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POR QUE HA ESTALLADO NIGERIA

 

Todo empezó en la demasiado celebre conferencia de Berlín (1885), en la que algunos países europeos se repartieron el continente africano como un pastel. Desde este punto de vista no resulta exagerado decir que esta conferencia llevaba en su germen los intentos actuales o futuros de secesión en los países de Africa negra, construidos, en su mayoría sin tomar en consideración las afinidades étnicas y culturales. Nigeria no es, ni mucho menos, el único estado artificial de Africa.. Pero, precisamente, en función de su gigantismo, todos los problemas que se plantean a los demás países de dimensiones más modestas se encuentran en él multiplicados por diez cuando no por cien.

 

UNA COLONIA, DOSCIENTAS CINCUENTA TRIBUS

Aunque reconocida como zona de influencia inglesa desde 1885, sólo el 1 de enero de 1900 pasa Nigeria efectivamente a depender del gobierno británico. Hasta entonces, la administración dependía de la Compañía Real del Níger, "conglomerado de diferentes intereses comerciales británicos implantados en estas regiones con privilegios que les confería una carta real". Con aquella fecha, la carta de la compañía fue revocada. En 1906, la colonia y el protectorado de Lagos se convierten en una parte de Nigeria del Sur, mientras que se establece un protectorado sobre el Norte. Las dos regiones son administradas de manera diferente. Hay que esperar el 1 de enero de 1914 para que los dos protectorados se fusionen y se conviertan en la "colonia de Nigeria".

El conjunto es desigual y cuenta con no menos de doscientas cincuenta tribus. Geográficamente, se distinguen tres grandes regiones naturales y tres grandes grupos étnicos; el Norte, poblado de Haoussas-Fulani, de civilización negro-islámicca; el Oeste, poblado de Yorubas, donde dominan los animistas y los cristianos, y el Este, dominio de los Ibos, igualmente een su mayoría cristianos y animistas.

Hay, pues, como punto de partida, dos elementos que no favorecen la unidad nigeriana: la ausencia de homogeneidad étnica y también la diversidad cultural. De un lado están los nordistas musulmanes, más tradicionalistas; del otro, los sudistas cristianos y animistas, cuya "civilización" no desdeña las aportaciones de Occidente.

A estos primeros factores vienen a añadirse otros elementos. Los partidos políticos, que aparecen a partir de 1945, se implantan según delimitaciones tribales o regionales. Tribalismo y regionalismo harán así irrupción brutalmente en la liza política, poniendo un obstáculo definitivo a la formación de todo sentimiento nacional.

NACIMIENTO DE UNA FEDERACIÓN

Si los hombres políticos nigerianos hubieran creado partidos sobre bases nacionales a escala de su inmensa patria, el destino de su país hubiera indudablemente cambiado y habrían ahorrado a Nigeria la tragedia que hoy conoce. A esto hay que añadir el hecho de que los británicos - pero ésta podría decirse que es la regla del juego - no han llevado en absoluto, sino bien al contrario, una política que favoreciera la unificación de su imponente "posesión".

Así, cuando la "colonia de Nigeria" nace oficialmente, en 1914, sir Frederic Lugard es nombrado gobernador general. Pero, de hecho, Nigeria no forma un conjunto más que sobre el papel. El Norte, bien jerarquizado, está sometido, en efecto, al famoso régimen de la "indirect rule". La autoridad del gobernador británico se ejerce a través de los grandes jefes tradicionales, todas cuyas prerrogativas permanecen sin cambio alguno. Las estructuras sociales y jerárquicas son respetadas. Otra cosa ocurre en el Sur, donde los ingleses se encargan directamente de toda la administración, ya que "las estructuras sociales de los sudistas son menos rigurosas". Este procedimiento introduce ya una diferenciación que irá acentuándose entre las dos partes de Nigeria.

El país vivirá bajo ese sistema hasta la adopción de la constitución Richards, que debe su nombre de sir Arthur Richards, entonces gobernador de Nigeria, y que instituya un esquema de gobierno federal. Este último está habilitado para administrar el conjunto del país bajo control de una asamblea legislativa con sede en Lagos, capital federal, mientras se establecen cámaras regionales en las capitales de las regiones que se creen: Enugu (Este), Ibadan (Oeste) y Kaduna (Norte).

