EL PAPA CAMBIA A ULTIMA EL PROGRAMA PARA VISITAR EL CALVARIO
Subió en privado por una escalerilla de cinco metros de altura
JERUSALEN, 27 mar (ZENIT.org).- La visita de Juan Pablo II a Tierra
Santa
terminó con una sorpresa que rompió todos los esquemas
de sus
organizadores. Sirve también de imagen para cerrar esta semana
que
calificar de «histórica» sería banal. No
es la imagen de un hombre
carismático, rodeado de muchedumbres festivas; sino la de un
hombre de fe
anciano, recogido en oración, ante el misterio del hombre-Dios,
en el
Calvario en el que entregó la vida por los hombres.
Al visitar ayer por la mañana el Santo Sepulcro, el Papa no había
tenido
tiempo de rezar en la capilla que recuerda el lugar de la atroz muerte
de
Jesús. En la tarde, dejando a un lado el programa oficial, insistió
en
poder ir a rezar ante este lugar de difícil acceso, pues para
llegar a él
hay que subirse por una escalera incómoda de cinco metros de
altura. Pero
no hubo nada que hacer: el Santo Padre estaba decidido a visitar el
Calvario y al final los organizadores accedieron a su deseo. Lentamente,
apoyándose en la barandilla, subió hasta el recito que
custodia el misterio
de la cruz. Allí se detuvo durante veinte minutos, sumido en
un
profundo recogimiento.
Uno de los testigos de este episodio fue el superior de la Basílica
del
Santo Sepulcro, el padre Luis Terrato. Así cuenta lo sucedido:
«Cuando el
Santo Padre había salido de la Basílica para ir a comer,
después de la
Misa, expresó el deseó de subir a la Capilla del Calvario,
pero los
organizadores del viaje le dijeron que no era posible, por falta de
tiempo.
El Santo Padre se fue del Santo Sepulcro con la espina en el corazón
de no
haber podido rezar en el Calvario».
Por este motivo, al terminar la comida, insistió ante los organizadores
en
volver al lugar sagrado. El Papa «subió la empinada escalerilla
que lleva a
la capilla «con esfuerzo pero con gran energía»,
continúa diciendo el padre
Terrato. «Fue como una subida al Calvario y lo hizo con sufrimiento,
pero
lo logró: se fue junto al lugar de la "Pietà" del Calvario
y allí rezó un
buen momento. Le dejamos tranquilo pues sólo había venido
para rezar.
Nosotros quedamos detrás de él».
La visita al Calvario tenía un significado muy particular para
el Papa al
final de una peregrinación tan importante, aclara el padre Terrato.
«En la
homilía, había hablado de la Resurrección y del
Calvario: dado que existe
una profunda unidad entre la muerte y la resurrección de Cristo,
parecía
que sin la subida al Calvario le faltaba algo a su viaje. Por eso,
creo que
en cierto sentido quiso completar de este modo su peregrinación».
El fraile franciscano dice que en ese momento el Papa no estaba
particularmente cansado: «Me sorprendió el hecho de que
regresara y que
tuviera la fuerza para subir: parecería que recibió una
nueva fuerza».
Gracias al cambio de última hora en el programa, Juan Pablo II
pudo dejar
Israel con la conciencia de haber completado su peregrinación
espiritual
entre el Antiguo y el Nuevo Testamento.
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EL PORTAVOZ VATICANO SORPRENDIDO POSTIVIAMENTE CON LA PRENSA DE ISRAEL
La peregrinación, primera página de los periódicos
de todo el mundo
CIUDAD DEL VATICANO, 27 mar (ZENIT.org).- La visita de Juan Pablo II
ha
sido el acontecimiento mediático más grande de Israel.
Tres mil periodistas
se acreditaron en la Sala de Prensa de Jerusalén para seguir
la visita. Al
terminar el viaje, Joaquín Navarro-Valls, director de la Oficina
de
Información de la Santa Sede, ha analizado ante los micrófonos
de «Radio
Vaticano» el impacto que ha tenido esta peregrinación
papal a Tierra Santa
en los medios de comunicación de todo el mundo.
El portavoz vaticano considera que es necesario distinguir entre los
medios
de comunicación en general y los de Israel. Por lo que se refiere
a los
primeros, constata que el acontecimiento «se convirtió
en la primera página
de todos los periódicos de todo el mundo. Esto quiere decir
que
comprendieron la importancia del viaje, con los aspectos que el Papa
llevaba consigo, es decir, una peregrinación personal, una presencia
de
toda la Iglesia católica con el Papa. Por otra parte, subrayaron
el
acercamiento y esa mejor comprensión que promovió con
el mundo judío».
