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Desafíos y propuestas para el nuevo Siglo

Máxima para recomenzar :
"Lo peor no es cometer un error, sino tratar de justificarlo, en vez de aprovecharlo como aviso providencial de nuestra ligereza o ignorancia"
Santiago Ramón y Cajal

Reforma Agraria Liberadora para Latinoamérica
La experiencia del Brasil y el movimiento Los Sin Tierra MST

De Joao Pedro Stedile*

Los pensadores clásicos han caracterizado la existencia de un problema
agrario en las sociedades capitalistas del siglo pasado, al percibir que la
concentración de la propiedad de la tierra, originaria de los resquicios
del feudalismo y de la oligarquía rural, se transformó en obstáculo al
desarrollo de las fuerzas productivas en el campo y en la industria. De esa
forma, las élites burguesa - industriales recién llegadas al poder, a partir
de la revolución francesa, comprendieron la magnitud de este problema
agrario, de la concentración de la propiedad como una traba al desarrollo
mismo del capitalismo, y trataron de buscar una solución sencilla.
Propusieron la distribución, la democratización de la propiedad de la
tierra, y llamaron a ese proceso de reforma agraria.

Revisando las experiencias históricas de cómo esa burguesía industrial
impuso procesos de reforma agraria, se podrían enumerar distintas fases
progresivas.

1ª Fase: Después de las revoluciones burguesas

En el siglo pasado, después de las revoluciones burguesas, en prácticamente
todos los países de Europa occidental, se llevaron a cabo procesos de
reforma agraria. Y se implantó una estructura de pequeñas y medianas
propiedades, que ha perdurado hasta nuestros días.

En los Estados Unidos de América, como parte de la victoria de los
norteños, frente al latifundio esclavista del Sur, se implantó una ley de
colonización del oeste, que estableció un tamaño de propiedad máxima de
alrededor de 100 acres (89 hectáreas) por familia, que funcionó como una
especie de reforma agraria, sobre las tierras públicas, garantizando el
acceso más democrático a todos los que quisieran trabajar la tierra, de
forma familiar.

2ª Fase: Después de la Primera Guerra Mundial


El estallido de la primera revolución proletaria del mundo, en Rusia, bajo
el lema de tierra, pan y libertad, fue el grito de alerta a otras
burguesías europeas que todavía no habían implantado la reforma agraria. Y
con el temor de que se repitiera la revolución rusa en sus países, en el
período de 1917-20, se implantaron leyes de reforma agraria en
prácticamente todos los países de Europa oriental, incluso Yugoslavia.

3ª Fase: Después de la Segunda Guerra Mundial

Con la derrota de Japón en la Segunda Guerra Mundial, y el dominio armado
norteamericano en prácticamente toda Asia, se abrió espacio para que se
realizaran en Asia, también reformas agrarias netamente capitalistas. Bajo
la ordenanza de las fuerzas armadas intervencionistas del Gal. MacArthur,
se desarrollaron inmediatamente después de la Segunda Guerra Mundial, leyes
de reforma agraria bastante radicales, aplicadas en Japón. Después de la
victoria de China Popular (1949), Estados Unidos implantó sus mismas leyes
de reforma agraria en la provincia autónoma de Taiwan, y posteriormente,
después de la guerra de Corea (1953©56), se aplicó la reforma agraria en
Corea del Sur.

De igual forma, en el mismo período, bajo el clima de democratización de la
victoria de la resistencia italiana, el nuevo gobierno de coalición
implementó una ley de reforma agraria sobre los remanentes de latifundios
atrasados en el Sur de Italia. Gracias a esos procesos de reforma agraria se abrió espacio para el desarrollo de las fuerzas productivas en esos países, se creó un amplio
mercado interno, y hubo avances del desarrollo capitalista, con
democratización de la propiedad de la tierra.

En ese mismo período, hubieron otras experiencias de reforma agraria
radicales, llamadas revolucionarias, porque fueron iniciativas de las
masas. La más significativa fue la reforma agraria mexicana, hecha al calor
de la revolución de 1910-20 que, aparte de su carácter radical y violento,
no traspasó los límites del capitalismo.

