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Director, editor y operador: Diego Martínez Lora    Número 57 / Agosto - Setiembre 2004


Héctor Hanashiro H.(*):

Testamento de Santiago Lagunas


Los primeros informes de Jesuitas, Fray Francisco Figueroa[1] en el siglo XVII, crónicas de viajes de Pablo Maroni[2] en el siglo XVIII, y los estudios históricos de Fray José Amich [3] sobre hechos entre los siglos XVII y XIX, describen al pueblo Cocamilla, que vivió a lo largo del río Huallaga, afluente del gran río Marañón que, aguas arriba unido al Ucayali,  forma el Amazonas, nutriendo  el más grande bosque tropical de América.
 

Pueblo de guerreros y cazadores, los cocamilla al contacto con la colonia desde el ocas (siglo XVI transformaron su vida. Asentaron sus viviendas (malocas) en en formas de barrios, fueron  bautizados, aprendieron el castellano. Los cocamilla de generación en generación fueron desapareciendo, diezmados por enfermedades, por el trabajo forzado en las haciendas, y las explotaciones de caucho y barbasco de fines del s. XIX e inicios del s. XX. 

 

Testimonios de misioneros, como Fray P. Zarabe, en 1950,  y antropólogos, como A. Stocks, en 1976, que informaban que los Cocamilla se habían mantenido como cultura ajena a los occidentales, manteniendo su lengua e historias de generación en generación,  mimetizando sus fiestas entre las fiestas religiosas y civiles, manteniendo secretos sus ritos ancestrales.
 

Este breve texto, Testamento de Santiago, recuperado en la comunidad de Arahuante, comunidad  que formara parte de la antigua misión de Lagunas,  es un registro local.  Por lo que se mantienen la sintaxis y ortografía del texto original.


1.      Navidad yatsi [4]: convocatoria de la luna y nacimiento de dios

 

Cuando alrededor del parque central

los cuatro barrios pasean

la noche iluminada

con pandilla[5] y cometas[6]

 

se diría

con oración de animadores[7], nativos

y almas que

los pishtakos ya jamás

que cruzadas las sangres

y los corazones

con todo cuanto se odian

y aman

 

navidad de luna

el bosque se sigue de bosque

el río atraviesa las quebradas

como todas las noches

como también fueron

los hijos de los hijos

y lo serán los viejos

huesos en sacada[8]

porque muertos

nunca hubieron

(la historia se cuenta

en la voz que habla

en la diciente del ícaro[9])

navidad habrá por ahora

los meses y los años mismos de ser / pueden haberse ido

el tiempo regresa a su inicio / vive dios

y sólo por nosotros

permanece.


 

2       Celebración de la vida y de la guerra

 

Los que sin fiesta viven

Viven como cualquiera

 

Los barbados blancos templaron maderas, hierro y elevaron templos

sobre nuestras cabezas.

Aprendimos sus palabras y sus cantos,

más bellas en las voces de nuestros hijos que en la dellos.  

Nosotros no matamos su dios, lo amamos como uno del pueblo.

Sin culpas, nuestra voz como el río sonaba alegre y profunda en la selva

con el bosque elevado encima de los templos.

 

Así cantamos y a nuestro llamado yatsi

Apareció en nuestras fiestas su dios Jesús hombre

sembró nuestras chacras y entre los árboles su espíritu corría con los otros.

 

Cuando los colonos recién binieron

preciaban el dorado y de eso buscaron.

Las chacras tuvimos que cambiar por más canoas

por más fuerza en las remos y los indios de lanza[10].

Aparecieron ladinos[11] , encomenderos y haciendas y fueron cambiando

nuestros ropajes

 

Colonos y ladinos beben veneno claro, invitan veneno oscuro

no escuchan la lluvia, el manguaré[12] ni la lupuna[13]

no viven nuestras fiestas ni nuestras historias

precian del oro y de la fuerza de nuestros cuerpos

 

Nosotros preciamos del mitayero[14] que nos alimenta

De los abuelos que nuestra lengua a los bajiales[15] ataron

Y del río que nos lleva en todo tiempo. 


3       Canto Mayor del Viejo Huansi[16]

 

Dánse los golpes con hábito, pólvora y misiones. Dánse los pechos de unos /

con su fuerza de madera de canto de bajo nombre.

Allí no cuentan las generaciones / mas nuestro tiempo indivisible / por el que es en su barrio / su familia al generoso reparto de cuerpos en un solo nombre.