Pero lo que más ha sorprendido a Navarro-Valls ha sido el eco
que ha tenido
el viaje en la prensa de Israel. «En los primeros días
mostró algo de
desconfianza, y manifestó algunas dudas. Sin embargo, en el
momento de la
visita del Papa al Memorial del Holocausto, en Yad Vashem, la prensa
israelí cambió y se entusiasmó con este Papa al
que han visto en primera
persona en su tierra».
El portavoz ahora hará un análisis de toda esa cantidad
de información que
se ha publicado en los periódicos y que seguramente a gastado
ríos de tinta
y toneladas del papel. Sin embargo, ya saca una primera conclusión:
«No
podría haber salido mejor, pues la opinión pública
no ha traicionado el
sentido del viaje. Lo ha entendido y valorado».
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LA PRENSA DE ISRAEL CONMOVIDA AL DIA SIGUIENTE DE LA DESPEDIDA DEL PAPA
Una visita que ha desmoronado las barreras entre judíos y cristianos
TEL AVIV, 27 mar (ZENIT.org).- «La piedad ha venido esta semana
al Estado
de Israel y ha dejado a un lado la política banal». Lo
afirma un
editorialista del periódico judío «Haaretz»
al comentar hoy la
peregrinación de Juan Pablo II a Tierra Santa.
Parecida es la impresión del presidente de la Knesset (el Parlamento
israelí), Avraham Burg. «El cristianismo moderno ha cambiado»
dice en un
artículo a parecido en el diario «Maariv». Siguiendo
lo que enseñan los
libros de historia en Israel, continúa diciendo: «De religión
que esparció
la sangre, con las cruzadas y la Inquisición, se ha transformado
en una
religión en la que sus sacerdotes se elevan al grado de Justos
entre las
Naciones. No se puede comprender la caída de regímenes
totalitarios en
América Latina, en Sudáfrica y en Polonia sin pensar,
con reconocimiento,
en el hombre que ayer besó el Muro de las Lamentaciones».
Sin embargo,
desde su punto de vista, en el hebraísmo están surgiendo
corrientes que
vuelven atrás para refugiarse en el pasado.
«Yediot Ahronot», el cotidiano más difundido en Israel,
dedica
significativamente dos páginas a la fotografía del pontífice
sumido en
oración ante el Muro de las Lamentaciones. «Esta visita
histórica --dice al
diario el primer ministro Ehud Barak-- ha traído respeto para
Israel y ha
contribuido a la pacificación entre el hebraísmo y el
cristianismo».
Para el ministro de Asuntos de la Diáspora, el rabino Michael
Melchior, en
pocos días «el Papa ha desmoronado las barreras psicológicas
que todavía se
levantaban entre judíos y cristianos».
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LA PEREGRINACION DEL PAPA, INICIO DE UNA NUEVA ERA DE RELACIONES
Portavoz de la Custodia de Tierra Santa hace un balance de la peregrinación
JERUSALEN, 27 mar (ZENIT.org).- Las repercusiones que tendrá
la visita del
Papa son muy difíciles de imaginar. Se requiere conocer muy
bien la
realidad de los territorios palestinos e Israel para comprender las
consecuencias, no sólo políticas, sino sobre todo espirituales
y
religiosas. En una entrevista a la agencia vaticana «Fides»
el padre
franciscano Frederic Manns, portavoz de la Custodia de Tierra Santa,
hace
un primer balance de esta semana de peregrinación de Juan Pablo
II por
Tierra Santa
Impacto en el mundo judío
El padre Manns, comienza analizando el impacto que ha tenido en el
mundo
judío. Distingue entre los ortodoxos «que del Papa no
quieren saber nada» y
los intelectuales y políticos, en general laicos, que «están
encantados con
la visita». Entre éstos destaca Ehud Barak, quien está
continuando la
herencia que dejó Isaac Rabin, el «primero que abrió
relaciones con el
Vaticano». Por ello, asegura: «Detrás del éxito
de Barak está el sacrificio
de Rabin. Comienza una nueva era entre el judaísmo y el cristianismo
en
general».
