I.
¿QUE ES LA
CONFESIÓN?
La
confesión es un sacramento instituido por Jesucristo en Su amor y
misericordia para ofrecer a los pecadores el perdón por ofensas
cometidas contra Dios.
Al mismo tiempo, los pecadores se reconcilian con la Iglesia
ya que esta también es herida por nuestros pecados
Estas
son buenas noticias para todos nosotros ya que todos somos pecadores
en necesidad del perdón de Dios.
En el sacramento de la penitencia conocemos a Jesucristo en
la persona del sacerdote, listo y ansioso de absolvernos y
restaurarnos a nueva vida.
Confesamos nuestros pecados a Dios a través de su ministro,
el sacerdote, quien nos absuelve en el nombre de Jesucristo.
Para el perdón de los pecados, tres actos son necesarios de parte
del penitente como parte del sacramento.
Estos son contrición, confesión y satisfacción.
Contrición,
o pesar sincero por haber ofendido a Dios, es el acto más
importante del penitente.
No puede haber perdón de los pecados si no nos arrepentimos
y tenemos una firme resolución de
no volver a pecar.
Confesión,
confrontando nuestros pecados en una forma profunda a Dios, hablando
de ellos en voz alta al sacerdote.
Satisfacción,
una parte importante de nuestro sanar es la penitencia que el
sacerdote impone al penitente en reparación por nuestros pecados.
II. COMO HACER
UNA BUENA CONFESIÓN
La
Confesión no es difícil, pero si requiere de la preparación
adecuada. Debemos
comenzar con una oración, colocándonos en la presencia de Dios,
nuestro amado Padre. Buscamos
la sanación y el perdón
a través del arrepentimiento y resolvemos no volver a pecar.
Después revisamos nuestras vidas desde nuestra última
confesión, buscando nuestros pensamientos, palabras
y actos que no se conformaran con el amor de Dios, Su ley o
las leyes de la Iglesia. Esto
se llama un examen de conciencia.
Para
hacer un examen de conciencia, uno debe:
- Comenzar
con una oración, pidiendo la ayuda de Dios.
- Revisar
nuestra vida con la ayuda de algunas preguntas (ver abajo)
- Manifestarle
a Dios que verdaderamente te arrepientes de tus pecados.
- Hacer
la firme resolución de no volver a pecar.
III.
EXAMEN DE CONCIENCIA
Piensa
en tus pecados.
Con calma, pregúntate que actos has cometido con completo
conocimiento y completo consentimiento en contra de los mandamientos
de Dios y de su iglesia.
- ¿Rezo
a Dios todos los días?
¿Le he agradecido a Dios por Sus regalos a mí?
- ¿He
puesto mi fe en peligro a través de lecturas hostiles a las
enseñanzas de la iglesia católica o a través de envolvimiento
en sectas no católicas? ¿Me he envuelto en prácticas
supersticiosas como la
lectura de manos o adivinación?
- ¿He
tomado el nombre de Dios en vano? ¿He maldecido o hecho un
falso juramento?
- ¿He
faltado a misa en domingo o días santos u obligación por falta
mía? ¿Pongo atención durante la misa? ¿He ayunado o me he
abstenido en los días prescritos?
- ¿He
desobedecido a mis padres o a mis superiores por ley en cosas
importantes?
- ¿He
peleado u odiado a alguien o he deseado vengarme de alguien? ¿Me
he rehusado a perdonar a alguien? ¿He sido irrespetuoso?
- ¿Me
he emborrachado? ¿He tomado drogas ilícitas? ¿He consentido,
recomendado, aconsejado o tomado parte activa en un aborto?
- ¿He
voluntariamente visto fotos o películas inmorales? ¿He leído
libros o revistas inmorales? ¿He hecho bromas o tomado parte en
conversaciones impuras? ¿He voluntariamente tenido pensamientos
impuros o tomado parte en actos inmorales, sólo o con otros? ¿He
utilizado métodos artificiales para prevenir la concepción?
- ¿He
robado o dañado propiedad ajena? ¿He sido honesto en mis
relaciones laborales?
- ¿He
mentido? ¿He pecado por calumnia o difamación contra otros? ¿He
juzgado severamente a otros en asuntos serios?
- ¿He
envidiado a otra persona?
IV.
EL RITO DE LA RECONCILIACIÓN
Comenzamos
nuestra confesión haciendo el signo de la cruz y saludando al
sacerdote diciendo: “Bendíceme padre porque he pecado”.
El
sacerdote nos dará la bendición y respondemos con palabras
similares a las palabras de San Pedro a Jesucristo:
“Padre, Tú lo sabes todo; Tú sabes que te quiero”.
Dicho esto, continuamos diciendo : “mi última confesión
fue hace... (cuantas semanas, meses o años)”.
Confiesa
todos tus pecados al sacerdote.
El
sacerdote te ayudará a hacer una buena confesión.
Si no te sientes seguro de cómo confesarte o si te sientes
incómodo, pide ayuda.
Responde sus preguntas sin esconder nada por miedo o vergüenza.
Pon tu confianza en Dios, un Padre misericordioso que desea
perdonarte.
Seguido
a nuestra confesión de los pecados, decimos: “Me arrepiento de
estos y de todos mis pecados”.
El
sacerdote te asignará una penitencia y te ofrecerá consejo de cómo
convertirte en un mejor Cristiano.
Por
último, dirás el acto de contrición, expresando tu pesar por
todos tus pecados.
El sacerdote, actuando en la persona de Jesucristo, entonces
te absolverá de tus pecados.
Tomado
de la página de la Diócesis de Pittsburgh.
|