 

“En canoa vine y me quedé aquí, creciendo como árbol. Siembra una semilla y mira, qué encuentras? Un árbol entero, llevando mi apellido”

 

“Más difícil es hablar de mi compadre. El no es cocamilla[17]. Hay cocamilla por aquí, pero mi compadre es más bien extraviado. De larga paciencia. Ahora perdemos de a poco la memoria. Navidad yatsi parece irse cada año más lejos. Ahora perdemos de a poco nuestras  propiedades. Como no hay paiche[18] en las cochas[19]. Como queda sólo caparazones de las carachupas[20] por eso hablo de mi y de mi compadre. Yo aguanto sólo la sangre de mis hijos. Nadie puede con tanto polvo y hueso desenterrado. Acaso mi compadre, mi compadre es de ojos hondos. Testigo es de nuestra vida, yo de su locura. Para atar hueso y húmero, pona[21] y dialecto. Para aclarar mi voz en las celebraciones. Así arrebola sombras y rincones y habita las noches por el entorno del barrio grande. Complacido en hurgar las líneas de nuestro movimiento, y nada más. Testigo aparte de nuestra vida. Yo viejo y aprendido bien de esta lengua extraña que uso y compadre de muchos compadres. Yo antiguo mayordomo[22] que en cada fiesta resucita para sacar a velación nuestra propia imagen infante que crucificado las sangres mezcla, con nuestros varayocs[23] orden del pueblo. Amanecido el niño Emmanuel que crucificado sangrará nuestra historia saqueada, los diezmos hemos pagado, los créditos de las chacras, pero crece la yanipa[24] en nuestra sangre. ¿Ofrecemos minga[25] para aliviarnos ?. Yo cansado, no olvidarán mis huesos anfitriones. Cansado de tanto llanto, de rabiar con música y luto. Hoy navidad yatsi y recién la velación[26]  se prepara, a juntarnos madre y taira[27], yaiche[28], iruaipan[29], mirquia[30],mujercitas. ¡Curamishum[31]! Traer tu flaco rimariru[32] que lo mire mi compadre, de otros ojos el color de nuestra piel. De otra voz el silencio que cunde. De otros labios nuestro recuerdo. De un extraño cómo nos hemos extrañado. Mi compadre es de otro barrio, extraño peor que animal solitario. Pero adolece de dios, señorcito yuyito[33] que distanciado lo han dejado. Para la sacada de huesos que cuando tiren ya no tendré, y embriagados con risa de mis hijos, leales y fieles olvidando todos mis hechos pero no mi nombre. Yo permanezco en las fiestas, él atestigua. Mi compadre para darnos memoria, para todos ustedes, a igual, retraído que predica. Ahidí con aprietos de cara, cuando nuestras mujeres alumbren más hijos. Con nosotros odiado por comer el cariño de los espíritus, de su hábito los curas lo paleaban y le equivocan la biblia y el idioma. Huarapo[34] guardé y mi compadre con sed cuenta predicamentos que beberemos. Dulce agua para poblar aún entre tahuampas[35] y cochas. Es navidad yatsi, pago ishpa[36] de niño Manuelito, que mi compadre me ha desenterrado y juntará mis huesos cuando quieran olvidarme. Yo mayordomo de las fiestas, y sólo con fiestas hemos guardado el único nombre que nos pertenece. Y lloraremos entonces juntos con reunión en la plaza mayor los cuatro barrios de preferencia. Acaso di olvidar se puede lo imposible? Los que viven sin fiesta, como cualquiera viven. Pero cuatro barrios no se acaban así no más di repente. Acá estamos. Hasta acá somos una sóla memoria. Y acaso por tanto iremos todos muertos a morir? Ahistá mi compadre Santiago, es de paciencia y rabia. Testigo es de nuestra vida.


4       Caminos del pueblo

 

El viejo Huansi con viejos poderes cura. Dejen con él lo que muere, redobla el ícaro y limpiando los aires, el viento regresa a nuestro lado.

 

Su compadre con silencio arrejunta la escoria y los bastardos, atracadores en lo profundo en el monte de Xeberos[37], en lo adentro, ha invocado los buenos y malos espíritus.

 

Con otros poderes cenicienta el barro, hiela los demonios, disolviendo sus carnes. 

 

De mientras hagamos cortar más palma, preparemos pandilla y masato[38]. A fuerza de nuestros apellidos altos y bajos, al quemar de haciendas

 

Tendremos, como ha sido siempre, un canto y una fiesta de nosotros mismos, que ningún blanco ha entendido ni enseñado.


5                   Palabras de Santiago

 

Volviendo a destiempo he vuelto / en el temblor de los cuerpos

Masa y pelo, el perfil de un niño-hombre-mujer crispa los dedos, quieta el río

Inundado con barro no hay caminos de regreso.

 

A dónde irán todos muertos a juntarse?

El árbol, el guerrero, la esposa, el río.

Claro ojo que detenido es el llanto.

Día dolido que amanece noche a noche

Como el abrazo, como el beso

Como el amor perdiéndose en los campos.

