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Tres novelas ejemplares y un prólogo.
¿Qué es lo más íntimo, lo más creativo, lo más real de un hombre? Aquí
tengo que referirme, una vez más, a aquella ingeniosísima teoría de Oliver
Wendell Holmes-en su The autocrat of the breakfast table, III-sobre los
tres Juanes y los tres Tomases. Y es que nos dice que cuando conversan
dos, Juan y Tomás, hay seis en conversación, que son:
Tres Juanes
1. El Juan real; conocido sólo para su Hacedor Tres Juanes
2. El Juan ideal de Juan; nunca el real, y a menudo muy desemejante de
él.
3. El Juan ideal de Tomás; nunca el Juan real ni el Juan de Juan, sino
a menudo muiy desemejante de ambos.
Tres Tomases
1. El Tomás real. Tres Tomases
2. El Tomás ideal de Tomás.
3. El Tomás ideal de Juan.
Es decir, el que uno es, el que se cree ser y el que le cree otro. Y
Oliver Holmes pasa a disertar sobre el valor de cada uno de ellos. Pero
yo tengo que tomarlo por otro camino que el intelectualista yanqui Wendell
Holmes. Y digo que, además del que uno es para Dios-si para Dios es uno
alguien-y del que es para los otros y del que se ree ser, hay el que quisiera
ser. Y que éste, el que uno quiere ser, es en él, en su seno, el creador,
es el real de verdad. Y por el que hayamos ser, no por el que hayamos
sido, nos salvaremos o perderemos. Dios le premiará o castigará a uno
a que sea por toda la eternidad lo que quiso ser. Ahora que hay quien
quiere ser y quien quiere no ser, y lo mismo en hombres reales encarnados
en carne y hueso que en hombres reales encarnados en ficción novelesca
o nivolesca. Hay héroes del querer no ser, de la noluntad. Mas antes de
pasar más adelante, cúmpleme explicar que no es lo mismo querer no ser
que no querer ser. Hay, en efecto, cuatro posiciones, que son dos positivas
a)querer ser; b) querer no ser; y dos negativas: c)no querer ser; d) no
querer no ser. Como se puede: creer que hay Dios, creer que no hay Dios,
no creer que hay Dios, y no creer que no hay Dios. Y ni creer que no hay
Dios es lo mismo que no creer que hay Dios, querer no ser es no querer
ser. De uno que no quiere ser dificilmente se saca una criatura poética,
de novela; pero de uno que quiere no ser, sí. Y el que quiere no ser,
no es; ¡Claro!, un suicida. El que quiere no ser lo quiere siendo. ¿Qué?
¿Os parece un lío? Pues si esto os parece un lío y no sois capaces, no
ya sólo de comprenderlo, más de sentirlo y de sentirlo apasionada y trágicamente,
no llegaréis nunca a crear criaturas reales y, por tanto, no llegaréis
a gozar de ninguna novela, ni de la vuestra vida. Porque sabido es que
el que goza de una obra de arte es porque la crea en sí, la re-crea y
se recrea con ella. Y por eso Cervantes en el prólogo a sus Novelas ejemplares
hablaba de "horas de recreación". Y yo me he recreado con su Licenciado
Vidriera, recreándolo en mi al re-crearme. Y el Licenciado Vidriera era
yo mismo.
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