Esta decisión británica de crear regiones que gocen de una cierta autonomía es una respuesta al viento de nacionalismo que sopla sobre toda Africa después de la segunda guerra mundial. Esta es la época en la que, en la vecina Africa francófona, se forma el "Rassemblement Démocratique Africain" (RDA) de Félix Houphouët-Boigny. Una primera revisión de la constitución, en 1951, acrecienta fuertemente la autonomía de las regiones. Lagos es declarado territorio federal, administrativamente diferente de la región del Oeste, Al fin llega la última etapa de este arreglo constitucional; las conversaciones que se desarrollan en Londres en mayo y junio de 1957 y quedan como resultado una nigerización completa del consejo de ministros de la federación, cuya presidencia, sin embargo, sigue ocupada por el gobernador general británico. Sir Abubakar Tafawa Balewa se convierte, en agosto de 1957, en primer ministro federal. Estas son las condiciones en las que, unos años más tarde, Nigeria accederá a la independencia.

El país está, desde entonces, dividido en tres vastas regiones dotadas de poderes considerables. La región cuenta con un grupo étnico predominante y numerosas tribus de menor importancia.

Esta situación era inestable por su propia naturaleza. Cada una de las regiones así constituidas era suficientemente amplia y poderosa para intentar, en caso de producirse diferencias, dominar todo el país, o al menos, entregarse a una especie de chantaje frente a las otras regiones. Por otra parte, las importantes minorías de cada región reivindican constantemente el derecho a crear su propio Estado en el interior de la Federación. Para acabar de agravar los problemas, los gobiernos regionales no dudaban en recurrir a las exacciones y a los trucados electorales para mantenerse en el poder.

POLITICOS DEMAGOGOS

Las actividades demagógicas de los políticos, regionalistas convencidos, no iban a arreglar las cosas precisamente. En las elecciones para la asamblea federal que se desarrollaron en 1959, en aplicación de la constitución adoptada dos años antes en Londres, tres grandes partidos, correspondientes a las tres grandes regiones de Nigeria, se pusieron en evidencia: El NPC (North People Congress), de los Haoussas y Fulani, fundado en 1950 por Alahadj Ahmadou Bello de Sokoto y sir Abubakar Tafawa Balewa, obtuvo 142 escaños. El NCNC (National Council of Nigeria and Camerons), de los Ibos, fundado en 1945 por el doctor Nnamdi Azikiwe - futuro jefe de Estado -, se apuntó 81 escaños. En cuanto al Action Group, de Awolowo y de Enahoro, que defiende los intereses de los Yorubas, debió contentarse con 73 escaños.

Puesto que ningún partido consiguió la mayoría absoluta, el líder del más numeroso, Abubakar Tafawa Balewa, hubo de formar un gobierno de coalición. El NPC se alió al NCNC. Esta "combinación", digna de las "grandes democracias occidentales", echó a la oposición al tercer partido, el Action Group. En el terreno regional, cada partido, de hecho, gobierna en su región En el terreno federal es necesaria una coalición de por lo menos dos partidos. El 1 de octubre, Nigeria se convirtió en estado independiente, miembro de la Commomwealth, que tienen a su cabeza a un gobierno de coalición heteróclita. En 1963 se proclama la república y el primer presidente elegido es el viejo nacionalista panafricano Azikiwe.

La Federación comprende, desde ahora, una región más: el Centro-Oeste, con Benin como capital. Pronto, sin embargo, Chief Awolowo, jefe del Action Group, se ve implicado en un complot es arrestado con algunos de sus partidarios, entre ellos Enahoro, actual ministro de Información del gobierno federal. Estallan disturbios en el Oeste y se extienden al Este. En estos tiempos se produce un escándalo especialmente grave. En efecto, se había hecho necesario, para determinar la representación regional en el parlamento, efectuar un censo más preciso de los que se habían llevado a cabo precedentemente. Ahora bien, las cifras oficiales, trucadas evidentemente, fueron favorables al Norte, hasta el punto de que en las elecciones de diciembre de 1964 los nordistas obtuvieron 98 escaños, debiendo conformarse al Action Group y el NCNC con 38 escaños.

 

ESCANDALOS Y PETROLEO.

Para hacer patente su descontento, el NCNC rompe su alianza con los nordistas, pero unas elecciones regionales complementarias calmaron a los Ibos y la antigua alianza fue reconstituida.

Los escándalos financieros que siguieron a los escándalos políticos acabaron de desprestigiar al régimen y a sus jefes. Por último, un elemento nuevo daba a los Ibos una nueva confianza en su destino: el descubrimiento de petróleo en su territorio. De este modo los gérmenes de división heredados de la historia y de los paliativos de la administración británica, que la independencia, al principio, había neutralizado provisionalmente, continuaban minando el gran organismo. La supremacía política del Norte, con sus veintenueve millones de almas, era acusada por el Sur como una frustración. En 1965, la confusión estaba en su apogeo y se hacía evidente que el poder tenía que tomarse por quien actuara más rápido y golpease más fuerte. Las competencias étnicas resultaban cada vez más agudas y cada "raza mayoritaria" vigilaba a las otras dos con la esperanza de arrojarlas del poder.

