DEL
RÍO BRAVO A LA ANTÁRTIDA |
Boletín
Electrónico de la UNIÓN LATINOAMERICANA SIGLO XXI
|
EDITORIAL
Pueblo
y Ejército Nacional: ¿Experiencia venezolana o latinoamericana?
Si
algo resultó claro después del fallido Golpe en Venezuela fue la función
contradictoria del Ejército en los países semicoloniales. A modo de
introducción, transcribimos un fragmento del ensayo de Jorge
Abelardo Ramos sobre la dualidad de las FFAA. en las sociedades
semicoloniales[1].
“La presencia dominante del imperialismo extranjero, de una oligarquía antinacional y de una mediocre burguesía nativa, permite al Ejército, bajo ciertas circunstancias críticas, asumir la representatividad de las fuerzas nacionales impotentes, o, por el contrario, transformarse en el brazo armado de la oligarquía. Esta dualidad se funda en la dualidad que existe en la sociedad semicolonial, donde no hay una sola clase dominante, a ejemplo de los países imperialistas, sino dos, una tradicional y una moderna, aunque mucho más débil”.
“La pugna entre
ambos grupos, aquel vinculado al sistema agro-exportador (o cualquier otro
tipo producción primaria que el imperialismo haya elegido para su
colonia), y éste situado junto a las clases interesadas en el crecimiento
económico, se introduce en el seno del Ejército y genera en él esa
misma contradicción en otro nivel. La variabilidad de sus actitudes, está
influida por la situación internacional –donde el poder intimidatorio y
las victorias o derrotas del imperialismo juegan un papel impresionante–
así como por las singularidades de los fenómenos políticos nacionales”.
¡Más
claro echarle agua!
En Venezuela no triunfó un sector del Ejército sobre el otro, sino que el Ejército Nacional venció al Ejército Colonial, mercenario del imperialismo -todos los países de América latina tienen un sector del Ejército copado por el imperialismo, y este no es otro que el Ejército de la Colonia, de funciones policiales y encargado de mantener el órden interno.
La
lección en tierra Bolivariana, y como no podía ser de otra manera, demostró
cuales deben ser los pilares fundamentales de cualquier proceso
revolucionario en América latina, independientemente del origen geográfico
y social del mismo.
En
cada país o si se prefiere, en cada Estado de la balcanizada tierra
Bolivariana son dos los cimientos sobre los
cuales debe sostenerse la lucha por la independencia latinoamericana, y
por ende, la lucha contra el imperialismo: el Pueblo y el Ejército
Nacional fiel a ese mismo pueblo.
Desgraciadamente,
cada “republiqueta” tiene su particularidad y especificidad para la
enseñanza, formación y
consolidación de un movimiento revolucionario antiimperialista
–interprétese esto como uno de los tantos
logros de la balcanización en América latina: resulta inevitable
desarrollar una receta revolucionaria propia para cada sociedad–. Sin
embargo, y ahí es donde reside la magistral lección venezolana para los
revolucionarios de América latina, sí o sí, cualquier movimiento de
masas, frente nacional antiimperialista o partido político que luche por
la definitiva independencia y libertad de nuestro pueblo tiene y tendrá
que contar obligatoriamente entre sus filas con el sector Bolivariano y
Sanmartiniano del Ejército.
La
revolución en Venezuela resuelve frustradas experiencias revolucionarias
en América latina[2]
al corroborar que, al momento de enfrentarse el movimiento
antiimperialista con el Ejército Antinacional, lacayo del imperio, a este
movimiento, sin un Ejército que lo acompañe y defienda, le será
imposible sostener y consolidar ningún programa o proyecto nacional,
popular y revolucionario.
A
continuación, y en función de nuestra experiencia como latinoamericanos,
intentaremos demostrar por qué Pueblo y Ejército Nacional deben marchar
unidos en todo movimiento revolucionario latinoamericano que persiga la
definitiva emancipación de la Patria Bolivariana y Sanmartiniana.