Por lo que se refiere al impacto en la población judía,
el portavoz de la
Custodia de Tierra Santa, quien es también director del Centro
de Estudios
Bíblicos de Jerusalén, considera que «hasta ahora
no sabía mucho sobre el
cristianismo». Los israelíes reconocen ahora «que
es necesario revisar los
libros de historia», pues en las escuelas todo lo que tenía
que ver con la
Iglesia «era interpretado o eliminado». «La prensa
y la televisión han dado
una cobertura única en la historia de Israel, ofreciendo servicios
sobre la
Iglesia católica, suscitando curiosidad incluso entre el gran
público».
Impacto en el mundo musulmán
El padre Manns analiza a continuación el impacto del viaje en
el mundo
palestino. Por lo que se refiere a Yasser Arafat, considera que las
cosas
no podían haber salido mejor. El Papa al abogar por una «tierra
madre»
(«homeland») para los palestinos ha seguido el mismo camino
que emprendió
Israel en la declaración de Balfour, en la que se le prometía
una «tierra
madre».
El franciscano reconoce que ahora tiene miedo de que los fundamentalistas
vean en las buenas relaciones que ha instaurado el Papa con el Estado
de
Israel un peligro y que las tensiones con los cristianos aumenten.
«Algunos
musulmanes extremistas de Nazaret han dicho que, tras la visita del
Papa,
comenzarán a construir la mezquita, en lugar de esperar hasta
el 2001, como
habían pactado con el gobierno israelí. Justifican este
gesto acusando a
los cristianos de haber traicionado a los palestinos».
Impacto entre los cristianos palestinos
Por último, la visita ha producido un impacto decisivo en la
comunidad
cristiana local. «A la Iglesia palestina le cuesta aceptar el
judaísmo
--dice el portavoz de la Custodia de Tierra Santa--. El rechazo del
Estado
de Israel durante décadas puso entre paréntesis la raíz
judía de la fe
cristiana. Además, hay que tener en cuenta otro elemento económico.
Hay
muchos cristianos ricos en los territorios palestinos, pero éstos
prefieren
irse al extranjero, tomar otra ciudadanía, y no invertir creativamente
en
estos lugares. El Papa, al pedir el redescubrimiento de su identidad,
como
hijos de Dios, les ha pedido también que se comprometan a afirmar
la
dignidad humana. Los cristianos tienen que reconocer la gran dignidad
de
los judíos y musulmanes. Pueden ser de verdad un puente de reconciliación.
Por ejemplo, los cristianos de aquí rechazan la Biblia, o mejor,
el Antiguo
Testamento, pues dicen "es el libro de Israel". De este modo, hacen
una
lectura política de la Biblia, justificando así las lecturas
políticas que
Israel hace de la Biblia. Con esta peregrinación, el Papa ha
pedido que se
redescubra el mensaje espiritual de la Biblia, las promesas de Abraham
y su
cumplimiento en Jesucristo. Espero que en el futuro la Iglesia de Jerusalén
dé a luz a los más grandes biblistas, pues para ellos
es mucho más fácil
que para un occidental aprender el hebreo y entrar en la mentalidad
judía».
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«HOY YO, HERMANO MAYOR, ME SIENTO HIJO DE WOJTYLA»
Paolo Alazraki: «En estas últimas semanas, habría
querido ser cristiano»
ROMA, 27 mar (ZENIT.org).- «Soy un judío pero, en estas
últimas semanas,
habría querido ser cristiano. Y tener un padre religioso tan
majestuoso en
su sencillez, tan potente en su humildad, tan sabio en su fuerza para
combatir y vencer, con la dulzura y la fuerza enorme de la fe, las
resistencias que, dentro de su "círculo" habrá encontrado
al comunicar,
primero a sí mismo, luego a sus fieles, y por último
al mundo entero, el
"perdonadnos" y las palabras sublimes de fuerza y caridad pronunciadas
en
Palestina». Así comienza un artículo firmado por
Paolo Alazraki en el
diario «Avvenire».
El articulista recuerda que todo esto sucede en Israel, la tierra de
Canaán, la tierra de los Patriarcas y también en la tierra
«de nuestro yo
profundo, en los antiguos senderos de las caravanas de la sal y de
la seda,
tierra-cuna de civilizaciones extraordinarias».
