Amor Y Anhelo
Quiero contarte dueño del alma,
las tristes horas de mi dolor:
quiero decirte que no hallo calma,
que de tu afecto quiero la palma
que ansiando vivo solo tu amor.

Quiero decirte que a tu mirada
me siento debil estremecer,
que me enajena tu voz amada
que en tu sonrrisa vivo extasiada,
que tu dominas todo mi ser.

Por ti suspiro, por ti yo vierto
llanto de oculto, lento sufrir;
sin ti es el mundo triste desierto
donde camino sin rumbo cierto,
viendo entre sombreas la fe morir.

Y con tu imagen en desvario
vivo encantando mi soledad
desde que absorta te vi, bien mio,
y arrebatad sin albeldrio,
rendi a tus plantas mi libertad.

Ven y tu mano del pecho amante
calme amorosa las penas mil,
¡Oh! ¡De mis ansias unico objeto!
Ven, que a ti solo quiero en secreto
contar mis suenos de amor febirl.

Mas no, que nunca mi amante anhelo
podre decirte libre de afan,
gimiendo a solas, en desconsuelo,
cual mis suspiros, en raudo vuelo,
mis ilusiones perdidas van.

Tuya es mi vida, tuya es mi suerte,
de ti mi dicha pende o mi mal;
si al dolor quieres que venza fuerte,
sobre mi frente palida vierte
de tu ternura todo el raudal.
¿Por qué te asustas, ave sencilla?
¿Por qué tus ojos fijas en mí?
Yo no pretendo, pobre avecilla,
llevar tu nido lejos de aquí.

Aquí, en el hueco de piedra dura,
tranquila y sola te vi al pasar,
y traigo flores de la llanura
para que adornes tu libre hogar.

Pero me miras y te estremeces,
y el ala bates con inquietud,
y te adelantas, resuelta, a veces,
con amorosa solicitud.

Porque no sabes hasta qué grado
yo la inocencia sé respetar,
que es, para el alma tierna,
sagrado de tus amores el libre hogar.

¡Pobre avecilla!  Vuelve a tu nido
mientras del prado me alejo yo;
en él mi mano lecho mullido
de hojas y flores te preparó.

Mas si tu tierna prole futura
en duro lecho miro al pasar,
con flores y hojas de la llanura
deja que adorne tu libre hogar.
Salome Ureña de Henriquez
El Ave y el Nido
Salome Ureña de Henriquez