Hubo muchas otras reformas agrarias en los países del hemisferio norte,
pero ya en el marco de la transición del sistema económico capitalista al
socialismo. Esas reformas agrarias se caracterizaron no solamente por la
distribución de la tierra entre los campesinos, sino que también
representaron la nacionalización de la propiedad social de los medios de
producción agrícola, y la eliminación de las diferencias sociales en el
campo. Así ocurrieron las reformas agrarias socialistas de Rusia (1918 en
adelante), China (1949), Cuba (1960), Europa del Este (después) de la
Segunda Guerra Mundial), Corea del Norte (1956), Vietnam, etc. Pero ello no
es objeto de estos comentarios, y por eso, no nos proponemos profundizar
sobre sus logros.

El problema agrario y las élites del Tercer Mundo

Al contrario de los países centrales, donde las burguesías nacionales se
obligaron a democratizar la propiedad de la tierra, como forma para
estimular el desarrollo de las fuerzas productivas, aunque capitalistas, en
los países dependientes del hemisferio Sur las élites locales, totalmente
dominadas por el colonialismo y por el imperialismo, adoptaron otras formas
de desarrollo capitalista. Precisamente el modelo de desarrollo capitalista adoptado por la élites dependientes se basó en la existencia de la gran propiedad latifundista,
que pasó a dedicarse a los productos de exportación que interesaban a los
países centrales.

Por eso, en nuestros países se fortaleció la gran propiedad latifundista
porque al colonialismo, antes y después del imperialismo, sólo le
interesaba la mano de obra y materias primas agrícolas baratas. Y no se
preocuparon en desarrollar el mercado interno y mucho menos las fuerzas
productivas locales. En esos marcos, a parte del desarrollo capitalista
dependiente, los problemas sociales solamente se agravaron en los últimos
siglos.

Hoy se puede decir que el problema agrario, como veían los clásicos, desde
el nacimiento del capitalismo, persiste en la mayoría de los países
periféricos y aún más en Latinoamérica. Cómo se caracteriza el problema agrario en nuestras sociedades? Podríamos caracterizar su existencia, describiendo resumidamente la presencia de los siguientes fenómenos económicos y sociales:

- Alta concentración de la propiedad de la tierra. El latifundio es la
forma predominante y controla la mayoría de las tierras en nuestros países;

- La mala utilización de la tierra y demás recursos naturales. Como la
propiedad está concentrada en la oligarquía rural, que no necesariamente
necesita de toda la tierra para acumular, gran parte de esas tierras se
mantiene improductiva, con muy baja utilización;

- Lo que es producido en la tierra. Las líneas de producción adoptadas en
las tierras más fértiles de nuestros países no se dedican a cultivos
destinados a la alimentación de nuestros pueblos, sino que, más bien, se
destinan al monocultivo de exportación, que interesa a los países
centrales, o a la producción de materias primas vinculadas a la gran
agroindustria multinacional.

- El resultado de las características anteriores es de que en casi todos
los países periféricos el hambre es común y afecta a un elevado porcentaje
de la población. En el caso de Brasil, son 32 millones de personas que
pasan hambre todos los días, de un total de 150 millones, y otros 65
millones se alimentan, según la Organización Mundial de Salud, por debajo
de las necesidades mínimas.

- El éxodo rural forzado y la migración a regiones fronterizas con otros
países. Los campesinos ya no tienen futuro en sus lugares de residencia y
son obligados a migrar a las ciudades o a otras regiones lejanas.

- El modelo tecnológico adoptado en las agriculturas periféricas sigue una
lógica únicamente consumista de productos agroindustriales producidos por
empresas transnacionales. Y no tienen ninguna relación con el clima,
condiciones de suelo, de nuestros países. Es un modelo tecnológico
trasladado mecánicamente de los países centrales, y están trayendo enormes
consecuencias, incontrolables, tanto para los recursos naturales
disponibles, cuanto para la sobrevivencia del hombre, así como para el
aumento permanente de la productividad por hectárea.

