Versiones 32
Junio/Julio 2000 - Año del Dragón
Director: Diego Martínez Lora
Editorial 32
Cartas de amor... (3)
Kampala 24 de abril de 1998
Querida Zoila:
Sé que te he hecho pasar muy malos momentos durante toda nuestra relación. Has sufrido por mi causa y mucho, pero, créeme, después de tanta indefinición por mi parte y de haberme comportado mal contigo mintiéndote y negándote mis casos de infidelidad, después de tanta resistencia mía para no tomar la decisión de casarnos, después de tanta reflexión y ahora que me decido finalmente y quiero asumirte como mi compañera, mi verdadera compañera, tú me dices que ya tienes otro hombre. Otro hombre que no creo que puedas amar igual que a mí, porque me has amado a pesar de todas las cosas desagradables que yo te hiciera sentir. Ahora que ya daba por terminada toda mi inmadurez y decidía entregarme totalmente a ti, a no poner nunca más impedimentos para poder recibir tu inmenso amor y entregarte exactamente lo mismo o más, porque después de todo me convencí de que no había mujer que más me amara como tú y que tú merecías absolutamente toda mi dedicación como pago a tu intenso y persistente amor hacia mí. ¿Y ahora me dices que tienes otro hombre? Otro hombre. ¿Otro hombre? Y lo peor de todo es que es verdad, porque conociéndote como te conozco me puedo imaginar muy bien que te hayas entregado a los brazos de otro hombre. Sufro e infinitamente. Perdí mi lugar en ti, pero asimismo sin querer parecerte cínico te doy las gracias por ayudarme a avanzar en mi historia. Me abandonaste por otro hombre, eso me hace sentir mucho mejor. Yo no era el único malo de la película. Provecho.
Un beso
Juan
Nairobi 23 de mayo de 1998
Juan,
Ni siquiera te puedo decir querido, porque no me sale. Se me secó todo el cariño que te tenía y como sabes que no soy falsa, para yo haber llegado a sentir esto por ti, simplemente se debe de haber rebalsado mi capacidad gigantesca de haber sido una tremenda idiota. Ni te odio, apenas no tengo ningún tipo de sentimiento hacia ti. Se me acabó todo. Como si no te hubiera conocido nunca. Ni pena, ni lástima. La rabia se me esfumó como por encanto y el alivio que tengo en lo más profundo de mi alma me lo ha provocado el olvido. Y olvidarte no ha sido un proceso, nunca lo comencé. Un día en un momento y lugar determinados sentí que mi alma y mi cuerpo estaban en otra sintonía. Un hombre apareció en mi vida, y no te digo "Otro hombre", porque nunca lo fuiste para mí. Apareció el hombre de mi vida y por eso ni siquiera puedo decirte que te he dejado. Tú me fuiste dejando sin que yo me diera cuenta, por eso no me duele nada tu dolor. Y tú dices bien en darme las gracias, pues te he liberado de mí, gran peso en tu vida y maravilla cuando te convenía. Te he liberado de una mujer que te amaba locamente y que dejó todo por ti, que estuvo como ciega, sorda y paralítica, impotente de no poder hacerte feliz. Gracias, me dices y yo te las doy también porque gracias a ti conocí el imposible, lo absurdo del amor, lo mediocre. Gracias por haber sido como eres, tuve que pasar por todo eso para apreciar recién el verdadero amor, este que esta al lado mío, inspirándome para responderte esta carta sin que sospeche nada de que fui capaz alguna vez de haber sido tan idiota. Avanza en tu historia, pasa a una edad sensata. No te aproveches de las mujeres.
Un beso, sí, eso sí puedo darte. Tú sabes que eso no vale nada para mí.
Zoila.
(*)El director