Compañeros: despertad, despertad, hermanos desheredados. Vayamos a la Revolución, enfrentemonos al despotismo; pero tengamos presente la idea que hay que tomar la tierra en el presente movimiento, y que el triunfo de este movimiento debe ser la emancipación económica del proletariado, no por decreto de ningun gobernante, pero por la fuerza del hecho; no por la aprobación de ningun Congreso, sino por la acción directa del proletariado.
Ricardo Flores Magon, de la Regeneración, 28 de enero de 1911.
La anterior es una de las ideas, de uno de los revolucionarios mas lucidos y consecuentes que veía con bastante claridad la inminencia de la Revolución Mexicana de 1910, y planteaba junto con el Partido Liberal Mexicano del cual el era diregente; la necesidad de transformar a la sociedad en su conjunto.
El desarrollo histórico en nuestro país ha dada la razón a los Magonistas -como tambien se le conoce a esta corriente política- pues la corriente pequeño burguesa que salio triunfante de la Revolución de 1910, solo realizó pequeñas reformas obligandos por el empuje de las masas, pero en el torno solo fomentaron la conformación de una nueva clase política que se ha dedicado al saqueo de las riquezas nacionales.
Nos encontramos en situaciones parecidas a las que dieron origen a la Revolución de 1910 y es necesario reflexionar y buscar en nuestra historia ejemplos que nos ayuden a encontrar respuestas a los retos que enfrentamos como Nación.
Creemos que es necesario impulsar la discusión amplia y profunda de los grandes problemas nacionales, para poder participar de la manera mas consiente en recuperar la patria para quienes con su trabajo generan las riquezas de la misma.
Con esa intención reproducimos el siguiente documento como un pequeñ homenaje a quienes con su vida en los campos de batalla han contribuido a forjar la patria y a quienes en estos momentos luchan desde cualquier trinchera con el único interés de crear un México verdaderamente Libre Democrático e Independiente.
Movimientos importantes como el de los ferrocarrilleros, candelilleros, médicos, campesinos, y estudiantes fueron reprimidos durante las décadas de los años 40 y 50.
Las condiciones económicas, sociales y políticas para la aparición de un movimiento armado revolucionario eran patantes. El 23 de septiembre de 1965, después de un periódo de entrenamiento, un grupo político-militar encapezado por el profesor Arturn Gámiz García, intenta tomar el Cuartel Militar de la ciudad de Madera, en el estado de Chihuahua. Por varias circunstancias fracasaron en su intento y la mayoría de los combatientes que se desidieron a ejercer la violencia revolucionaria para transformar el país, perdieron la vida asesinados en desigual combate o una vez que fueron capturados y se encontraban inermes.
Ese hecho marcó el inicio en México de la lucha armada revolucionaria por la construcción del socialismo. El ejemplo de los insurgentes del Cuartel Madera transcendió al ámbito nacional. En otras partes del país otros grupos de ciudadanos se preparon para el combate por la transformación radical de la sociedad.
En otros puntos de la república, se iniciaban los preparativos y la formación del premer núcleo de lo que posteriormente sería el Partido Revolucionario Obrero Clandestino Union del Pueblo (PROCUP). Sin embargo la estafa de la beligerencia guerillera en las montañas, la toman el Partido de los Pobres (PDLP) y la Asociación Cívica Nacional Revolucionaria (ACNR), organizaciones que en el estado de Guerrero combaten a las fuerzas de seguridad del Estado mexicano. Los comandantes Lucio Cabañas Barrientos y Genaro Vasquez Rojas, ocuparon un lugar en la historia del país, al morir en combate y sin claudicar de la lucha consequente por el cumplimiento de sus ideales liberatarios.
A partir de 1968, después del gran movimiento estudiantil-popular que conmovió al país y que fue sofocado con la masacre del 2 de Octubre en la Plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco, cientos de mexicanos se radicalizaron y decidieron emprender formas violentas de lucha ante la imposibilidad de acceder a cambios sustanciales de la sociedad en forma pacífica.
Ese es el contexto que hace surger grupos de guerilla urbana como el Movimiento de Acción Revolucionaria (MAR), La Liga Comunista 23 de Septiembre, las Fuerzas Revolucionarias Armadas del Pueblo (FRAP), el Frente Urbano Zapatista (FUZ), los Lacandones, los Comandos Armados del Pueblo, y otros más que no alcazaron notoriedad. Se desarrolló un proceso de proliferación de grupos armados, con mayor o menor claridad de los objectivos y medios que se proponían alcanzar y utilizar a través de su acción.
