Versiones 36
Febrero/Marzo 2001 - Año de la serpiente
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Director: Diego Martínez Lora


la aventura de compartir la vida, las lecturas, la expresión...


Editorial 36:

Estímulo


La gente se ríe de ti. Eres una persona muy ridícula. El que menos piensas, además de reírse en tu cara, habla mal de ti a los otros. Todos se dan cuenta de tus defectos. Te huele mal la boca. Por más que te maquilles no dejas de ser una persona fea. En la calle llamas la atención, y se fijan en que no eres igual a las demás, eres una persona más blanca, o más negra, o más alta o más baja, o más gorda o más delgada. Tienes las piernas más chuecas, los pies demasiado grandes o pequeños. Caminas mal. Transpiras y los demás no quieren juntarse a ti. No quieren sentarse junto a ti en el autobús o en el metro. 

Ese enano no debería conducir automóvil, apenas que llega al acelerador. Esa chica tiene las piernas tan flacas, no debería usar faldas, qué verguenza. Mira a esa mujer con toda la barriga afuera, se creerá la Barbie. Mira sus rollos. Ya le viste las caries a esa señora, tenía todos los dientes picados y esa otra estaba completamente desmuelada. Ya viste a ese tipo, sólo tenía cuatro pelos y además sus lentes parecían fondo de botella, era cuatro ojos. Ese miserable no tiene ni cintura, y esa otra no tiene ni cuello. Qué feas las manos de esa mujer. Y con esa nariz se atreve a salir a la calle. Ésa cree que poniéndose tremendo collar no se van a fijar en su papada. Ya te diste cuenta de las manchas que tiene en la cara ese muchacho. Como apesta esa persona, dan ganas de vomitar. Ya te diste cuenta de lo mal que hablaba. Era ignorante. Provinciana.

Has visto su casa, no tiene ni muebles. Su carro es una carcocha, que si se mueve es porque la pista está inclinada hacia abajo. Se viste tan mal. Esa falda no va con esa blusa. Ya le viste el cuello de la camisa, lo tiene mugriento. Nunca limpió esos zapatos. Su cuarto de baño estaba inmundo. La toalla apestaba. Había tanta mosca en su casa. Su pantalón parecía un espejo con tanto uso. Huele tan mal su casa.

Nunca vienen a dejarle flores. Su tumba está que da pena. No se lee bien su nombre, ni cuándo exactamente murió. No sé , pero, a mí me parece que por ese huequito de la lápida sale un olor, aj, insoportable. Vamos a ver si logramos que saquen su cajón de aquí y lo pongan por otro lado.


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