CONCLUSIONES

 

1) Presencia de lenguas amerindias en la Toponimia elquina.

 

Respecto a la densidad total de los topónimos del valle de Elqui, sólo una cuarta parte del corpus lo constituye el léxico amerindio (incluyendo los vocablos desconocidos, pero que no son de etimología hispana). Es decir, sólo 501 voces de las 2.000 que integran la toponomástica elquina.

En cuanto a la aportación relativa de las lenguas amerindias, la mayor contribución corresponde a la lengua quechua, con un 46% de voces. A su vez, los vocablos mapuches cubren un espectro de un 32%. Sumadas ambas lenguas mayoritarias arrojan un guarismo de 78% de léxico quechua y mapuche; en consecuencia, más de las tres cuartas partes de los topónimos amerindios del Valle son vocablos o quechuas o mapuches.

Los topónimos de origen diaguita, aimara, cunza, taino y nahua apenas llegan en su conjunto a un 6.4%, porcentaje bajísimo e inferior a los vocablos que hemos denominado desconocidos, que, aunque indígenas a todas luces, son imprecisables respecto a su étimo aborigen. Puede parecer sorprendente la escasez de nombres diaguitas, sobre todo en un valle y región que ha sido considerado por los historiadores y antropológos como el hábitat de los diaguitas chilenos durante casi cinco siglos, hasta la llegada de los españoles.

El porcentaje mayoritario de topónimos quechuas tiene su explicación histórica en la modalidad administrativa de los incas de denominar con su lengua los lugares conquistados, y de utilizar su idioma como lengua general. Se establecieron en los valles transversales en 1471 y permanecieron hasta 1536.

Los topónimos mapuches son, aparentemente, de origen tardío y posterior a la permanencia de los incas. Durante la guerra de Arauco hubo traslados masivos de indios desde la zona en litigio hasta Coquimbo, como una manera de paliar en parte la falta de mano de obra en las encomiendas, tanto en las faenas mineras como en el laboreo agrícola y ganadero. No obstante, la escasez de voces diaguitas en la toponimia elquina (y del Norte Chico, en general) aunado a la presencia de un crecido número de vocablos mapudungos, debe llevar a los antropólogos e historiadores a considerar la posibilidad de una estancia mapuche en la Cuarta Región, e incluso hasta Copiapó, por lo menos durante la época del dominio incaico en la zona, si no antes. Nada de raro sería que se hubiese producido una especie de amalgama racial entre mapuches y diaguitas, con un paulatino predominio de los primeros, que llevaría, incluso, al desaparecimiento de la lengua diaguita.

 

2) Sobre la relación nombre-lugar.

 

Respecto de la relación nombre-lugar, se refleja una preferencia por bautizar los lugares con nombres de plantas y árboles (fitotopónimos). Este macrodominio semántico está representado por la mitad del volumen global de topónimos (50%). Del resto, vale la pena mencionar el 14% de morfotopónimos, es decir, de aquellos vocablos que expresan alguna particularidad morfológica o aspectual del terreno. Los nombres de animales (zootopónimos) empleados como designaciones toponomásticas alcanzan el 10% del corpus. Las designaciones alusivas a productos o actividades derivadas de la acción humana en la naturaleza y en las cosas (culturotopónimos) representan el 6.6% de los términos en cuestión.

 

 

3) Sobre el tipo de accidente geográfico o lugar denominado.

 

Curiosamente, el número de topónimos que designan lugares no poblados (tales como quebradas, montes y ríos) es significativamente mayor que el número de voces para lugares de poblamiento humano. Sólo entre nombres de quebradas y cerros (incluyendo montañas, cordilleras y lomas) se tiene un 60% (40% para las denominaciones de quebradas, 20% para los nombres de cerros y similares). Al escaso porcentaje de 7% alcanzan los topónimos de sectores poblados por el hombre, como ciudades, pueblos, villorios y caseríos, mientras que una cantidad también baja (6%) muestran los hidrotopónimos (nombres de ríos, aguadas, vertientes, tranques, mares, afuentes). A su vez, tanto los nombres de minas, como los de sectores agrícolas muestran porcentajes de un 4% cada uno.

 

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