QUEREMOS SER NACIÓN
Texto completo de la 129ª reunión de la Comisión Permanente de la Conferencia Episcopal Argentina
l. "Hoy la patria requiere algo inédito", dijimos los Obispos reunidos en la Asamblea Plenaria de mayo pasado. Y ello, porque inédita es la crisis que nos sacude a los argentinos, e inédita ha de ser la respuesta que hemos de darle. Crisis inédita, porque no es sólo coyuntural, sino crisis histórica, que supone un largo proceso de deterioro en nuestra moral social, la cual es como la médula de la Nación, que hoy corre el peligro de quedar paralizada.
2. Cuando los pueblos reconocieron que la crisis que sufrían era fruto del propio actuar, y no perdieron su tiempo en responsabilizar de la misma sólo a los otros, pudieron enfrentarla con éxito, y muchas veces realizaron una obra admirable de reconstrucción.
3. Los Obispos no pretendemos hacer un diagnóstico completo de la crisis argentina. En cierto modo, lo hicimos en "Iglesia y Comunidad Nacional", publicado en 1981, cuando buscábamos caminos para salir de la larga noche en que estaba sumido el País. Desde entonces la crisis se ha profundizado. Hoy queremos señalar algunas de las enfermedades sociales más graves que padecemos, de reflejo político y económico, pero que tienen origen moral.
4. La primera es el endiosamiento del Estado. En las décadas de los años 20 y 30 el estatismo cundía en Europa, encarnado en diferentes regímenes políticos de derecha y de izquierda. Aquí también le abrimos las puertas, y pronto se instaló como ideología en la conciencia colectiva. De allí surgió una interpretación cuasi mágica del Estado, que todavía hoy inmoviliza al hombre argentino. El Estado aparece una especie de dios, que todo lo puede, al cual nada malo le podría pasar. Por lo tanto se le puede pedir y exigir cualquier cosa.
5. Ahora cunde la ideología contraria: el envilecimiento del Estado, propio del más crudo liberalismo. Alarmados por los peligros del estatismo, se procedió a vender las empresas del Estado, pero sin un diseño racional del mismo. No se tuvo suficientemente en cuenta que éste es un instrumento creado para servir al bien común, y para ser el garante de la equidad y de la solidaridad del entramado social. Tampoco se organizó previamente una red adecuada de contención social, dando lugar a la marginalidad y la exclusión creciente.
6. La crisis histórica que vivimos se debe en gran medida a que los argentinos no hemos elaborado todavía la crítica a esta doble ideología. Nos cuesta entender que ninguna de las dos respeta a la persona humana. Una la despersonaliza, y la otra la vuelve indefensa.
7. Además, debemos reconocer otras dos enfermedades: la evasión de los impuestos, y el despilfarro de los dineros del Estado, que son dineros sudados por el pueblo. Ambas comprometen la equidad social y la justa distribución del ingreso.
8. Por todo ello, el comienzo de este milenio nos encuentra con una pesada carga, que hemos llamado "deuda social" o "la gran deuda de los argentinos", que grava el futuro de nuestro pueblo. Ante tal situación, que amenaza derivar en anarquía social de imprevisibles consecuencias, nos hacemos y proponemos varias consideraciones.
9. Sabemos que en la crisis que vivimos se suman múltiples factores, propios y ajenos, entre los que se destaca la muy pesada deuda externa, que aumenta cada día más y nos dificulta crecer. Pero no nos cabe duda que un pueblo unido, que mire con valentía la situación actual, sabrá reconocer la gravedad de la crisis y asumir la responsabilidad que le cabe en la misma, pondrá en marcha los reservas espirituales que posee, y acabará por imponer respeto a las demás naciones del concierto internacional para lograr un trato justo.
10. A Jesucristo, cuyo nombre fue invocado en los orígenes de nuestra Patria, dirigimos nuestra súplica ferviente: "Jesucristo, Señor de la historia, te necesitamos. Nos sentimos heridos y agobiados. Precisamos tu alivio y fortaleza. Queremos ser Nación, una Nación cuya pasión sea la verdad y el compromiso por el bien común. Danos la valentía de la libertad de los hijos de Dios para amar a todos sin excluir a nadie, privilegiando a los pobres, y perdonando a los que nos ofenden, aborreciendo el odio y construyendo la paz...".
Buenos Aires, 10 de agosto de 2001.
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