«Quien perdona no es débil, quien pide perdón es
fuerte. Mal han hecho mis
rabinos y gran parte del judaísmo israelí y mundial en
no comprender, no
interpretar, no alegrarse de este inmenso gesto reconciliatorio que
abre
desgarrones nuevos, extraordinarios, promoviendo el respeto recíproco
entre
los pueblos y, por tanto, de una vida mejor para ellos y entre ellos,
y
también un mayor desarrollo económico, que permitirá
la liberación de
aquellas fuerzas creativas, mercantiles e intelectuales de Oriente
Medio
que han caracterizado desde hace decenas de siglos el pensamiento de
los
judíos y de los árabes».
«Y todo ello --añade el articulista-- con influencias positivas,
naturalmente, también para Europa». «Este joven
viejo tembloroso --dice
Alazraki-- pero sereno, consciente --por lo que se ve en su rostro--
de la
importancia de los gestos y de los pasos que realizaba, pasado por
encima
has hacer casi ridículas las posturas recelosas, incomodadas
de los rabinos
y los muftíes, presionados probablemente por las autoridades
políticas.
¿Qué querían, con la condena de Pío XII,
la humillación de los "hermanos
menores"?».
El articulista felicita en cambio al pueblo israelí y al primer
ministro
Ehud Barak «un ángel de paz con cara de bonachón,
que ha "regalado" el
Santo Sepulcro al Vaticano». Una noticia que, afirma, encerraba
cinco años
de luchas y recriminaciones recíprocas sobre la gestión
de los Santos
Lugares. «Alabado sea el Señor quien quiera que sea, y
donde quiera que
esté. Alabado sea este Papa», añade el articulista
que indica que no sabe
cómo darle las gracias.
«Quizá --responde--, donándole, pero sólo
por este año del Jubileo, algo de
mi ser religioso, que es la cosa que más me importa en el mundo.
Este año
intentaré yo mismo y con mis amigos judíos de reencontrarme
con los
cristianos, como en los tres primeros siglos de esta era, cuando oraban
juntos en las mismas sinagogas y que sólo después de
Constantino
emprendieron, lamentablemente, caminos diversos».
«He aquí, querido Wojtyla, mi pequeño gran regalo
por un año. Y la promesa
de hacerme promotor de un gran inmenso bosque de árboles nuevos,
justamente
allí, en la frontera (que espero que pronto ya no exista nunca
más) entre
Gaza e Israel, en tu nombre, con nuestros nombres grabados, pero también
nuestros corazones. Lo que has hecho por todos es inmenso. Como la
fe, como
el amor. Extraordinarias cosas que a menudo se pierden, se reencuentran
y
se pierden de nuevo». Y concluye: «Este es mi regalo de
mi Jubileo. No
tengo deudas, no tengo créditos. Puedo así festejarlo
dignamente, en mi
interior profundo y con todos los judíos y los cristianos que
han
comprendido tu gesto. Así sea. Así sea».
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LA SEDUCCION DE TIERRA SANTA Y LA VISITA DEL PAPA
Entrevista con el biblista Ugo Vanni
ROMA, 27 mar (ZENIT.org).- A pesar de los innumerables problemas que
atraviesa, Tierra Santa sigue suscitando una gran fascinación,
como lo ha
demostrado la visita de Juan Pablo II del 20 al 26 de marzo. «Zenit»
ha
entrevistado al profesor Ugo Vanni s.j., catedrático de exégesis
de la
Universidad Pontificia Gregoriana, uno de los mayores expertos del
mundo en
el Evangelio de Juan y reconocido biblista, para preguntarle qué
es lo que
representan hoy para los cristianos los santos lugares.
«Tierra Santa --responde el padre Vanni-- es el lugar en el que
tuvieron
lugar los hechos que fundamentan nuestra fe. El seguimiento y la vida
de
Cristo están ligados a una tierra. Como dice Juan en el Evangelio
"El Verbo
se hizo carne y acampó entre nosotros". Es decir, la encarnación
y todo lo
que la precedió no tuvo lugar fuera del tiempo y del espacio,
se realizó en
un tiempo y lugar determinados que nosotros llamamos Tierra Santa.
Precisamente, por este motivo, Pablo VI decía que, junto a la
historia de
la salvación a la que nos referimos, existe una "geografía
de la
salvación". La salvación, este don que Dios nos hace
a través de Cristo,
está ligada a una geografía y a un lugar. Para mí
queda muy claro el
sentido de esta intuición de Pablo VI cuando pienso en el hecho
de que en
Tierra Santa se celebran todos los días los misterios del cristianismo.
