versiones, versiones y versiones...renovar la aventura de compartir la vida con textos, imágenes y sonidosDirector, editor y operador: Diego Martínez Lora    Número 57 / Agosto - Setiembre 2004


Cuento africano(*):

La gallina de Guinea encantada


 

Había una vez un hombre que había colocado su trampa para aves y mandó a su hija luego diciéndole:

- Anda y mira si cayó algo en mi trampa, yo me quedaré cavando aquí.

De inmediato su hija fue a ver la trampa y vio que una gallina de Guinea había caído en ella. El ave se puso a cantar:

- Muchachita, muchachita, buaaa, buaaa.

  ¿Qué cosa has venido a hacer?

La muchacha le respondió:

- He venido a ver la trampa.

Y la gallina de Guinea le preguntó:

- ¿De quién es esta trampa?

La muchacha le respondió:

- He venido a mirar la trampa de mi padre.

Luego la gallina de Guinea le dijo:

- Ve y dile a tu padre que le daré una perla blanca y un carnero blanco si me deja libre.

La muchacha ni bien llegó a su casa le contó a su padre lo que la gallina de Guinea le había dicho. Su padre molesto la castigó y le dijo:

- Eres una niña muy mala.

Después mandó a su hijo para la misma misión. Y el muchacho observando la trampa encontró a la gallina de Guinea que le preguntó cantando:

- Muchachito, muchachito, buaaa, buaaa.

  ¿Qué cosa has venido a hacer?

El muchacho le respondió que había ido a mirar la trampa de su padre. La gallina le dijo:

- Anda y dile a tu padre que le daré un pollo blanco, un carnero blanco y una perla blanca si me pone en libertad.

El niño regresó a su casa y le dijo a su padre las mismas palabras que había escuchado.

Más tarde el hombre mandó a su esposa. Ella encontró a la gallina de Guinea y ésta le dijo lo mismo que le había dicho a los dos niños.

Finalmente el hombre muy molesto fue a la trampa y encontró a la gallina de Guinea. Ella cantó la misma canción de siempre, pero el hombre la agarró firmemente y la gallina le dijo:

- Así como tú me agarras, como tú me agarras, aquí al anochecer me agarraré.

El hombre la llevó a su casa y la desplumó. Ni bien terminó de hacerlo la gallina de Guinea le dijo:

- Así como me desplumas, como me desplumas: aquí al anochecer me desplumaré.

El hombre cocinó la gallina y esta le dijo:

- Así como me estás cocinando, me estás cocinando: aquí al anochecer yo me cocinaré.

Pero igual la gallina fue cocinada y quedó lista para ser comida. El hombre llamó a su gente y la gente se acercó para comer la gallina de Guinea cocinada. Todos se regocijaban con una desproporcionada alegría para servirse la gallina de Guinea. De repente la gallina levantó vuelo y aleteando rápido se alejó de la casa. La gente se quedó sin el motivo de su alegría.

Si el hombre hubiera sido lo suficientemente sabio para tomar la perla blanca, el carnero blanco y el pollo blanco, entonces habría podido comer gallina de Guinea. La de la trampa era la gallina de Guinea de Dios.


(*)Este relato proviene de los Lango, Uganda. Forma parte del libro inédito África, África (Selección y traducción de DML)


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