¿QUIÉN ES LA DIOSA DE LA CRUZ DEL SUR?

Cuando Kathy Jones me aconsejó buscar un nombre bajo el cual consagrar a las
Sacerdotisas que se iniciaran en la Argentina, me di cuenta que me encontraba ante un hermoso desafío. Como Sacerdotisa de Avalon, me apenó no poder utilizar el mismo título para las estudiantes del curso, no obstante entendí que debía actuar con desapego y con respeto por las divinidades y lugares sagrados de la tierra donde nací.
El sitio en el cual yo recibí el llamado de la Diosa se llama Los Terrones, y está ubicado a pocos kilómetros de Capilla del Monte, en Córdoba. No caben dudas acerca de que se trata de un lugar sagrado. Hay quienes dicen que allí se encuentra la ciudad intraterrena de ERKS (cuyo nombre significa Encuentro de Remanentes Kósmicos Siderales) y según algunas versiones se trataría de una ciudad de “sacerdotisas azules” que custodian una llama perpetua, también de color azul. Esta historia me recuerda a las 19 sacerdotisas de la Diosa Brighid que mantenían el fuego sagrado en su santuario de Kildare, en Irlanda del Sur.
Siento en Los Terrones idénticas energías que en Glastonbury, donde se encuentra la Isla Sagrada de Avalon. Y aunque respeto las creencias de todo el mundo, no comparto las ideas de seres intra o extra-terrestres que vengan a salvar la Tierra, nuestra Madre. Esta es una tarea que nos compete exclusivamente a quienes vivimos sobre Ella, quienes somos también, lamentablemente, los responsables de que se encuentre en el estado en el que actualmente se está.
Particularmente siento que la llamada ERKS no sería una ciudad intraterrena sino el Otro Mundo, el Mundo de la Diosa, el mismo sitio al que llaman también Avalon. Que tanto en las cercanías de Capilla del Monte, como en Glastonbury y otros lugares sagrados se encuentran los umbrales de acceso a ese Inframundo.
Al no coincidir con quienes bautizaron a ERKS, tampoco siento que deba utilizar ese nombre para denominar a nuestras sacerdotisas. De modo que decidí buscar a una Diosa que nos identifique a la vez como sus hijas e hijas de esta tierra a la que llamamos Argentina. Curiosamente su nombre deriva de “argentum” que en latín significa “plata”, el metal con el cual se identifica la luna. Pero no me percaté de esto en su momento y tampoco me di cuenta que tal vez, no solo debía mirar hacia la tierra sino también hacia el cielo.
Claro que no sería fácil buscar el nombre de la Diosa en un territorio demasiado vasto en el cual fueron y aún son veneradas una multiplicidad de Diosas, todas ellas con diferentes aspectos y pertenecientes a distintas culturas.
La más universal de ellas y la que ostenta todos los atributos de la Gran Madre es, sin lugar a dudas, la Pachamama (o Mama Pacha). Pero Ella sostiene aún un culto vivo con sacerdotes y sacerdotisas que la veneran, pero que incluyen en sus creencias a otros dioses y diosas y no sería lícito, desde mi punto de vista, arrogarse un título que no concuerda exactamente con los ritos y costumbres establecidos por estos pueblos.
Una de las estudiantes del primer curso propuso auto-bautizarse como “Sacerdotisas del Cono Sur”. No tuve mucha idea del por qué pero automáticamente supe que el nombre sería “Sacerdotisas de la Diosa de la Cruz del Sur”.
La intuición se fue convirtiendo en certeza, a medida que iba investigando en las mitologías referidas con esta constelación, que fue y aún hoy continúa siendo utilizada como “guía”, debido a que sus estrellas indican exactamente los cuatro puntos cardinales.
Estos cuatro puntos, en la rueda medicinal de quechuas, araucanos y mapuches así como de otros pueblos aborígenes forman una “cruz cuadrada”, que es el eje de la rueda y que puede verse claramente representado en los dibujos del “kultrún” el tambor que utilizan las “machis” (curanderas mapuches) para sus ceremonias de sanación. En cada una de las cuatro partes en que este queda dividido, pintan además soles, lunas o estrellas.
Esta cultura tiene además otro símbolo bello e inquietante: el avestruz, representado generalmente con figura de óvalo con una cruz en el centro.
Muchos mitos antiguos suponen que el Ser Supremo tomó la forma de un águila, de cuyos huevos nacieron los primeros mortales. Y es en memoria de la Gran Ave-Madre que en algunas culturas aborígenes las personas se adornan con garras y plumas, las cuales los devuelven a sus orígenes, y a su divina facultad de volar al Más Allá.  Para los celtas, Brighid era la diosa-cisne, y la lechuza estuvo asociada desde siempre a Blodeuwedd así como a Palas Atenea, en la mitología griega. Los cuervos son los pájaros de la diosa de la Muerte, Morrigan.