Tenemos también el problema de la concentración del capital industrial y
comercial que domina el comercio e industrialización de los productos
agrícolas. Está concentrado geográficamente en regiones más desarrolladas
del país y en manos oligopólicas de empresas transnacionales. Afectando,
por supuesto, al desarrollo agrícola, ya que hoy en día la mayoría de los
alimentos pasa por procesos agroindustriales.

Esas son las características principales de lo que ocurre en el medio rural
de nuestros países periféricos, y que determinan que sí siga existiendo un
problema agrario fundamental. Problema agrario que tiene un carácter de
clase. Existe y afecta a la población pobre, a los trabajadores; pero para
las élites colonizadas, para las burguesías locales que solamente piensan
en ganancia, de hecho no hay más problema agrario porque, a parte de todos
estos problemas señalados, ellas todavía logran obtener ganancias con la
producción agropecuaria. Y si hay ganancias, no hay problema agrario.

Agravamiento del problema agrario con las políticas neoliberales

El problema agrario existe y tiene sus raíces en el modelo de desarrollo
capitalista adoptado históricamente por nuestras élites colonizadas y
dependientes. Pero, en la última década se agravó aún más, con la adopción
de las políticas económicas llamadas neoliberales.

O qué significan esas políticas para la agricultura y el medio rural?
Significan un agravamiento del problema agrario. Porque la adopción del
modelo neoliberal representa la sumisión completa de las élites nacionales
que abandonaron totalmente proyectos de desarrollo nacional y se sometieron
a la voluntad del capital financiero, y del capital extranjero, en nuestros
países.Toda la política económica se basa en la apertura de los mercados para las
mercancías industriales y agrícolas de los países centrales y controladas
por empresas transnacionales.

Por otro lado, representa una forma de explotación de nuestra riqueza, ya
no más a través de grandes plantas industriales, o de materias primas
baratas, sino que ahora a través de elevados tipos de interés pagados al
capital financiero, que chupa de nuestros países por el pago de royalties.
O disfrazada por tipos de cambio irreales.

La agricultura de nuestros países está siendo destrozada. Y orgullosamente
la burguesía dominada, se ufana al decir que ahora la agricultura pesa muy
poco en el PIB nacional, y que la población rural es minoritaria en el
país. Como signos de modernidad. Cuando, en realidad, representan signos de
mayor miseria y pobreza. Y sobre todo de abandono de cualquier proyecto de
desarrollo autónomo, nacional y al servicio de las mayorías.

Pero, si por un lado el neoliberalismo va a destrozar la autonomía de
nuestras agriculturas, si poco le importa el destino de las amplias
mayorías de la población rural. Por otro lado, la propuesta de reforma
agraria, de resolución del problema agrario, ahora más que nunca, se ha
vuelto un problema nacional, un problema de clase. Y al contrario de lo que
sucedió en Europa y Estados Unidos, donde fueron las burguesías nacionales
quienes resolvieron el problema agrario, en Latinoamérica y en el Tercer
Mundo el problema agrario solamente podría ser resuelto ahora por las
fuerzas populares.

Es más, la implantación de una reforma agraria en la actualidad no se
limita a combatir la concentración de la propiedad, de los "resquicios
feudales", sino que una reforma agraria tendrá que combatir todas las
características señaladas arriba, como parte del problema agrario, y en esa
medida, se transforma no en solución del desarrollo capitalista, sino que
exige cambios estructurales profundos de nuestras economías, que la
burguesía nacional no quiere y no tiene ni voluntad ni capacidad de
impulsarlos. En esa medida, si por un lado el neoliberalismo agudizó los
problemas económicos y sociales de los países dependientes, por otro lado,
profundizó las contradicciones de clase, que nos llevaron a que la
propuesta de reforma agraria sea en realidad una propuesta de cambios de la
economía, de cambio de los lazos de dependencia. Una propuesta de
liberación nacional de nuestros pueblos.