Este periodo abarcó gran parte de la década de los años 70 y se caracterizó por los intentos de la Liga Comunista 23 de Septiembre, de hegemonizar un proceso de unidad revolucionaria partiendo de premisas falsas, tales como el aglutinar a los grupos en torno a los recursos materiales, sin una formación y selectividad ideológica, y sin considerar la importancia de una necesaria actitud correcta ante la vida y no solo ante el enemigo.
Esos intentos de unidad de los grupos armados revolucionarios, bajo premisas falsas, condujo al fracaso de su proyecto y que fueran fácilmente infiltrados y diezmados por el Estado mexicano.
Cientos de combatientes heróicos de las diversas fuerzas revolucionarias fueron asesinados y desaparecidos durante la guerra sucia de la decada se los 70s. Pero su sangre ha germinado en el corazón de miles de mexicanos que hoy, a lo largo y ancho de nuestra patria se incorporan al cumplimiento de las nobles tareas de la revolución.
En 1974 fue golpeado un grupo revolucionario, las Fuerzas Armadas de Liberación Nacional (FALN), quienes se proponían desarrollar la guerra de guerrillas en el estado de Chiapas y contaban con células en Monterrey y la Ciudad de México, entre otros puntos. Esa estructura despareció de la escena pública después del golpe represivo y es probable que sea el antecedente del Ejército Zapatista de la Liberación Nacional (EZLN), movimiento que irrumpió en la vida política nacional los primeros días de 1994.
El Partido de los Pobres y el Partido Revolucionario Obrero Clandestino Unión del Pueblo, no participaron en esos intentos de unidad, considerando que se resultado sería endeble y que no resistiría la prueba del tiempo. El Partido de los Pobres (PDLP), continuó, su beligerancia en las montañas de Guererro y se enfrentó en 1974 a un fuerte revés militar, con la muerte en combate del Comandante Lucio Cabañas Barrientos y la dispersión de parte de sus fuerzas, las cuales posteriormente se reagruparían y se desarrollarían con mayor calidad.
Después de la derrota militar de varios grupos en la década de los años 70s, el PROCUP y el PDLP se fortalecieron e iniciaron una coordinación orgánica en torno al lineamiento político estrategia y táctica de Guerra Popular Prolongada, contemplando todas las formas de lucha en torno a la lucha armada revolucionaria y considerando como factores estratégicos imprescindibles, la formación de un partido, un ejército revolucionario y un poderoso movimiento político de masas.
Una de las causas que lleveron a diversos grupos armados a la derrota, fueron las concepciones insureccionales y cortoplacistas de la Liga Comunista 23 de Septiembre, su desvinculación de las luchas de masas y su concepción que hacía prevalecer los aspectos militares sobre los aspectos politicos.
En los primeros días de 1994, se difundió ampliamente la existencia y acción político-militar del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, fundamentalmente en el estado de Chiapas. El EZLN dío inicio a una nueva etapa, cualitativamente superior en el desarrollo del movimiento revolucionario, coincidiendo en un conjunto de conceptos y formas con el resto del movimiento armado revolucionario nacional.
En el Junio de 1996 hace su aparición el Ejército Popular Revolucionario (EPR) que es el resultado de la unidad de 14 organizaciones revolucionarias, entre ellas el PROCUP-PDLP y quienes a su ves se encuentran bajo la dirección del Partido Democratico Popular Revolucionario (PDPR).
Sin duda que los tiempos futuros están marcados por el fortelecimiento de los actuales polos de aglutinación de las fuerzas revolucionarias, el crecimiento de grupos, organizaciones armadas que capitalizarán la actual coyuntura política y por el surgimiento de nuevos grupos y organizaciones que se plantean el ejercicio de la violencia revolucionaria para acceder a las tranformaciones substanciales que el país require.
Asimilar las experiencias históricas del movimiento revolucionario en México, América Latina y el resto del mundo, es esencial, para el desarrollo de alternativas viables en nuestra patria. Prevenir la política contrainsurgente del Estado mexicano y del imperialismo norteamericano, es básico.
Pero verdaderamente funtamental es la comprensión profunda de que la coordinación y la unidad revolucionarias, son elementos necesarios e imprescindibles para hacer de México y América Latina una gran patria socialista.