El
pueblo latinoamericano de Venezuela, movilizado, disciplinado y
absolutamente consciente de su rol fundamental en el proceso
revolucionario bolivariano, conjuntamente con las FFAA. nacionales y
antiimperialistas, demostraron que para lograr, sostener y afianzar un
movimiento revolucionario resulta indispensable contar con la fuerza de un
pueblo resuelto y soberano y con un Ejército leal a ese pueblo y
subordinado a los conceptos de POLÍTICA NACIONAL Y PATRIA GRANDE[3].
La
experiencia de la revolución Venezolana, lo mismo que para la Cubana, son
tan singulares e irrepetibles como la experiencia de la futura revolución
Argentina, Peruana, etc., todas ellas fases singulares de la revolución
nacional latinoamericana. Sin embargo, hubo muchos otros movimientos
nacionales previos a Chávez, inclusive en la misma Venezuela. Ellos
fracasaron donde el Chavismo venció: la formación y consolidación de un
Ejército nacionalista revolucionario. Sin este pilar fundamental, la
revolución Bolivariana se hubiese topado con el mismo trágico final que
sus predecesoras.
En
la pasada conferencia del 26 de abril en la Facultad de Ciencias Sociales
de Buenos Aires, donde el invitado de honor resultó ser nada menos que el
Presidente del Comando Político de la Revolución, el compañero
venezolano Guillermo García Ponce, se tocaron este y
otros temas relacionados con el nuevo panorama de la revolución en
Venezuela.
Ponce,
revolucionario latinoamericano de pura cepa, destilaba una conciencia
nacional tan profunda como magistral. A la vez que deleitaba a su
audiencia con una clase de verdadera historia latinoamericana, imbuía el
recinto de un concepto político antiimperialista poco usual de ser
escuchado por aquellos pagos universitarios.
Una
y otra vez, destacaba: “el papel
fundamental del Ejército Nacional en el proceso revolucionario...al menos
en Venezuela y según nuestra propia experiencia”.
Sin
embargo, no se animó a ir más lejos, quizás porque advertía claramente
donde se encontraba –en un pasaje de su discurso se refirió con tajante
indignación a una declaración de las Madres de Plaza de Mayo donde se
refería a Chávez como un militar traidor, advirtiéndole al pueblo de
Venezuela que no confiara en él, porque no había que confiar en los
militares–. Obviando el análisis de estas palabras, la sola mención
por parte de Ponce constituyó, por sí misma, una muy buena lección al
antimilitarismo abstracto y reaccionario de las Madres.
Pero,
¿hasta dónde creemos que Ponce
debería haber llegado? Resulta evidente que no quiso polemizar, no era el
momento ni el lugar; sin embargo, justamente en esa postergada discusión
es donde se encuentra la clave de todo el asunto. Nuestro gran invitado
debería haberle preguntado al auditorio:
¿Qué
fue lo que ocurrió, es decir, por qué y cómo todos los movimientos
revolucionarios nacionales y populares –exceptuando Cuba y ahora
Venezuela–, de los que está plagada nuestra historia, finalizaron trágicamente?
Chávez no fue el primer presidente democráticamente electo a quien se
intentó derrocar.
Entendemos
al compañero García Ponce: de haber mencionado esto, muy seguramente
hubiese tenido también que afirmar: “es
fundamental la participación del Ejército Nacional en el proceso
revolucionario...al menos en América latina y según nuestra propia
experiencia de latinoamericanos”. Esta aseveración,
reivindicatoria del papel crucial de las FFAA. en los movimientos
nacionales, hubiese caído como verdadero balde de agua helada –tan fría
como la del mar que abraza la tierra malvinense– a la gran mayoría de
los allí presentes.
Nuevamente
la pregunta maldita: ¿por qué y cómo todos los movimientos
revolucionarios nacionales y populares –exceptuando Cuba y ahora
Venezuela–, de los que está plagada nuestra historia, finalizaron trágicamente?