Por eso no sería extraño que el avestruz (llamado también ñandú, suri o choike por los pueblos originarios) representara a la primitiva Diosa, antes de que la era patriarcal llegara también al mundo indígena. Existen sobrados motivos para sospechar que esto fue así, sobre todo si buceamos un poco en las leyendas que se refieren a la Cruz del Sur.
Los indios que habitaban Buenos Aires y la Patagonia, veían en la Cruz del Sur la huella de un enorme ñandú, que huía de las boleadoras de los cazadores, lo cual tranquilamente puede interpretarse como a la Diosa Ave buscando protección en el cielo, huyendo de sus perseguidores patriarcales. Para los mocovíes, el ñandú huye de un perro que lo quiere destrozar y para los guaraníes, el ñandú galáctico es antropófago, pero Tupá (un dios también patriarcal) le dejó 3 bolsas de comida para evitar que comiera a los hombres. Cuenta la leyenda que el ave ya devoró uno de ellos y que cuando acabe con los tres vendrá el fin del mundo.
En la Cueva de las Manos, así como en otras en las que se encuentran pinturas rupestres de la época prehistórica en la Argentina, pueden encontrarse símbolos que representan a esta ave sagrada, unidos a los que representan a las estrellas de la Cruz del Sur.
Es que nuestros ancestros indígenas prestaban mucha atención al cielo y a las formaciones de estrellas. Para los wichis (matacos), onas, quechuas, aimaraes y araucanos la Vía Láctea (asociada a la leche materna derramada de los pechos de la Diosa Madre por culturas de todo el mundo) era “el gran río de los espíritus buenos”.
Para los araucanos y los tobas, dos pueblos bastante distantes entre sí, el Saco de Carbón representa el cuerpo del avestruz que se encuentra echado en el suelo, y la pata está compuesta por las cuatro estrellas de la Cruz del Sur. Y hay culturas que incluso vieron al ñandú en casi toda la Vía Láctea.
Resulta interesante conocer el significado que le dieron a la Cruz del Sur en otras latitudes, ya que en épocas pretéritas la constelación podía observarse desde algunos puntos del hemisferio Norte.
Plinio, quien en los años 23 al 79 de nuestra era trataba de demostrar la redondez de la Tierra, desde Alejandría, la utilizó para confirmar sus teorías, según lo relata en su libro "Naturalis Historia Liber". Llamó a la Cruz del Sur “Trono del César”, lo cual coincide con la asociación de la egipcia diosa Isis con Sirio (Sothis) la estrella-perra que anunciaba el comienzo del año nuevo, el día del solsticio de invierno.
Según Alberto Martos Rubio, autor de "Historia de las Constelaciones", la cruz ansada o Ankh (llave de la Vida y símbolo de Isis), podría tener su origen en esta constelación.
Para la tribu australiana de los Cornu, la Vía Láctea, era también un río de suma importancia para ellos, pues en sus orillas resucitarían después de la muerte como hombres de color blanco. Así también para los Narrinyeri, otra tribu australiana, es un río donde navega una embarcación.
En el centro de Australia, se consideraba a esta constelación, como la "Pata del Águila", lo cual en cierta forma se parece a la visión que de la Cruz, tenían las tribus de Sudamérica, que la veían como la "Pata del Súri".
De este modo, dejo sentada una nueva teoría que trataré de demostrar en una investigación que comenzaré a realizar próximamente, con el objeto de rescatar a nuestras diosas indígenas. Espero al cabo de algunos años haber visitado la mayor cantidad de pueblos autóctonos para entrar en contacto con sus ritos e historias, contados por ellos mismos.  Mientras este sueño se concreta, la Diosa de la Cruz del Sur, guiará desde el cielo los pasos que sus futuras Sacerdotisas darán sobre el sagrado suelo de la Madre Tierra, nuestra querida Pachamama.
Estrellas de la Cruz del Sur:
Al pie de la Cruz se observa a Alpha Crucis, o Acrux, la estrella de mayor magnitud. La estrella roja que observamos arriba, es Gacrux, o Gamma Vía. Delta Crucis, es la que se encuentra a la derecha y es la menos brillante de las cuatro. Becrux, Mimosa o Beta Vía es una de las más conocidas, aunque no la más brillante. Observarla y observar las estrellas de apariencia pequeña que la rodean, puede ser un ejercicio muy interesante, según recomiendan los astrónomos.
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