"No hay que ser fuerte. Hay que ser flexible". . . Pensamiento chino

"El riesgo existe sólo cuando existe el temor". . . Herculano

"Quienes dicen que no se puede hacer, no deben interrumpir a la persona que lo está haciendo". . . Proverbio Chino

"Nuestra vida es lo que nuestros pensamientos hacen de ella". . . Marco Aurelio

"Hay derrotas que tienen más dignidad que la victoria". . . J.L.Borges

"Todos ven lo que tú aparentas; pocos advierten lo que eres". . . Maquiavelo

"El hombre no debe considerar tanto lo que hace, sino lo que es" . . . Mester Eckhart

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Los "paralíticos", "inválidos" o "tullidos" de ayer, rebautizados hoy como "discapacitados" o "minusválidos"; son en el planeta millones de personas. Una profunda inmadurez social no les deja a veces ocupar el lugar que les corresponde, ni en la realidad ni en nuestros corazones. Son personas que pueden hacer las mismas cosas que nosotros, sólo que de otra manera. La naturaleza hizo diferencias con ellos; nosotros las convertimos en desventajas. Podríamos llamarlos "impedidos", un término más equitativo y justo. Sus impedimentos pueden ser de diversa índole: de locomoción, de audición, de visión, etc.

Cuando nos enfrentamos con un impedido, ¿cómo reaccionamos? En esas ocasiones vale la pena que

no olvidemos que una persona con impedimentos es una persona como cualquier otra.

Le podemos ofrecer ayuda si la pide o si la necesidad es obvia, pero no insistamos con el ofrecimiento. La persona impedida tiene derecho a indicar la clase de ayuda que necesita, si es que resuelve solicitarla.

Podemos hablar con ella del impedimento, si surge espontáneamente en la conversación, pero no debemos entrometernos y mucho menos mostrar curiosidad inadecuada, cosa que podría mortificarla.

Recordemos que las actitudes y las barreras establecidas por la sociedad pueden ser peores que el impedimento mismo.

Tengamos en cuenta que una persona impedida puede necesitar más tiempo para decir o hacer las cosas, ya sea caminando o hablando, sigamos siempre el ritmo que ella imponga.

Recordemos que todos tenemos impedimentos de alguna clase, sólo que en algunos casos son más importantes o visibles. Nunca permitamos que se alejen del impedido sus muletas o su silla de ruedas. Nunca vayamos a empujar una silla de ruedas sin la previa autorización de su ocupante.

A una persona que tiene problemas de audición, hablémosle despacio, claramente, con calma, recordemos que los gestos pueden aclararle más que las palabras. Y si tienes dudas sobre la comprensión de lo que le dices, refuerza el mensaje dándolo por escrito.

En caso de que acompañemos a una persona impedida a algún edificio, identifiquemos con claridad los posibles obstáculos, como las escaleras o los ascensores.

Y para siempre, desterremos la lástima y la compasión. Podemos reemplazarlas por la solidaridad y la comprensión...