La
respuesta consiste en la simple descripción de todos aquellos movimientos
populares antiimperialistas que fueron derrocados y exterminados de la faz
de la Patria Bolivariana. No sin sorpresa, todos coinciden en la falta o
debilidad de un Ejército Nacional dispuesto a enfrentar al imperialismo
de dentro y fuera de su territorio, así como de una oligarquía nativa
que, aunque mal herida por las respectivas circunstancias revolucionarias,
no pudieron ser eliminadas de cuajo.
A
continuación, observe el lector como el mismo pueblo latinoamericano fue
vencido una y otra vez en pasadas contrarrevoluciones oligárquica-imperialistas:
·
Bolívar
en la Gran Colombia: Derrocado y traicionado militarmente.
·
San
Martín en las Provincias Unidas del Río de la Plata:
Traicionado y abandonado militarmente, sobretodo en el Alto Perú, hito
clave para cristalizar la unión con Bolívar.
·
Artigas
en las Provincias Unidas del Río de la Plata: Derrotado y
traicionado militarmente por el Ejército Mitrista antinacional, aliado a
los intereses británicos y brasileros en el Río de la Plata.
·
Santa
Cruz en la Confederación Perú-Boliviana: Vencido militarmente
por Bs. As. (Rosas) y Valparaíso (Gamarra); más tarde fue expulsado de
su Patria.
·
Solano
López en el Paraguay: Derrocado militarmente por la Triple
Alianza -léase Cuádruple, pues nunca se
menciona la Inglaterra civilizada y democrática -.
·
Cecilio
del Valle, Morazán y Barrios en Centroamérica: Todos ellos
lucharon por la unificación de Centroamérica y contra las oligarquías
parasitarias y el naciente imperialismo norteamericano. Terminaron
fusilados, expulsados o muertos en el campo de batalla.
·
Yrigoyen
en la Argentina: Derrocado militarmente por el Ejército
antinacional en 1930.
·
Perón
en la Argentina: Derrocado militarmente por el Ejército
antinacional en 1955 y 76.
·
Allende
en Chile: Derrocado militarmente por el Ejército imperialista.
·
Getulio
Vargas en el Brasil: Derrocado militarmente por el frente cívico-militar
oligárquico-imperialista.
·
Belzú
y Villaroel en Bolivia: Derrocados por el frente cívico-militar
oligárquico-imperialista.
·
Velazco
Alvarado en el Perú: Derrocado militarmente por el frente cívico-militar
oligárquico-imperialista.
·
Sandino
en Nicaragua: Derrocado militarmente por el frente cívico-militar
oligárquico-imperialista.
·
Betancourt
en Venezuela: Derrocado militarmente por el frente cívico-militar
oligárquico-imperialista.
·
Cárdenas
en México: Derrocado militarmente por el frente cívico-militar
oligárquico-imperialista.
(Seguramente
estaremos olvidando muchos otros, y entre los cuales incluimos aquellos
que sin haber llegado al gobierno fueron asesinados, desaparecidos y
exterminados por el ala antinacional del ejército en connivencia con
civilistas, demócratas y demás
mercenarios de chaqueta negra, tan requeridos por el imperio).
No sólo no hubo en ellos un solo caso de contra-contrarrevolución como el venezolano, sino que la gran mayoría de los caudillos o líderes de los respectivos movimientos –Ponce también destacó la importancia de la personalidad del líder revolucionario y su acción benéfica sobre las masas–, son... ¡¡¡¡MILITARES!!!!... ¡¡¡¡Como Chávez!!!!... ¡Flor de lección!
Ahora
bien, y habiendo leído la lista negra de nuestra historia nacional, en
función de la experiencia de la contrarrevolución en AMÉRICA LATINA,
realmente, ¿puede alguien creer que un
proceso revolucionario nacional y popular logre triunfar o sostenerse en
el poder prescindiendo de las FFAA. nacionales y antiimperialistas de su
país?
