El problema de la repetibilidad en la adivinación. |
Por Hernán Toro
(c)2000
Aparte de la desesperante vaguedad en sus predicciones, hasta el punto de que cualquier persona puede verse reflejada en sus "pronósticos", uno de los escollos más grandes que tienen los practicantes de adivinación mediante oráculos manuales (como el I-Ching, las Runas o el Tarot), para demostrar científicamente la validez de sus "artes", es precisamente la imposibilidad de repetir los resultados de sus "lanzamientos".
Para dotar de respaldo científico a una afirmación, aparte de la verificación de predicciones experimentales, esta debería ser repetible, significando con esto que al realizar un par de experimentos bajo condiciones iguales, los resultados deberían ser iguales. Al aplicar este criterio en las "artes adivinatorias" podemos llegar a una conclusión clara: si el destino nos estuviera informando datos importantes por medio del orden en que aparecen las cartas en una naipe barajado, entonces no importaría cuántas veces se barajara, los resultados deberían ser (asombrosamente) idénticos. Ésta sería precisamente la verificación mas contundente y aplastante que podrían hacer los adivinos: que al lanzar sus cartas, o las runas, o las monedas del I-Ching, los resultados fueran iguales lanzamiento tras lanzamiento.
Es claro que los lanzamientos de cartas, monedas o runas, en la realidad, obedecen a leyes simples de la estadística y la matemática, y es por esto que cada lanzamiento es radicalmente distinto al anterior.
Como los adivinos saben esto y se dan cuenta de la dificultad que resultaría para su "credibilidad" que cada lanzamiento resultara en una idea distinta, entonces se inventan una sarta de "leyes mágicas" que hagan que sus absurdas afirmaciones nunca puedan ponerse a prueba. La más común de todas es: "Nunca lance las cartas para una misma persona 2 veces en el mismo día; puede traer terribles consecuencias espirituales". Hay una versión similar para las Runas: "Nunca consulte personalmente las runas más de 3 veces el mismo día".
La razón es evidente. Lanzándolas muchas veces se podría percibir la obvia aleatoriedad y arbitrariedad en los resultados.