El 15 de enero de 1966, un grupo de jóvenes oficiales Ibos, con el mayor Nzeogwu y el general Ironsi al frente, se apoderan del poder asesinando a las dos personalidades más famosas del Norte, el primer ministro federal, sir Abubakar Taffawa Balewa, y el primer ministro de la región del Norte sir Alabadj Ahmadou Bello Sardauna de Sokoto. También fueron muertos varios oficiales nordistas.

Centralizador por encima de todo, el régimen de Ironsi quiere hacer de Nigeria un estado unitario ante el gran estupor de los nordistas, que creen que de este modelo los Ibos van a lograr apoderarse del país entero. De modo que acogen con un respiro el nuevo golpe de estado de julio de 1966, en el transcurso del cual el general Ironsi es muerto a su vez. Le sucede un joven de treinta y dos años, perteneciente a una tribu cristiana minoritaria del Norte, el general Yacubu Gowon.

Deseoso de un apaciguamiento, el nuevo jefe de Nigeria pone en libertad a los jefes del Action Group, encarcelados en 1963, y convoca una conferencia encargada de preparar una nueva constitución. La matanza de miles de Ibos por los nordistas, sedientos de venganza, interrumpe los trabajos. Dos millones de supervivientes Ibos que se encontraban en el Norte vuelven a toda prisa a su provincia de origen. Esta gigantesca migración anunciaba la guerra civil e indudablemente la secesión.

 

OJUKWU ENTRA EN ESCENA

Cuando el general Gowon reclama la reanudación de los trabajos de la conferencia constitucional, el teniente coronel Ojukwu, gobernador de la región oriental, se niega a enviar a sus delegados. El nuevo jefe del gobierno federal intenta entonces reunir al consejo militar supremo, del que forma parte Ojukwu, quien anuncia su intención de no tomar parte en él. El general Ankrah, jefe del estado de Ghana, en un laudable deseo de hacer de mediador, propone entonces una reunión del consejo militar nigeriano en Aburi, Ghana. Las discusiones, pues, se desarrollan allí, el 4 y el 5 de enero de 1967, y desembocan en el famoso acuerdo de Aburi, que aumenta notablemente, en fuertes proporciones, los poderes de los gobiernos regionales. Nunca en Nigeria se había ido tan lejos en materia de descentralización. El acuerdo confería plenos poderes a los gobiernos regionales para la gestión de sus asuntos. Las decisiones concernientes al conjunto del país - seguridad exterior, finanzas, asuntos exteriores - exigirían el concurso de todos los gobiernos regionales.

Desgraciadamente, ninguna de las dos partes es sincera. Gowon no tiene ninguna prisa en hacer aplicar las cláusulas del acuerdo. Ojukwu considera ya la secesión. Ante las tergiversaciones del gobierno federal, rechaza categóricamente los acuerdos en bloque. Uniendo el gesto a la palabra, se apodera de todos los haberes federales en la provincia oriental, impide la exportación por los puertos procedentes del Norte, prohibe el transporte de los productos petrolíferos procedentes de Port Harcourt hacía la región septentrional, etcétera… Un comité nacional de conciliación, del que forma parte Obafemi Awolowo, es nombrado por el gobierno federal para intentar salir del callejón sin salida. En vano. El 27 de mayo de 1967, el general Gowon efectúa la última tentativa al crear doce estados federados, sistema que ofrece la ventaja de prevenir la dominación de una etnia sobre otra y debe poner fin la monolitismo del Norte. Pero Ojuwu no estaba satisfecho de este nuevo corte que le quitaba, sobre todo, los yacimientos petrolíferos de Port Harcourt, y el 30 de mayo de 1967, franqueando el Rubicón, proclamaba la independencia de Biafra. Este fue el principio de la sangrienta aventura a aún dura.

 

¿QUÉ HACER?

En realidad, Nigeria paga hoy el error de haber erigido en sistema de gobierno el regionalismo y el tribalismo. En el fondo no hay que extrañarse de que Nigeria haya estallado. Lo sorprendente hubiera sido lo contrario. Incluso puede considerarse que es un milagro que otras regiones no hayan seguido a la provincia oriental en su secesión. En efecto, la organización política que el colonizador ha legado a Nigeria era un reto a la formación de todo espíritu nacional. Los dirigentes que los nigerianos reconciliados elijan cuando la paz retorne harán bien en aplicar las enseñanzas de este fracaso. En cualquier caso, está claro que la definición de un nuevo sistema constitucional mejor equilibrado es la clave de cualquier solución política del conflicto actual.

Pero sería preciso que los beligerantes aceptaran sentarse alrededor de una mesa de conferencias. El papel de los dirigentes y de la opinión africana, en su totalidad, es ayudarles a ello.

 

IBRAHIMA SIGNATE.