........A partir de una experiencia traumática, un joven comienza un viaje a través de su historia, sus miedos y sus frustraciones hasta chocar con su realidad: Su adicción a las drogas. En este viaje es guiado por una estrella de Rock, quien a modo de conciencia, le hace ver su situación; Quien recurre a la droga se evade de la vida; es alguien que sueña despierto, incapaz de hacer frente a la realidad cotidiana. En realidad no vive.No hay propósito de dejar este mundo mejor que como lo encontramos. Existe una notable preocupación por los jóvenes que debemos educar respecto de como deben convivir con sus pares que tienen otra vida, otras preocupaciones, otros problemas. Formas distintas que incluso llevan al crimen y a la muerte en verdaderas batallas campales. La droga no hace diferencia de ninguna especie y sus adictos están en todos los espacios sociales. En esta perspectiva les ofrecemos esta herramienta más que facilitará dar respuestas a las actuales demandas de nuestra sociedad. No está de más decirles que con esto el tema no se agota. Por el contrario ojalá sea el inicio de un trabajo sistemático, metódico, creciente.

 

 

 

 

 

Una aproximación a las razones por las cuales se recurre a la drogadicción.

Podemos decir que existen pocos inicios solitarios a las drogas. En esto sí tiene que ver un clima social, moral, político y económico que lo propicie o dificulte, tanto en personas predispuestas como no. La ejemplaridad o no, la salud mental y madurez o su carencia en líderes, hombres públicos y responsables de colectivos es decisiva. La iniciación al tabaco es un buen ejemplo de aprendizaje grupal, de cómo a las personas les pasa lo que a las ovejas, con perdón. Dejen una oveja hambrienta por la mañana, delante de un cubo de cebada y verán la representación lanar de la avidez y del hambre. Pero, procuren que pasen las demás a su lado en grupo, entrará en pánico al encontrarse sola comiendo, es decir, satisfaciendo el instinto de supervivencia individual y observarán como deja la cebada y se irá con el rebaño a donde apenas hay comida. El instinto de supervivencia es más débil que el de pertenencia al grupo. Dejen a una oveja con su cría recién nacida y si está en un corral con las demás, con más frecuencia de lo que uno pudiera pensar, no la reconocerá, la abandonará, será más importante su pertenencia al grupo que su instinto maternal. Sabemos que eso en el rebaño humano también pasa. ¿Cuántos hijos abandonados por hombres que pertenecen a las organizaciones en cuerpo y alma, de manera adictiva, es decir, gregaria. y que no atienden a sus hijos, ni los disfrutan, ni los sienten crecer? ¿Y las mujeres, que abandonan a sus cachorros para dejarlos, no reconocidos, tiernamente olfateados y disfrutados, no amamantados en manos de otras? ¡Hay pertenencias y modas más fuertes que el instinto de conservación de la especie! Los seres humanos tienen muchos comportamientos colectivos sobre los que se cimientan los fenómenos de las adicciones y las pertenencias adictivas a personas, instituciones o grupos, incluso el ruido. Las fuerzas de estas pertenencias tiene que ver con el hecho de que los grupos y las instituciones dan o quitan identidad y despiertan el temor de perder en el grupo aspectos de uno mismo si uno se separa. El instinto de pertenencia grupal es complejo, más de lo que se supone, y está en la base de muchas adicciones.

 

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