 

Vigía de lluvias, de arrancar tomado el fracaso de decir comienzo

Compadre, acaso aquí termina la estirpe de tus dioses árboles

De tus hombres de espíritu haciendo el color de la selva.

 

Compadre, a decir verdad todo miente una vez pronunciado.

A dónde irán todos a reunirse el sudor, la edad, el silencio?

¡Vayan pues! Vayan a correr al monte los inocentes

A parir nuevamente el primer canto sol-madera primera voz

En humana voluntad de vivir como fueron, unidos al río.

Banda[39] a banda cosechando apretados la agonía y la dicha

            (explotando sus vientres a merced de sus manos)

 

Siempre espero último, pueden morir ladinos uno a uno.

Puede ser así y compadre, usted irá por fin a su descanso.

Acabado el canto, terminada la celebración y la fiesta.

Juego con el tiempo vencido a tiempo. Nadie volverá a perderse

De su tribu, de su barrio. Idos todos el guerrero, la esposa, el árbol, el río

Con el abrazo de tierra y distanciado el campo

Nunca más dividirán aquel bello cuerpo de mujer amor hijo y padre.

Última navidad de luna, disuelta la fiesta en el barro, el viento y el río

ya nunca matarán vuestros niños.


 

 

6                   Fin del testamento:

            Promesa sobre las cenizas de huesos cayendo al río

 

Aquí todos reunidos estarán

 

Navidad marcó el tiempo

El tiempo marca nuestros cuerpos

Yatsi de luna y el giro interminable

de  nuestro tiempo niño dios mujer

La tierra brota de nuestros labios

 

De aquí se fueron todos y

Aquí han de venir

 

Los que lejos fueron, regresarán

a contar de sus viajes

a invocar nuestra sangre

a navegar nuevamente los ríos.

y pronunciarnos.

La tierra brota de nuestros labios.

 

Santiago de Lagunas

Comunidad cocamilla de Arahuante,

Rio Huallaga.

Diciembre 1985.


 

[1] Figueroa, Francisco: Informe de Jesuitas en el Amazonas. 1660-1684.

[2] Maroni, Pablo: Noticias auténticas del rio Huallaga y Marañón. 1738.

[3] Amich, José: Historia de las Misiones del Convento de Santa Rosa de Ocopa, 1850.

[4] Luna, mes

[5] grupo de músicos que tocan flauta, antara y tambor

[6] cometas: velas con lámparas llevadas durante las fiestas.

[7] animadores: los que promueven actividades religiosas cristianas en los pueblos.

[8] sacada de huesos: ritual funerario de desentierro de los restos de los fallecidos, quema y tirada de las cenizas al río

[9]icaro: canto curativo

[10] indios de lanza: guerreros                                 

[11] ladinos: nativos alienados, renegados de su comunidad que favorecen intereses foráneos

[12] manguaré: instrumentos de percusión, hecho de tronco. Usado por los jefes y allegados, en ritmos y códigos con mensajes de guerra, mágicos, de cura. 

[13] Lupuna: árbol muy alto, de base ancha. La variedad blanca es benigna, la variedad roja es dañina, puede herir el estómago y los intestinos.

[14] Mitayero: el que ofrece carne del monte o pesca

[15] terreno inundable del río, planicie útil y fértil para cultivos

[16] huansi: nombre cocamilla

[17] cocamilla: grupo étnico del tronco Tupi, habita la zona del río Huallaga, afluente del Amazonas en la selva baja.

[18] Paiche: Pez amazónico de carne exquisita y muy apreciada

[19] cocha: lagunas de abundante fauna

[20] carachupa: armadillos

[21] pona: corteza de palmeras, usando en construir casas y muebles

[22] mayordomo: responsable de organizar y costear las fiestas

[23] varayoc: autoridad del pueblo

[24] yanipa: planta medicinal, para tratar ulceras y pintar la piel.

[25] minga: convite de trabajo comunitario. El anfitrión proporciona comida, bebida a parientes y amigos para un trabajo reciproco

[26] velación: fiesta con comida y bebida

[27] taira: hijo

[28] yaiche: esposa de hermano de madre

[29] iruaipan: hermano mayor

[30] mirquia: esposa de hijo de hermana de madre

[31] curamishum: hermana menor

[32] rimariru: nieto

[33] yuyito: bebe, niñito

[34] huarapo: aguardiente, licor de plátano

[35] tahuampa: terreno de planicie inundable o pantanosa.

[36] Ishpa: celebración con licor en ocasión de un nacimiento.

[37] Xeberos: pueblos del Alto Amazonas.

[38] Masato: bebida en base a yuca.

[39] Banda: lado de un río


(*)Héctor Hanashiro, escritor y médico peruano. Vive actualmente en Lima.


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