La lucha de los Sin Tierra, la experiencia brasileña del MST

El Movimiento Sin Tierra (MST) existe hace casi 15 años en Brasil. Durante
este tiempo siempre ha luchado intensamente contra el latifundio. Nuestras
formas de lucha principales fueron la toma de tierras, la realización de
marchas sobre las capitales, asambleas masivas, caminadas, manifestaciones,
tomas de edificios del gobierno, etc. Al principio éramos muy combatidos por el gobierno, por los latifundistas y las élites, y la sociedad nos veía solamente como verdaderos Quijotes,
luchando contra los molinos...

Pero de esa lucha sin treguas hemos avanzado. Avanzamos en conquistas
reales. Durante estos años fueron más de 1.200 latifundios conquistados a
la burguesía, que permitieron el asentamiento de más de 140 mil familias.
Pero avanzamos también en la construcción de una nueva propuesta de reforma
agraria, vinculada a los intereses de toda la población y no solamente de
los sin tierras. Una reforma agraria que signifique el quiebre por las
raíces del problema agrario. Una propuesta de reforma agraria que
represente igualdad social, justicia en el campo y desarrollo económico
bajo control de los trabajadores.

Sin embargo, el mayor avance que hemos obtenido fue en el proceso de
concientización de toda la sociedad. En nuestro último congreso nacional
realizado en Julio del 1995, levantamos la bandera "La Reforma Agraria es
una Lucha de Todos". Nuestra estrategia es concientizar a los trabajadores
de la ciudad, la población en general, los pobres en especial, de que la
reforma agraria no es corporativa, no es de interés solamente de los pobres
del campo. Que la reforma agraria es un medio fundamental para resolver la
mayoría de los problemas que los pobres de la ciudad enfrentan, como el
hambre, el desempleo, la violencia, la marginación, la falta de educación,
el transporte y la vivienda.

De a poco, los trabajadores urbanos han comprendido ese carácter. Y hoy
podemos avanzar aún más, y decirles, que la reforma agraria solamente será
posible, no por voluntad de un gobierno presionado, sino que solamente será
realidad en el marco de la lucha contra el neoliberalismo, contra el
imperialismo, contra la dependencia del capital financiero, contra la
dominación del capital. Y que solamente es posible desarrollarla con un
nuevo modelo de desarrollo, nacional. Nacional, en el sentido que atienda a
todos los brasileños. Popular, en el sentido que atienda a las necesidades
básicas de todo el pueblo, y no solamente de una minoría, como es la
propuesta del neoliberalismo.

Estamos, hoy, en ese esfuerzo. Estamos convencidos de que en Brasil, en
Latinoamérica, en los países del Tercer Mundo, solamente es posible
alcanzar la reforma agraria con profundos cambios económicos y sociales,
hechos por todo el pueblo organizado. Sin embargo, tenemos todavía muchos retos por delante. Las ideas socialistas y revolucionarias pasan por una crisis.

Los sectores pequeño-burgueses que dominan nuestros partidos de izquierda
se perdieron con el muro que cayó en sus cabezas. Tenemos que recuperar la
confianza en nuestros pueblos.Comprender que solamente organizando las masas y haciendo grandes movilizaciones populares lograremos cambios.

Tenemos que retomar el trabajo de formación político-ideológica. Recuperar
formas creativas de comunicación con las masas. Recuperar la mística de que
es posible los cambios sociales. Que el futuro pertenece a la clase
trabajadora. En fin, recuperar el ánimo de la revolución.

Joao Pedro Stedile* de la Dirección Nacional del Movimiento sin Tierra del Brasil.

