Los Levitas
(El llamado)
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El Levita Números 1:4-8 (Su herencia eterna y la nuestra) El nombre de Leví tiene el significado de adherirse o juntarse; los Levitas, son llamados todos aquellos descendientes de Leví, Hijo de Jacob (Génesis 29:34). Según la profecía acerca de él en Gn. 49:5-7, Leví no era un buen hombre ni digno de consideración especial; y su maldición fue: ser esparcido en Israel. Leví nunca iba a recibir una posesión en la maravillosa tierra de la promesa. Cada israelita aguardaba con interés esta herencia en la tierra de Canaán. Su hermano José dividió su bendición entre sus dos hijos Efraín y Manases (Gn. 48). Esto creó trece tribus pero sólo doce heredarían la tierra de Canaán. La tribu de Leví no iba a tener herencia como las otras tribus. Cuando llego el tiempo de dividir esta nueva tierra prometida entre las doce tribus, los levitas podrían llegar a ser un pueblo desubicado. No obstante, el Señor los escogió soberanamente de entre todo Israel para ser herederos de una herencia muy especial: Jehová el Señor. Dt. 10:9; Nm. 18:20; Jos. 13:33. En comparación con nuestros días o el Nuevo Pacto, a menudo los cristianos parecen ser los desubicados de la sociedad. Y sabemos que muy pocos cristianos son sumamente estimados en el mundo. 1 Co. 1:25-29. Sin embargo, en 1 P. 1:4 dice que como cristianos hemos obtenido “una herencia incorruptible e incontaminada”. Porque ahora somos herederos de Dios mismo. Ro. 8:17. En hebreos 11 describe a los hombres de fe como aquellos que viven solamente por las promesas de Dios y no tienen interés en las posesiones terrenales. (He. 11:9-16) Estos hombres son “peregrinos” en la tierra buscando una patria mejor, que Dios les ha preparado. Ahora nosotros hemos perdido interés en nuestra herencia terrenal (las cosas que se ven) y hemos desarrollado interés en las promesas de Dios (las cosas que no se ven), porque estas son eternas 2 Co. 4:18. Como Israel fue una nación creada por Dios y llamada fuera del mundo a la tierra que Dios les mostraría (Gn. 12:1), así también los levitas fueron una tribu separada del resto de Israel con el único propósito de ser la posesión especial de Dios para su uso y placer. Posesión especial de Dios en vida y Ministerio En la noche de la Pascua (Ex. 12:13) el Señor mató a los primogénitos de los egipcios y se compadeció de los primogénitos de los israelitas. Entonces se les requería que dedicarán a los primogénitos de sus animales e hijos al Señor en reconocimiento de su misericordia hacia ellos. Ex. 13:11-13. Dios aceptaba como substituto por el primogénito de cada hombre a los levitas. Nm. 3:12, 13, 41, 45. Típicamente, los levitas eran un pueblo que estaba muerto (poniéndose en el lugar del primogénito que había sido sentenciado a muerte), y todavía vivos a causa de la misericordia de Dios y la sangra del cordero. Dios los liberó de la muerte y luego los separó a sí mismo. Según Nm. 8:14-16 Dios requería enteramente, toda la vida de un levita para El. En cuanto al interés de Dios, El había comprado al primogénito con sangre y aceptaba a los levitas como un reemplazo justo. En Nm. 3:39-51 leemos acerca de un problema. Había 22,273 primogénitos y solo 22,000 para reemplazarlos. La solución del Señor a este problema fue que las familias de los primogénitos que sobraban tendrían que comprarlos de vuelta del Señor con lo que se llamaba dinero de redención. Esto muestra cuan real era en la mente del Señor que el primogénito le pertenecía a El. Sabemos que nuestro cuerpo y espíritu, las dos partes de nuestro ser le pertenecen al Señor. 1 Co. 6:20. Nosotros somos de El y por esta razón Dios desea vernos separados para El y que hagamos su voluntad. En Ro. 6:13 debemos considerar los miembros de nuestro cuerpo como miembros de justicia. Y ya que hemos sido liberados de la muerte, todos nuestros días debemos servir al Señor. Lc. 1:74-75. En 2 Crónicas 29:11 leemos como los levitas ministraban a Jehová y paralelamente en Colosenses 3:23 podemos comparar como es que hoy en día nuestro ministerio debe ser dirigido al Señor. Aarón como el sumo sacerdote es un símbolo perfecto de Jesucristo (He. 8:1) y en Nm. 3:6-9 y 8;6, 19 se narra como los levitas fueron dados a Aarón para el servicio del tabernáculo. Ahora en el Nuevo Pacto, los discípulos, la Iglesia, es decir, todos los creyentes en Jesús fueron dados al Señor. Jn. 17:6, 12. No solamente fueron dados los levitas a Aarón, pero la escritura dice que fueron presentados delante de el. (Nm. 3:6). La condición de la Iglesia cuando se presente al Señor será gloriosa, santa, sin mancha, irreprochable e incontaminada. Ef. 5:27 Si comparamos la excelencia, los cuidados y la entrega que debían observar los levitas con el ministerio del Nuevo Pacto entendemos lo justo de las escrituras en Ef. 5:27 Rom. 12:1.