REFLEXIONES EN CUANTO A LAS “INFERENCIAS NECESARIAS”

 

 

No estoy autorizado para hablar de parte de algún segmento de la hermandad. No para abordar el asunto del “antiismo”. La doctrina que está poniéndose de moda en Panamá. Sin embargo, algunos “cargos” se han presentado en mi contra y en contra de algunos hermanos, titulándonos de “sectarios” por no aceptar las imposiciones de hombres de mente retorcida y moral ausente. Y debido a que estas personas han escrito y publicado sus acusaciones y señalamientos, dejarlos sin responder podría brindarles gratuitamente algún mérito. De modo que me propongo, mediante este artículo, responder brevemente algunas cosas que necesitan cuidadosa atención. (Rolando Rovira)

 

UN “EVANGELIO SOCIAL”

 

Ellos nos acusan de haber secularizado el mensaje del evangelio al punto de llevar a la iglesia a ser un centro social. Esto lo dicen porque cuando hablamos de benevolencia, pensamos en todas las personas necesitadas de nuestra comunidad y más allá, sean cristianas o no. La posición anti rechaza la posibilidad de ayudar a los necesitados no cristianos con el tesoro de la iglesia, sin violar con ello la enseñanza bíblica. Dicen que la ofrenda es sólo para hacer benevolencia a los santos, los cristianos. ¿Esto es lo que enseña la Escritura? ¿Nota usted cómo resuena el eco del arrogante judaísmo? ¿No eran ellos, los judíos, los fanáticos, los que pensaban que ninguna otra persona sino ellos podía ser tomada en cuenta por Dios? ¡Ellos menospreciaban y humillaban a los gentiles como a perros! Su posición privilegiada les llevó a creer que si en el fin del mundo sólo una persona en el mundo se salvara, esa sería un judío. Claro, ellos eran del linaje escogido, habían sido circuncidados y guardaban todo el ritual. Sin embargo, Dios los sorprendió y a quienes ellos llamaron “común”, Dios los aceptó como “limpios”. El apóstol Pedro tuvo que aprender eso, y muchos hoy día necesitan repasar esa lección.

 

LA DOCTRINA “SANTOS SOLAMENTE”

 

Esta doctrina se llama así, no porque la Biblia explícitamente diga “santos solamente” sino, supuestamente, porque la Biblia de manera explícita sólo dice “santos”. Intentan probar este punto citando varias Escrituras (Hch. 2:45; 4:34-35; 6:1-6; 11:27-30; 24:17; Rom. 15:25-31; 1 Cor. 16:1-4; 2 Cor. 8:6-9; 1 Tim. 5:3-16). De estos versículos ellos concluyen que todos los que recibieron esta benevolencia de las iglesias eran santos, entonces sólo los santos pueden recibir benevolencia de la iglesia hoy. De inicio, con una atenta lectura de estos pasajes uno puede percatarse que habría que suponer (porque no lo dice) que estos fondos fueron distribuidos entre los santos solamente. Y si es el caso que uno de estos pasajes da cabida a que fueran distribuidos en un círculo más amplio, entonces cualquier insistencia dogmática sobre la doctrina de “solamente los santos” sería pecaminosa (esto porque estarían haciendo leyes donde Dios no las ha dado). Hch. 2:45 dice que los cristianos “vendían sus propiedades y sus bienes y lo repartían a todos según la necesidad de cada uno”. Para afirmar dogmáticamente la doctrina “solamente los santos” en este versículo, uno debe probar que “todos” está limitado a “todos los cristianos” y que “cada uno” está limitado a cada cristiano que estaba necesitado. Suponga que una pareja de cristianos tuviera hijos que necesitaban de esa distribución. Si hubo un solo caso como ese entonces la doctrina de “solamente los santos” colapsaría. El silencio de la Escritura ni prueba ni desaprueba si dicha situación existió, pero “todos” y “cada uno” permitiría incluirla. El punto es que mostrar que “todos” y “cada uno” se refieren a los santos solamente es imposible. El mismo caso se da con otros versículos (comp. Hch. 4:35; 2 Cor. 9:13).

 

Junto con estos pasajes está la insistencia en que la distribución de los fondos de la iglesia cae en la categoría de “lo-único-que-la-Biblia-dice acerca de”. El siguiente razonamiento (?) se da como ejemplo: (1) Tal como Dios no dijo “usen pan sin levadura y jugo de uvas solamente” en la Cena del Señor, pero Él “sólo dijo” pan sin levadura y jugo de uvas (Mat. 26:26-27); y (2) tal como Dios no dijo “canten solamente” en la adoración, pero Él “sólo dijo” canten (Col. 3:16); así también (3) Dios no dice “solamente para los santos” deben recibir la benevolencia de la iglesia, pero Él “sólo dijo” santos (1 Cor. 16:1-2), entonces solamente ellos han de recibirla. Un examen detallado de cada punto no es necesario, porque ninguno de ellos, individualmente o colectivamente, prueba que hay un “patrón exclusivo” para la distribución de los fondos de la iglesia.

 

El estudiante de la Biblia que es honesto estará de acuerdo con que la colecta de 1 Corintios 16:1-4 tenía el propósito primario de ayudar a los santos necesitados en Judea (comp. Hch. 24:17; Rom. 15:25-31; 2 Cor. 8-9). Pero, ¿esta es la única razón por la cual se puede recoger una ofrenda en el primer día de la semana? ¿Por qué aquellos que dicen ver un “patrón exclusivo” para la distribución de los fondos de la iglesia, rehúsan ver un “patrón exclusivo” para la colecta de los fondos de la iglesia también? No hay una declaración explícita o ejemplo aprobado donde los cristianos hayan recogido una ofrenda que no haya sido directamente para ayudar a los necesitados. Entonces, ¿con qué autoridad los hermanos “para los santos solamente” tienen una cuenta bancaria con la ofrenda de la iglesia? ¿Con qué autoridad usan ese dinero para cualquier otro motivo que no sea ayudar a los santos necesitados en Judea? Afirmar que la Biblia autoriza solamente mediante lo que ella “dice” (o ejemplifica) explícitamente y luego hacer algo diferente de “lo único que la Biblia dice” ¡es hipócrita!