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Curso para organizar protestas antiglobalización

Desde Suiza, Sergio Ferrari. Púlsar

En una iniciativa sin precedentes se realizó en la ciudad de Génova un curso de formación para organizar protestas antiglobalización. Promotora de la sorprendente propuesta, Norma Bertucelli, maestra del ciclo elemental y presidenta del Centro de Documentación por la Paz de esa ciudad italiana. Tal como lo señalan medios europeos de prensa, la iniciativa es sostenida por grupos anarquistas y por el partido Refundación Comunista. La idea es instruir a militantes que se disponen en julio próximo a protestar en Génova contra una Cumbre del G8, grupo que reúne a las siete naciones más industrializadas del planeta y Rusia.

Como parte de los lecciones de este fin de semana los participantes aprenderán cómo afrontar las cargas policiales, cómo resistir los golpes de las porras y como huir de la policía con la mayor celeridad posible. El *seminario de resistencia* provocó inmediatas reacciones de sectores de centro-derecha italiana, y el Instituto Don Bosco de los padres Salecianos donde se iba a desarrollar desistió a último momento de poner a disposición el local.!

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PARA EL 2001: DEBEMOS SER TERCOS

DIANA MORAN

Nosotros
los rompebarcos de la marinada
tirapiedras fecundos
antes que un pedazo de sandía
perturbara
los plácidos kilómetros de los ojos azules.
Nosotros
la botella de lágrimas rabiosas
contra toda fecha
de la letra perpetua renovada.
Nosotros
los legendarios quiebravidrios
niegafirmas contagiosos gritabarcos
con nuestra siembra de banderas
en el despertar de todas las mañanas
Nosotros
sí los prohibidos
los malditos apagados prendidos
desde no sé que consigna
del Prestán amotinado.
Nosotros malditos
malditísimos despojados de la patria.
Nosotros
cuando el gallo de pascua
despunte el sol del mediodía
2000 veces ascanios, aragones, prestanes, palominos
construiremos la casa de los sueños
con la moneda propia de su mapa.
No es la moda
de llamarnos tercos
sino el instinto de conservar
el nosotros de la sangre y de la esperma.
No es querer ser tercos de remate
con un golpe gastado dominó semántico.
En este desafío de relojes
entre el superman que se roba las galaxias
y el despegue endeudado de las pulgas
tenemos que ser tercos:
tercos de dulzura
tercos en la cárcel
en la muerte tercos
tercos y más tercos en la firma
tercos
terquísimos
para pasar el ojo del camello
y recobrar la cintura de las aguas.

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Movimiento contra el Neoliberalismo (MCN)
¡ Todos contra el modelo Neoliberal !

Alerta Número 4 Ciudad de Panamá.

En América Latina, los conflictos, las confrontaciones y las contradicciones sociales, parecen desarrollarse durante el siglo XX, por etapas y regiones.
Primero, se presentan las luchas sociales emancipativas en Uruguay,
Argentina y Chile. El derrocamiento de la Unidad Popular de Salvador Allende
cierra esta etapa. Después el escenario se traslada a Centroamérica, en
especial a Nicaragua, El Salvador y Guatemala, donde a lo largo de la década
del ochenta, las luchas abiertas de masas, generan novedosos modelos de
participación. Los acuerdos de pacificación de los conflictos armados y la
derrota del Sandinismo, a lo largo de la década del noventa, cierran aquel
histórico período de ascenso de las luchas democráticas, populares y
revolucionarias.

Sin embargo, el momento actual parece mostrar que la región constituída por
los países Bolivarianos, será en el corto plazo el escenario de luchas
sociales, institucionales, políticas e ideológicas. Al interior de la región
se debaten, desde los sectores dominados, por lo menos tres proyectos.
Venezuela, Ecuador y Colombia, son los países donde por sus características
particulares, se radicalizarán un conjunto de contradicciones que pueden
definir la dinámica de los procesos sociales a lo largo del siglo XXI. Ese
proceso, sin embargo, se encuentra a medio camino entre el imaginario
colectivo, el legado histórico y la posibilidad de los movimientos sociales
y populares para configurar un escenario de lucha abierta y democrática,
donde sea posible cancelar todas y cada una de las contradicciones que el
modelo neoliberal genera.

