a jugar al
deporte que más le gustaba, el fútbol. Ese día
que estaba jugando, de repente, le pegó al fútbol y se
le iba a la calle, pero justo en ese momento venía un auto y
se la pisaba. Pobre niño, se puso a llorar, no sabía que
hacer. El pasó días y días sin volver a jugar al
fútbol.
Pasaron seis días
y el pobre niño no jugaba al fútbol, pero él escuchaba
una bocina en la puerta de su casa, sale a ver qué lo que era,
y era un auto que lo manejaba un señor de ojos claros con un
poquito de barba y de bigotes. Él era Jesús que le venía
a dar su pelota para que deje de aburrirse y que juegue al fútbol
de una vez.
"Esto quiere decir que Jesús nos da todo lo que necesitamos."
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