La burguesía mexicana, encabezada por el movimiento constituciónalista al frente de cual se encontraba Vanustiano Carranza logró hegemonizar un proceso revolucionario en que las amplias masas campesinas y la clase obrera adolecieron de una dirección política que orientara su lucha en torno a los principios marxistas y fueron derrotados en el plano política y militar.
Los Generales Emiliano Zapata y Francisco Villa al frente de las masas campesinas armadas constituyeron poderosos ejércitos que lograron vencer a los constitucionalistas; en 1914 tomaron la capital de la República y se hicieron virtualmente del poder; sin embargo, no tuvieron la perspectiva revolucionaria, teórica y práctica que les permitiera orientar el transformación del pais, por lo que renunciaron a la responsabilidad histórica que la fuerza de las armas había depositado en sus manos y se replegaron a sus estados, cediéndole a partir de entonces la iniciativa a la burguesía que tras asesinar a traición a los caudillos populares (Emiliano Zapata en 1919 y Francisco Villa en 1923) impuso y fincó las bases de su proyecto económico y político.
Por su parte la clase obrera, limitada en su horizonte político de lucha por las concepciónes anarco-sindicalistas y pese a los esfuerzos realizados por el Partido Liberal Mexicano (PLM) y los hermanos Flores Magón, por dotarla de un programa propio e independencia política, fue finalmente instrumentalizada por la burguesía, organizada en los denominados "Batallones Rojos" y empujada a la confrontación con los ejércitos campesinos. Así se ahogó en la propia sangre del pueblo la esperanza de ver cristalizada la alianza obrero-campesino, bastión fundamental de la revolución proletaria.
La experiencia histórica de la revolución democrático-burguesa en México (1910-1919) constituye el preámbulo del surgimiento de destacados intelectuales marxistas, de los primeros partidos comunistas y de las primeras tentativas de revolución socialista, antiimperialista y por la liberación nacional que se registra en el continente.
1. Con el antecedente de la revolución democrático-burguesa (1910-1919), México reune hoy las condiciones económico-materiales mínimas para emprender la construcción de una economía y sociedad socialista.
2. El enriquecimiento de la cultura universal y del acervo económico, político y filosófico de la intelectualidad mexicana, como producto de la posibilidad que ha habido en nuestro país de acceder a la asimilación de las experiencias revolucionarias de otros pueblos.
3. Las raices antiimperialistas del proceso revolucionario en México se nutren de las sucesivas intervenciones en nuestro país, que llevaron incluso a la perdida de mas de la mitad de nuestro suelo patrio, lo que aunado con la extensa frontera compartida con el imperialismo y los milliones de chicanos e ilegales víctimas de la discriminación y explotación configuran un escenario inédito de lucha antiimperialista, cuyos alcances fueron ya anunciados por los acontecimientos de Los Angeles.
4. La gran diversidad etno-cultural del pais es un punto de encuentro con las raices que compartimos con otros pueblos del continente.
5. La gran diversidad geográfica que permite el desarrollo de todas las formas de la guerra, y
6. La importancia geopolítica y económica que tiene nuestro país en relación con el imperialismo norteamericano, hacen que el proceso revolucionario en México necesariamente incida y cambie la correlación de fuerzas existente en el plano internacional y fortalezca como ningún otro el empuje de los procesos revolucionarios en el continente.
El despunte del movimiento armado revolucionario en México no constituye el crepúsculo de la guerrilla en América Latina ni la última de la revoluciones posteriores a la crisis del socialismo en Europa, sino la prueba de su vigencia histórica y la esperanza del reencuentro de la revolución que se vio opacada por la adversidad del contexto internacional y las debilidades propias del desarrollo de los procesos revolucionarios en América.
Los revolucionarios en México, tenemos la responsabilidad de no incurrir en los errores de otros procesos revolucionarios, fortalecer el desarrollo de nuestra unidad estratégica y coayudar al diseño de un estrategia global revolucionaria en el continente, que tenga como punta de lanza en la lucha antiimperialista a la enorme población latina e interracial que se encuentra en los Estados Unidos. Debemos educar al pueblo en la conciencia de que inevitablemente se atraversara por un proceso prolongado de guerra y que es básico basarnos en nuestras propias fuerzas, desechando las concepciones cortoplacistas que pueden llevara frustración de las masas y al desgaste de la militancia revolucionaria.
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