En
Belén, se celebra todos los días la Navidad, el nacimiento
de Jesús. En
Nazaret, se vive la anunciación. Todos los días en el
Santo Sepulcro se
celebra la muerte y la resurrección de Jesús... Esto
sólo se da en Tierra
Santa. Esta celebración litúrgica simultánea explica
muy bien lo que
significa la "geografía de la salvación", e imprime a
esos lugares una
fuerza particular. Ir a Tierra Santa significa, por tanto, recibir
también
un influjo particular de salvación, un empuje a vivir y comprender
mejor el
cristianismo».
--Zenit: ¿Como evalúa el sentido y el impacto del viaje del Papa Tierra Santa?
--Ugo Vanni: Las imágenes del viaje del pontífice a Tierra
Santa han sido
impresionantes. Al ver a este hombre con una voluntad de hierro, al
que le
cuesta seguir el empuje de su mente y de su alma, viene a la mente
la
expresión de san Pablo: «cuando soy débil entonces
es cuando soy fuerte».
Ahora bien, además de este aspecto humano, existe otro elemento
de carácter
teológico muy interesante. Quien ha visitado Tierra Santa es
el Vicario de
Cristo, el Papa, que lanza a la Iglesia hacia el tercer milenio; el
pontífice que abre una puerta hacia una nueva era cristiana,
de la que se
comienza a ver una nueva primavera. Desde este punto de vista, algunos
de
los aspectos de su itinerario cobran un significado más profundo.
Por
ejemplo, en la visita al Monte Nebo, donde terminó sus días
Moisés, la
Biblia nos dice que el profeta tenía todavía una gran
vivacidad, pues podía
leer sin dificultad. Sin embargo, Moisés sólo pudo contemplar
la Tierra
Prometida. Me ha venido a la mente una comparación entre este
viaje y la
figura de Moisés. El Papa anciano también tiene problemas
para caminar,
pero su vivacidad espiritual le lleva adelante. Moisés miró
a la Tierra
Prometida sin entrar en ella. El Papa, por el contrario, lleva a la
Iglesia
a la Tierra Prometida. El Papa que ha ido a Tierra Santa es el que
conduce
la barca de la Iglesia de las experiencias de estos veinte siglos a
un
nuevo siglo de esperanza.
--Zenit: ¿Cuáles son estos signos de esperanza?
--Ugo Vanni: Hay muchos aspectos que cobran un nuevo significado en
esta
perspectiva. Me impresionó la imagen del Papa cuando se encontró
con Yasser
Arafat en Belén. En la plaza se podían ver juntas
la cruz, la medialuna
musulmana y la estrella de David. El Papa llevó a aquella plaza
la buena
nueva. A los cristianos les dijo «adelante»; a los musulmanes
«nosotros
también somos descendientes de Abraham, como vosotros»;
y a los judíos les
llamó «hermanos mayores».
Al ver esta imagen, me vino a la mente aquel pasaje del Génesis
en el que
Dios le dice a Abraham: «mira las estrellas, así será
tu descendencia».
Nosotros los cristianos, al igual que los musulmanes y los judíos,
somos
las estrellas que pertenecen a la descendencia de Abraham. De modo
que el
Papa ha ido a superar las divisiones. El Vicario de Cristo ha dicho
que
todos somos hijos de Abraham y que, por tanto, tenemos que apreciarnos,
mirarnos a la cara, pues somos como estrellas que reflejan la misma
luz.
Lo mismo se puede decir de la visita al Memorial del Holocausto. Fue
un
momento conmovedor. El Papa participó con trepidación
en lo que fue el
drama del pueblo judío. Un drama infinito. El Papa imprimió
una actitud
positiva al recordar la Shoah. Es verdad que fue un drama terrible,
pero no
tenemos que dejarnos aplastar por el mal, tenemos que continuar adelante,
caminar juntos. El mensaje del Papa fue claro: lo que hemos sufrido
tiene
que germinar algo nuevo, positivo, de las mismas proporciones del mal
sufrido. Esta es la historia de la salvación, pues de la cruz
viene la
resurrección.
Tanto unos como otros tenemos que mirar adelante, el sufrimiento ha
sido
grande, pero tenemos que ver cuál será el bien extraordinario
que nos viene
de Dios. Como Vicario de Cristo, el Papa ha querido transmitir la
perspectiva radiante de un bien que compensará el mal que hemos
vivido.
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