 

La verdad del asunto es que tales cosas como la tesorería y la distribución de la tesorería son asuntos de juicio conveniente. En cada acción autorizada por Dios hay asuntos obligatorios (es decir, asuntos que no pueden ser cambiados u omitidos) y asuntos de conveniencia (es decir, asuntos de juicio personal o colectivo que permiten realizar la acción autorizada). Por ejemplo, la Biblia nos autoriza enseñar (Mt. 28:18-19;    Ef. 4:15;

2 Tim. 2:2, etc.). La enseñanza involucra algunas “obligaciones” (a saber, debe enseñar “la doctrina de los apóstoles”, Hch. 2:42; debe enseñar la verdad “en amor”, Ef. 4:15, etc.). Sin embargo, la enseñanza también involucra algunas cosas “convenientes” (a saber, el uso de literatura, clases simultáneas, uso de páginas en Internet, etc.). Una tesorería en la iglesia y el uso de esos fondos caen en la categoría de la conveniencia. Cualquier distribución lícita de estos fondos para ayudar al progreso de una acción autorizada por Dios, es bíblica (Comp. Col. 3:17). Esto puede incluir el ayudar a quienes no son cristianos, pagar al predicador o tener y dar mantenimiento a un edificio.

 

LA “COMUNIÓN” CON LOS INCONVERSOS

 

Este argumento decepcionante dice que toda distribución de los fondos de la iglesia para la benevolencia necesariamente involucra una comunión espiritual con aquellos quienes reciban esos fondos. Ellos apelan a 2 Cor. 9:13 el cual habla de los santos gentiles y su “generosa contribución” a los santos necesitados de Judea. Entonces se concluye que debido a que la palabra frecuentemente traducida “comunión” (Gr. Koinonía) se usa para describir este don monetario de benevolencia, que todos los dones monetarios de benevolencia reunidos y distribuidos por la iglesia necesariamente involucran “comunión” espiritual. Y puesto que la comunión espiritual no puede concederse a quien no sea cristiano, entonces, afirman los hermanos “sólo santos” que la ayuda de benevolencia de la iglesia no puede darse a los que no sean cristianos.

 

Esta montaña de suposiciones y afirmaciones sin base bíblica contiene en su misma constitución, por lo menos, dos errores graves: (1) Primero, hay una mala comprensión del término “comunión”. La palabra dependiendo del contexto puede significar “asociación, comunión, comulgar, relación cercana… generosidad, condescendencia, altruismo… señal de comunión, prueba de hermandad fraternal… don, contribución… participación, compartir algo” {Walter Bauer, A Greek-English Lexicon of the New Testament and Other Early Christian Literature, rev. by Arndt, Gingrich, and Danker (Chicago: University of Chicago Press, 1979) 438-439}. Sí, los cristianos gentiles demostraron su comunión espiritual con los cristianos necesitados de Judea, pero no por motivo la tesorería, sino por la sumisión que los unos y los otros tenían al evangelio de Dios (comp. 1 Jn. 1:7). Dios fue glorificado a través de esta colecta porque los gentiles probaron su sumisión al evangelio ayudando a los necesitados (comp. Hch. 20:35), y los judíos probaron su sumisión al evangelio aceptando a los gentiles como parte de la familia de Dios (comp. 2 Cor. 9:14). Dadas las tensiones entre judíos y gentiles del primer siglo, la importancia espiritual de ¡esta contribución no puede ser pasada por alto! Segundo, hay una distinción sin fundamento entre la acción individual y la acción de la iglesia. Los hermanos “sólo santos” fácilmente admiten que es bíblico para un individuo dar una benevolencia a un no cristiano. Sin embargo, ellos afirman que pasajes tales como Gál. 6:10 y Stgo. 1:27 solamente autorizan a los individuos, no a iglesias locales, a dar ayuda benevolente a los inconversos. Pero, ¿cómo puede levarse a cabo una acción individual bíblicamente pero en contra de la Escritura si se hace colectivamente? Tal distinción es ilógica, antibíblica y ridícula.

 

La doctrina de que “sólo los santos” pueden recibir ayuda económica del tesoro de la iglesia es falsa. Claro que, no estamos diciendo que la iglesia debe dar siempre sus fondos a los inconversos como benevolencia. La distribución de los fondos de la iglesia es un asunto de juicio conveniente y debe gobernarse mediante los principios de la mayordomía bíblica. Sin embargo, insistir en que es pecaminoso dar una benevolencia a los inconversos es una doctrina que obliga a hacer algo que Dios no ha ordenado. Positivamente, los siguientes argumentos demuestran lo bíblico de una iglesia local dando benevolencia a los que no son cristianos: Si es el caso que un individuo puede dar una benevolencia a los necesitados, sean estos cristianos o no (y es así, comp. Gál. 6:10; Stgo. 1:27), y si es el caso que toda acción individual bíblica la cual es posible que la lleve a cabo un grupo de individuos es una acción que es bíblica para este grupo de personas (y es así, comp. Gál. 6:6; Ef. 5:19; Apo. 2-3); entonces es el caso que un grupo de individuos puede bíblicamente dar benevolencia a los necesitados, sean estos cristianos o no.