LOPE DE VEGA |
Qué tengo yo, que mi amistad procuras? ¿Qué interés se te sigue, Jesús mío, que a mi puerta, cubierto de rocío, pasas las noches del invierno oscuras? ¡Oh, cuánto fueron mis entrañas duras, pues no te abrí! ¡Qué extraño desvarío si de mi ingratitud el hielo frío secó las llagas de tus plantas puras! ¡Cuántas veces el ángel me decía: "Alma, asómate ahora a la ventana; verás con cuánto amor llamar porfía!" ¡Y cuántas, hermosura soberana, "Mañana le abriremos", respondía, para lo mismo responder mañana! |
Es la mujer del hombre lo más bueno, y locura decir que lo más malo; su vida suele ser y su regalo, su muerte suele ser y su veneno. Cielo a los ojos, cándido y sereno, que muchas veces al infierno igualo; por bueno, al Mundo, su valor señalo; por malo, al hombre, su rigor condeno. Ella nos da su sangre, ella nos cría; no ha hecho el Cielo cosa más ingrata; es un ángel y a veces una harpía. Quiere, aborrece, trata bien, maltrata, y es la mujer, en fin, como sangría, que a veces da salud y a veces mata. |
********************************** |