Los Castros
Cultura de los Castros

Este es uno de los periodos dentro del pasado gallego que , de siempre, más llamaron la atención. Como su nombre indica, la cultura de los castros es la que se desarrolla en los castros a lo largo de un dilatado periodo que llega a alcanzar casi un milenio.

En otras áreas de la península, durante la edad de hierro, existe un tipo de poblamiento que topográficamente tiene semejanzas con el del Noroeste por lo que, sin embargo, presenta muchas diferencias tanto en cuanto a la estructura como en las características de la vida material, espiritual, usos y costumbres, etc.

La cultura de los castros se tiene que entender en relación con el hábitat, que es el castro y su entorno, jamás fuera de él, de manera que habrá que analizar las características de los poblados, sus habitantes, sus actividades, sus manifestaciones en todo orden, etc. para poder llegar a tener una visión lo más amplia posible de cómo era la vida de la gente de los castros.

El nivel de conocimiento que tenemos hoy de este mundo se vio favorecido por la gran cantidad de aportaciones científicas que numerosos investigadores fueron proporcionando a través de casi un siglo. El hecho es que la cultura de los castros llamó desde muy temprano la atención de la gente, fruto del interés que en el siglo pasado existía por buscar los orígenes de nuestra nacionalidad;

de aquí que se buscara en el pasado y que se encontrara en los castros la aplicación del ideal romántico que como tantas otras cosas llegó a Galicia con retraso. En estos últimos años del siglo XIX tanto en el ámbito de la investigación histórica, como en el de la creación literaria ( el caso más significativo es el de Eduardo Pondal ) se va a atribuir todo a los celtas. Esto se verá reflejado en las "Historias de Galicia" de autores como Verea y Aguiar, Martínez Padín, en parte Murguía o en trabajos como los de Saralegui y Medina y ya con más rigor científico, Villaamil y Castro. Por aquellos años trabaja en el Norte de Portugal Martín Sarmiento que con sus excavaciones en la "citania" de Briteiros y en el castro de Sabroso adelantó mucho en el conocimiento de este mundo.

En los años veinte el Seminario de Estudios Galegos en Galicia y la Sociedad Martín Sarmento de Guimaraes en el Norte de Portugal, serán los centros que lleven el peso de la investigación a través de prospecciones, excavaciones y catálogos sistemáticos. Con el comienzo de la guerra civil las actividades se interrumpen hasta los años cuarenta y siguientes en los que López Cuevillas, Bouza Rey, Taboada Chivite, Blanco Freijeiro y Maluquer de Motes, entre otros españoles y Mario Cardozo como máximo representante portugués, llevarán el peso de la investigación.
En estos últimos años nuevas excavaciones como la de los castros de O Neixón, Borneiro, Castromao y Viladonga aclararon mucho el panorama junto con nuevas interpretaciones de materiales ya conocidos.

   Los Asentamientos 

Las gentes que vivieron en esta época tenían sus poblados en lugares altos, de elevada defensa tanto por las condiciones del terreno como por las obras de acondicionamiento y fortificación que se hicieron.
Normalmente la forma de los castos es circular aunque en algunas ocasiones puedan tener variantes dependiendo del lugar del asentamiento. Existen también diferencias entre los castos de la costa y los del interior. Los primeros se disponen en pequeñas penínsulas de manera que sólo defendían el istmo que les unía a tierra. Ejemplo de esto son los castos de O Neixon , Baroña y Fazouro.

Los segundos aprovechan las cumbres de los montes y de los oteros como en el caso de el Caurel.
Pueden tener uno o varios recintos, todos ellos fortificados. Las dimensiones varían mucho, oscilando entre las del castro de San Cibrán ( 391X280 metros en los ejes N.-S, y E.-O.) y el Modorro de San Pedro en el Incio ( 20X18 metros).
Analizando un castro observamos como existen en el unas partes que tienen una misión eminentemente protectora o defensiva y otras que su misión es puramente doméstica.

Entre los elementos defensivos el primero que destaca son los fosos excavados en la tierra o en la roca como en los castos de Mohías y alguno de El Caurel. A los fosos les suceden cara al interior los muros sobre todo en las partes más vulnerables de los recintos que en muchas ocasiones sustituyen a las murallas. Estas son las defensas más perfectas , pudiendo estar hechas con tierra o ser de piedra o bien una mezcla de las dos.