La experiencia en Venezuela es aplicable a América latina
En
nuestra opinión, sería un grave error político revolucionario
desprender la reciente experiencia venezolana del contexto de la Patria
Grande:
“El
mismo trágico final hubiese encontrado a Chávez de no haber contado con
el ala Nacional del Ejército como pilar fundamental de la revolución
bolivariana”. Uno más para agregar a la lista...
Lo
que sin lugar a dudas fue, es y será distinto es la manera de encarar y
fomentar la ideología revolucionaria en las FFAA. de los respectivos
Estados de la Patria Grande.
Ahí
es donde habrá que imprimirle al Frente o Movimiento nacional las
características geo y sociopolíticas específicas de cada región, pero
eso sí, siempre abrevando de las fuentes de la historia nacional y de los
próceres que de ella se desprenden. Si esto se cumple, la resultante será
semejante para todos ellos. El frente indestructible quedará consolidado:
Pueblo y Ejército Nacional Antiimperialista.
Toda
nuestra historia demuestra una fundada interrelación nacional, y su
presente, la imposibilidad práctica de alcanzar aisladamente el progreso
y la soberanía. La revolución Bolivariana sorteó airada su prueba de
fuego. Transformó para siempre la teoría del “frente antiimperialista,
Pueblo y Ejército Nacional”, en ley o requisito esencial de la revolución
nacional.
Pueblo y Ejército marchan con ventaja, pero el margen de errores de que disponen las fuerzas revolucionarias se achica drásticamente. Deberán aprovechar cada instancia, cada disputa al máximo de sus posibilidades. Por el momento caminan confiados y resueltos, les sobran razones, pero eso sólo no bastará: la verdadera prueba de fuego será la lucha ideológica por la unidad latinoamericana, enlazada a la lucha política en el marco de cada Estado balcanizado. Ahora Venezuela, prontamente tendrán que ir sumándose el resto, o no habrá revolución que resista.
Será
difícil, cansador y cruel, pero finalmente el pueblo de América latina
vencerá.
Por
todo lo anteriormente expuesto, y tal como iniciará su discurso Guillermo
García Ponce, “la revolución bolivariana es de todos; es
latinoamericana”. En estas palabras reside la clave, y,
por lo tanto, no se puede ni se debe
permitir que se excluya la revolución BOLIVARIANA del contexto y concepto
de Nación de la Patria Grande.
Entre
otras cosas, debemos recordar siempre que Bolívar nació en Caracas y no
en la actual “nación” Venezolana. El más grande libertador y prócer
del pueblo latinoamericano luchó incansablemente durante toda su vida por
hacer la unión en la independencia. Pero ahí donde fracasó, el pueblo
latinoamericano unido terminará la obra inconclusa.
Marchemos pues, a paso de vencedores: el segundo Ayacucho se advierte en el horizonte, y aunque el enemigo es muy poderoso y presente batalla hasta el final, lo venceremos nuevamente:
"Señores
imperialistas, su hora a llegado. Resulta ya imposible tener esclavizado
por más tiempo al glorioso pueblo de la América latina: llegó la
hora del pueblo Bolivariano y Sanmartiniano de la Gran Nación de
Estados Latinoamericanos".
¡Unión
en la definitiva emancipación!
¡Viva la Patria Grande!
[1] Del libro Historia de la Nación Latinoamericana. Para estudiar más en profundidad el tema del Ejército en los países semicoloniales, ver Historia del Ejército Argentino, del mismo autor.
[2] Playa Girón, Bahía Cochinos fueron otros ejemplos de contra–contrarrevolución. Ahí también pelearon codo a codo Ejército Nacional y Pueblo, nada más que en esa oportunidad el enemigo fue absolutamente externo, pues la facción imperialista del Ejército ya había sido derrotada al caer Batista.