El trabajo, creando el hábito del esfuerzo, sería la mejor escuela del carácter.

La vida humana es un concurso festivo al que acuden todas las gentes, unos a comprar y vender, otros a luchar y otros simplemente a ver... Pitágoras

No es posible salir inmaculado de la lucha por la vida. Mitre

En esta vida no podemos conseguir nada sino es por el esfuerzo... Roosevelt

Son dueños del porvenir los que se esfuerzan tesoneramente por un ideal superior.

El que nunca volvió la espalda, el que siguió siempre adelante, jamás dudó de que las nubes se rasgaran y apareciera el sol; jamás creyó que el mal triunfara sobre el derecho arrollado y supo siempre que caemos para levantarnos, que nos humillamos para luchar mejor, que dormimos para despertar... Browning

Ningún esfuerzo tiene valor si no está sustentado en la energía necesaria; uno puede empeñarse mil veces en algo sin obtener ningún resultado, y en cambio un único empeño, realizado con la energía necesaria, puede modificarlo para siempre.

El trabajo verdaderamente útil no es el del crítico que se halla lejos del campo de batalla sino el del hombre de acción, que toma bizarramente su parte en la lucha y no se espanta viendo correr la sangre y el sudor de la muerte. Roosevelt

La vida es una continua elección. No lamente lo que no eligió y disfrute plenamente el camino elegido consagrándole todos sus esfuerzos.

No hay en este mundo una maravilla más grande que la verdad o, al menos, el esfuerzo del hombre por conocerla. Maeterlink

 

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Lucha no es lo mismo que esfuerzo, y lo que la vida demanda no es lucha, para destruir el mal, sino esfuerzo para hacer surgir el bien. Porque cuando uno concentra sus fuerzas en la acción constructiva del bien, el mal desaparece automáticamente. Debemos comprender que no es lo mismo luchar contra la enfermedad que esforzarnos por recuperar la salud.

El escultor no lucha contra el bloque de mármol, sino que se esfuerza en hacer surgir de él la obra maestra que lo consagrará como artista; su pensamiento no está en la dureza del mármol, está en la imagen ideal que ha vislumbrado, y ello le da ánimo y fuerza para persistir en el esfuerzo.

Vivimos a veces muy equivocados y por eso es que muchas cosas no salen tan bien como las soñamos y las deseamos. Tenemos que comprender la importancia de la intensidad que debe tener nuestro deseo. Observemos que las personas que logran lo que se proponen casi siempre han tenido muy clara su meta desde muy jóvenes y han colocado en ella toda su energía. Pero antes que nada, nuestra meta y nuestros deseos deben ser buenos, no deben perjudicar a nadie y que si deseamos compartir el fruto de nuestras concreciones, que ese fruto pueda servir a otros. El pensamiento egoísta ya no puede ni debe nacer en nosotros, vivimos en la Era de Acuario, donde todo deja de ser individualista para agrupar el esfuerzo y así agigantarlo.

Si queremos, pues, triunfar en la Vida, hemos de poner nuestra mente y corazón en el bien a que aspiramos; porque la visión del ideal nos alienta y hace el esfuerzo más fácil, mientras que la contemplación de las dificultades tiende a matar toda iniciativa.