Un tipo de defensa poco común en Galicia son las llamadas " Piedras hincadas". Consisten en piedras de sección más o menos prismática hincadas en el suelo y que servían de impedimento a los ataques de la caballería enemiga. Abundan en las provincias de León, Zamora y en la parte portuguesa de Tras-Os-Montes.

En los castos de Noroeste predomina la construcción circular sobre la cuadrada; cuando ésta aparece se suele asociar normalmente con materiales romanos y tienen las esquinas redondeadas lo que indica un recuedo de la primitiva.

Otro de los aspectos de interés dentro de un poblado de castros es su organización. Un urbanismo, en el sentido clásico de la palabra, no existía. En cambio, aparece un agrupamiento de viviendas, separación entre ellas, zonas públicas, etc; todo esto quiere decir que todavía con moldes distintos los castros tenían un cierto urbanismo.

Los habitantes y la organización político -social. 

La gente que vivía en el Noroeste peninsular durante los tiempos de los castros no fueron exclusivamente celtas como en muchas ocasiones se dijo. Hay que tener en cuenta que en este largo periodo nos encontraremos con componentes muy distintos de precedencia europea, meridional e indígena, todos los cuales mezclados producirán lo que hoy conocemos como cultura castreña.

Alguna fuente literaria como Mela dice que los "Celtici" ocupaban toda la costa occidental y otros autores cono Estrabón y Plinio hablan de grupos célticos en diversas zonas.

Por lo que sabemos hoy, es que la población de este momento se componía de los indígenas herederos de las gentes de la Edad de Bronce ( los Oestrimnios de los que hablaba Avieno), de los celtas y de otros pueblos que llegarían a partir del final de la Edad del Bronce.

En la época castreña la población se distribuía en tribus o grupos gentilicios que conocemos fundamentalmente por Estrabón, Plinio, Mela y Ptolomeo además de la epigrafía. De muchos de ellos no se sabe su localización exacta, de otros sí. Por ejemplo, los Artabros situados entre el Ortegal o Fisterra, Los Cáporos que cogían el Valle do Sar, los Supertamáricos en el Tambre, los Grovios entre los ríos Limia y Miño, los Helenos entre el río Verdugo y los anteriores, los Lemavos en la zona de Lemos, etc.

La Etapa de los Castros ( Anexo )

Florece en la segunda mitad de la Edad del Hierro, con características diferenciadas en función del lugar de la Península en la que se manifiesta. En el Noroeste, el núcleo central se sitúa en la actual Galicia hasta el Navia por el Este y el Duero por el Sur.

Esta cultura será el resultado de la fusión de formas culturales procedentes de la época del Bronce e incluso de antes, aunque connovedosas aportaciones. En muchos casos, perdurará hasta la época Bajorromana. Los celtas traerán nuevas variedades de ganado, el caballo domesticado y probablemente el centeno.

El primer pueblo celta que invade Galicia es el de los Saefes en el siglo XI a.C. Este pueblo someterá a Oestrymnio, pero éste influirá el primero sobre todo enel ámbito de la religión, la organización política y en las relaciones marítimas con Bretaña e Inglaterra. Su carácter eminentemente guerrero hizo que Estrabón dijera de ellos que eran los más difíciles de vencer de toda Lusitania

Los castros son definidos por López Cuevillas como recintos fortificados de forma circular, provistos de uno o varios muros concéntricos, precedidos generalmente de su correspondiente foso y situados, en su mayoría, en la cima de oteros y montañas. Entre los castros costeros destacan los de Fazouro, Baroña y O Neixón. En el interior pueden mencionarse los de Castromao, Viladonga o Santa Tecla. Común a todos ellos es el hecho de que el hombre se adapta al terreno, y no al contrario.

En cuanto a los templos, la única construcción que se ha hallado es la de Elviña. El de Meirás conserva una necrópolis. En otros castros existían pequeñas construcciones en forma de caja, donde se guardaban las cenizas. Existen también otras parcialmente soterradas, con un depósito para agua, en las que los vestigios de fuego indican que debían servir para incinerar los cadáveres.

Desde finales del Megalítico aparecen inscripciones sobre las rocas graníticas a cielo abierto, de las que se desconoce aún su verdadero origen y significado.

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