En la región Bolivariana, el modelo neoliberal se encuentra en una fase de
abierta de descomposición. No se trata de una crisis cíclica. El modelo
neoliberal no tiene y no tendrá la capacidad de generar estabilidad, sin
agudizar las contradicciones de forma y de fondo entre las clases sociales.
Panamá como parte de la región Bolivariana, no será la excepción. En el
país, el modelo neoliberal, se prepara para traspasar los costos sociales
que genera a quienes trabajan y por consiguiente consumen. Con ello se
busca penalizar al trabajo mediante impuestos y tarifas que en su conjunto
atentan contra el derecho a la vida digna del pueblo panameño.

Para subsistir, el modelo necesita generar circulante. Sin embargo, sólo
podrá obtener el circulante necesario para dinamizar la economía, a través
del endeudamiento, la privatización de la Caja del Seguro Social, la
reforma tributaria y el uso del Fondo Fiduciario. Estos proyectos resuelven
parcial y temporalmente, el estancamiento económico, y las expectativas de
la población. Sin esos recursos, sin la posibilidad de generar rápidamente
circulante, el modelo no solo entrará en colapso, sino que ampliará la
descomposición social, capaz de cuestionar hasta los postulados ideológicos
que lo sostienen, entre ellos la idea que el país vive, funciona y existe
por, para y desde el tránsito de mercancías y servicios.

Ese proceso de contra-reformas neoliberales, constituye en síntesis y en
esencia, la embestida mancomunada de las fuerzas imperialistas,
transnacionales y oligárquicas, que expropian, en unos casos, y se
reapropian, en otros, de las riquezas del país, mediante relaciones
neocoloniales de intercambio. Las contra-reformas neoliberales demuestran
que el neoliberalismo no está en crisis, sino y por el contrario, que ha
entrado en una lenta fase de colapso completo. El inicio del colapso del
modelo neoliberal, es el principio de una generalizada ausencia de
gobernabilidad, donde es posible ampliar las movilizaciones y protestas, que
por el contrario, resultan insuficientes para plantear un debate sobre la
reversión de las medidas neoliberales. El neoliberalismo quiere dividir el
descontento social, colocando las compensaciones y equiparaciones económicas
de los que menos recursos tienen, no en los bolsillos del Estado, en tanto
ente social, sino en el bolsillo de las clases expropiadas. En síntesis,
será nuevamante el trabajo y no el capital, quien sostenga las políticas
necesarias, para reducir la fase de colapso ideológico del modelo
neoliberal.

Ante las pretensiones del capital, las organizaciones de clase, las fuerzas
populares y los movimientos de masas, requieren emanciparse de quienes
históricamente han retrasado su desarrollo y despolitizado su práctica a lo
largo de los últimos 50 años del siglo XX. Liberarse de la dirección de las
capas medias, por ejemplo, significa para el movimiento de masas y en su
conjunto para las organizaciones populares, abandonar las actitudes
pesimistas y retardatarias, que suponen que el pueblo panameño, es incapaz
de construir un proyecto autónomo con capacidad de impulsar la
transformación social en el Itsmo.
El movimiento popular y sus organizaciones, liberados del pesimismo, podrán
adquirir la voluntad necesaria para cancelar todos los obstáculos que
impiden la construcción de una nueva correlación de fuerzas, donde la tarea
de reactivar a los sectores desmovilizados por el neoliberalismo, sea al
mismo tiempo, la posibilidad de articular una propuesta representativa y
con perspectivas y opciones de poder, en medio de la politización de las
masas y la lucha abierta de masas, sin intermediación ni conducción de las
capas medias, la pequeña burguesía y sus pretensiones antihistóricas de
desarticular el orden constituido, a partir de acciones sin la anterior
organización consciente de las masas, el pueblo y la clase: la historia ha
demostrado que sólo la organización es garantía de victoria.

¡ Todos a la Lucha, Todos contra el Neoliberalismo !


Movimiento contra el Neoliberalismo (M.C.N.)