Teología y ciencia


Encíclica Fides et Ratio: "Las llamadas verdades que la Teología intenta hacer inteligibles no están sujetas a criterio racional alguno, no pueden ser cuestionadas ni siquiera averiguadas. Ya son dadas. La Teología trata simplemente de hacerlas inteligibles".



La Teología se ocupa también de mostrar el significado salvífico que el mensaje bíblico contiene para el hombre y la humanidad. En las más variadas tradiciones culturales resuenan de una u otra forma las preguntas: ¿quién soy yo? ¿de dónde vengo y a dónde voy? ¿por qué existe el mal¿ ¿qué hay después de esta vida?. Es el carácter sapiencial del conocer humano La encíclica aludida hace mención del "sapere aude" kantiano diciendo que la razón ha de atreverse a pensar incluso lo que está más allá de ella misma, lo que la trasciende, ya que está constitutivamente abierta a lo infinito

Algunos rechazan el saber teológico basándose en este sofisma: "Todo conocimiento verdadero ha de ser evidente o demostrable".

Ocurre que esta afirmación ni es evidente, ni es demostrable; luego según el criterio que ella misma impone, no es verdadera. Que no es demostrable, creo que está claro. Que no es evidente, no tanto, pero lo justifico (espero que se entienda el lío de palabras que sigue).

Yo afirmo: "Dios existe". No es evidente, tampoco demostrable. Pero ¿es falso entonces? Sólo si me ataño al criterio anterior, es falso. Pero de por sí no puedo afirmar que lo sea (es más, mi fe me dice que no lo es). Al no ser mi afirmación ni evidente ni demostrable, y si el criterio anterior es evidente, deberia estar claro que lo que he dicho es falso. Pero eso no ocurre. Y es porque el criterio no es una evidencia, es un mero juicio, discutible y limitado.

Ahora bien, otra cosa es que maticemos: "Sólo podemos asegurar objetivamente la veracidad de un conocimiento si éste es evidente o demostrable". Con esta afirmación sí estaría de acuerdo.

-Y por fin me centro en la teología. Según afirman muchos ateos, la teología no es válida porque se fundamenta en la fe, que es irracional. Pero la ciencia hace uso del conocimiento sensitivo, el cual tampoco es racional, y sin embargo es perfectamente válida. Entonces ese criterio no me sirve.

Por otra parte, se le achaca a la teología el que no haga aportaciones al conocimiento en general, ni a la mejora en la vida de la gente. Si este es el criterio a seguir, podríamos también decir lo mismo de la ciencia. ¿Qué aportación supuso la explosión de los artefactos nucleares sobre Hiroshima y Nagasaki? ¿El asesinato instantáneo de cientos de miles de personas -gracias al "progreso" científico- supone en si un aval para afirmar que la ciencia es más "útil" que la teología?

Ciencia y teología son frutos del mismo árbol

Tanto la teología en cualquiera de sus manifestaciones, como la ciencia en cualquiera de sus disciplinas no dejan de ser herramientas de las que se vale el ser humano para tratar de explicar el mundo en el que vive. Bien es cierto que la ciencia es más práctica, más concreta, y su desarrollo conlleva bienestar y progreso para la sociedad del presente. Aunque, desprovista de un colchón moral, puede convertirse en la peor herramienta esclavizadora de la humanidad (verbigracia: los campos de exterminio nazis, donde se asesinaba y eliminaba "científicamente" y a escala industrial a los humanos considerados inferiores por sus "racionalistas" asesinos.

La teología, sin embargo, trata de buscar respuesta a preguntas que inquietan al ser humano desde el principio de los tiempos, y que la ciencia no ha sabido responder.

Por tanto, y en resumen, ciencia y teología no dejan de ser herramientas, "inventos" ideados por el ser humano para explicar el mundo en el que vive, si bien es verdad que últimamente la ciencia puede confundirse con una especie de religión con gran número de seguidores.

Por otro lado, la fe es un don gratuito de Dios. No obstante, ello no quiere decir que no sea una fe razonable, esto es, conforme a la razón y que cuenta con argumentos para su afirmación y defensa ante los demás. Asimismo, en ocasiones la exposición de tales razones y argumentos de la fe pueden servir para que incluso los no creyentes sientan una inquietud que les haga replantearse o reconsiderar su propia increencia.

Grandes filósofos del siglo XX, como Husserl y Scheler, manifestaron abiertamente que si sólo podemos conocer lo sensible, renunciamos a las realidades más profundamente humanas. Ambos enseñaron en la Universidad de Gotinga a principios de siglo, y lograron un ambiente de extraordinario interés por la filosofía. La más brillante de sus alumnas era una chica atea, Edith Stein, que escribió esto:

"Con razón se nos inculcaba continuamente que debíamos mirar todas las cosas sin prejuicios, y arrojar toda clase de anteojeras. Las barreras de los prejuicios racionalistas, en las que me había criado, sin darme cuenta cayeron, y el mundo de la fe se presentó súbitamente ante mis ojos. En ese mundo vivían personas con las que yo trataba a diario y a las que admiraba. Tenían que ser, por lo menos, dignas de ser consideradas en serio".

Sólo quiero terminar con unas palabras de Tatiana oricheva, feminista rusa exiliada: " Si alguien me pregunta qué significa para mí el retorno a Dios, qué es lo que esa conversión me ha hecho patente y cómo ha cambiado mi vida, puedo contestarle con sencillez y brevedad: lo significa todo. Todo ha cambiado en mí y a mi alrededor . Y, para decirlo con mayor precisión aún: mi vida empezó sólo después de haber encontrado a Dios".