A estas alturas de la "fridomanía" que hoy recorre el mundo, resulta casi una aventura temeraria montar una obra basada en la vida y obra de esta singular pintora. Sin embargo, el joven dramaturgo Humberto Robles ha logrado hacer un monólogo donde la actriz Laura De Ita interpreta a una Frida distinta; sí, la Frida de esta original puesta en escena es una visión diferente de la imagen doliente, atormentada y estoica, que el mito nos había mostrado hasta ahora. Lo que Humberto Robles nos ofrece es un ser de carne y hueso, pícara, cariñosa, deslenguada, borrachina, divertida. Y desde esta perspectiva humanizada, Frida también nos revela sus amores, sus miserias, sus opiniones respecto a los personajes que conoció y al tiempo que le tocó vivir.

Si antes de ver esta obra uno respetaba y admiraba a la artista, después de ver "Kahlo, Viva la Vida", interpretado por Laura De Ita, dirigida por Rodrigo Vázquez y musicalizada en vivo por Joselo Rangel (miembro de Café Tacuba), es capaz de despertar en el espectador. En un foro pequeño (La Gruta del Helénico, Av. Revolución # 1500, en la ciudad de México), con escasos recursos escenográficos (destaca una silla de ruedas, un verdadero arte-objeto), con apenas un cupo para 80 personas, un magnífico texto, una muy buena actuación y una ambientación musical excelente pueden obrar milagros en el espectador.

Y es justamente por esta emoción estética, milagrosa, que vale tanto la pena ver esta obra. Y descubrir, gracias a ella, una Frida capz de amar sin reservas ni condiciones a Diego, a una Frida que convive con el dolor físico al punto de reirse de él, una Frida que sabe que su locura no es tal y una Frida que, a fin de cuentas, por haber conocido el amor y el sufrimientoc omo los conoció, venera y celebra la vida como no lo haría ningún mortal.

Sin reservas, vaya a ver "Kahlo, Viva la Vida", un viernes (y sólo un viernes), a las 20:30 hrs., en La Gruta del Helénico. Créame que se llevará consigo, tras verla, un nuevo concepto de Frida, de la vida y de sí mismo.