Las Consecuencias del
Premilenialismo
Roy H. Lanier, Jr.
El Premilenialismo enseña que en la segunda venida de Cristo Él
establecerá Su reino y reinará mil años en el trono de David desde Jerusalén.
Esto será antes del juicio final, y el período en el cual estamos es llamado
simplemente “la era de la iglesia”. Supuestamente el reino de Israel resurgirá
y el templo será reconstruido hasta con los sacrificios levíticos
reestablecidos.
Aunque hay muchos tipos diferentes de premilenialismos, ofreciendo
múltiples y variados detalles de diferencia entre ellos, los puntos básicos de
cada uno de ellos incluyen que estamos viviendo antes de, “pre”, el reino
milenial de Jesús como Cristo. Algunos proponen un rapto. Los cristianos serán
capturados en un rapto celestial durante siete años antes de que comience el reino.
Esta faceta del Premilenialismo acerca del rapto es falsa en su propia esencia,
como hemos visto anteriormente.
Estas teorías no son inofensivas. La comunión con tales enseñanzas está
en detrimento del debido respeto por Dios y Su obra de gracia. Estas
especulaciones, aun creídas privadamente, son un sistema serio de error y deben
ser erradicadas. Demasiadas Escrituras se tuercen como para pasar por alto eso.
Se
degrada al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo en Su obra
El Padre y el Hijo fallan en Su propósito
eterno.
El Padre debió haberse equivocado en cuanto al “cumplimiento del tiempo”
ya que envió a Su Hijo al mundo (Gál. 4:4). Si los judíos sorprendieron a Dios
al rechazar a Jesús, entonces Dios no es omnisciente. Si la iglesia fue dada
solamente como un sustituto del reino, entonces ese no era el tiempo apropiado
para enviar al Hijo. Y aún más, el propósito de Dios desde la eternidad no
debió haber sido correcto ya que la venida de Jesús era un propósito eterno
(Ef. 3:10). La especulación de que los judíos podían frustrar el propósito
eterno de Dios, en el tiempo y lugar correcto, degrada al Padre.
El Hijo de Dios falló en Su misión,
frustrada por el rechazo de los judíos.
Él falló en
establecer Su reino, así que no debió haber ascendido a “la diestra de Dios”,
el lugar de gobierno, autoridad y poder. Por otro lado, quizás la diestra de
Dios no es un trono de autoridad ya que desde allí reina Jesús en el presente
(Heb. 1:3; 10:12, 13).
Jesús se equivocó
con respecto a la muerte de Juan el tiempo
del reino, ya que Él declaró que ese era el tiempo del reino (Mr. 1:14, 15).
Además, Juan el Bautista no pudo haber sido el “Elías” que Jesús dijo que era
(Mat. 11:12-14). El ángel Gabriel debió haberse equivocado cuando anunció que
Juan “ir[í]a delante de él [de Jesús] con el espíritu y el poder de
Elías, para… preparar al Señor un pueblo bien dispuesto” (Lc. 1:17). Si Jesús falló en Su misión de
establecer el reino entonces la misión de Juan era sin propósito imaginable y
un evidente fracaso. Algo definitivamente cambió con respecto a los tratos de
Dios con la humanidad pues “la ley y los
profetas eran hasta Juan; desde entonces el reino de Dios es anunciado…”
(Lc. 16:16).
Aún
Jesús no ha sido coronado con gloria y honra ya que esta teoría declara que Él
aún no está en el trono de David (Heb. 2:9). Si Jesús aún no está en el trono
de David, entonces Él aún no es el Cristo, aunque Pedro claramente dijo que
Dios “le ha hecho Señor y Cristo”
(hch. 2:36). “Cristo” se refiere al “Ungido, el Mesías [el Rey]”, pero si Jesús
aún no está en el trono, el no podría ser el Mesías. La aseveración de su
reinado universal no sería verdadera (Col. 1:18; 2:9, 10), y no hay reino de
paz (Is. 9:6, 7; Jn. 14:27; Ro. 5:1; Ef. 2:14-18). ¿Por qué se usaría el
término “príncipe” si no se refiere a Su reinado? (Hch. 3:15; Apo. 1:5).
Además,
Jesús debió haber mentido a Pilato, pues estuvo de acuerdo con éste en que Él
era un rey (Lc. 23:2, 3; Jn. 18:37). Pablo también debe haber estado equivocado
acerca de Jesús cuando habló de: “…el
bienaventurado y solo Soberano, Rey de reyes, y Señor de señores” (1 Tim.
6:15). Si hay otros principados que están sobre Jesús Pablo igualmente debió
errar aquí (Ef. 1:20-22). Pedro debió haber sufrido de esta misma mala
comprensión, ya que él dijo: “quien
habiendo subido al cielo está a la diestra de Dios; y a él están sujetos
ángeles, autoridades y potestades” (1 Ped. 3:22). Otro problema que lo deja
a uno perplejo es que la gran comisión no sería aplicable a los apóstoles ni
subsiguiente a los cristianos si a Cristo no se le ha dado “toda autoridad e el
cielo y en la tierra” (Mat. 28:18). Esta es una trágica consecuencia de la
falsa doctrina del Premilenialismo.
El
que es quizás el más perjudicial problema para los premilenialistas es que Jesús
no puede ofrecer gracia, ya que la misma debe ser ofrecida en el “trono de la
gracia” (Heb. 4:16). Sin embargo, todos admiten que Jesús era “lleno de gracia
y de verdad” y que la “gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo”
(Jn. 1:14, 17.
Jesús
no podía ser un sacerdote si Él aún no es rey. Claramente se afirma que “El reedificará el templo del SEÑOR, y El
llevará gloria y se sentará y gobernará en su trono. Será sacerdote sobre su
trono y habrá consejo de paz entre los dos oficios” (Zac. 6:13). Jesús vino
a ser “Sumo Sacerdote según el orden de Melquisedec” el cual era ambos “rey de
Salem y sacerdote del Dios altísimo” (Heb. 6:20-7:1). Es verdaderamente claro
que debemos “considera[r] al apóstol y
sumo sacerdote de nuestra profesión, Cristo Jesús” (Heb. 3:1). Esta
intercesión de Cristo cesará en SU segunda venida.
Adicionalmente
se dice “Ahora bien, el punto principal
de lo que venimos diciendo es que tenemos tal sumo sacerdote, el cual se sentó
a la diestra del trono de la Majestad en los cielos” (Heb. 8:1). ¿Cómo
puede alguien negar el reinado de Cristo y al mismo tiempo aceptar que Él ahora
mismo es nuestro Sumo Sacerdote?
Jesús
comparó Su obra con la del reino de un noble (Lc. 19:11, 12). Este noble
repartió ciertas porciones a sus siervos y “se
fue a un país lejano, para recibir un reino y volver”. Esta historia
continúa con el hecho de que “vuelto él,
después de recibir el reino” (v. 15) llamó a cuentas a sus siervos. Él
recibió el reino cuando dejó a sus siervos y fue a aquel lejano país. Esto debe
significar que Jesús recibió el reino cuando ascendió al cielo. Esto concuerda
bien con el profeta Daniel, pues Jesús vio la recepción del reino desde el
punto de vista terrenal, mientras que Daniel vio esta recepción desde el punto
de vista del cielo (Dan. 7:13, 14).
Mucha
de la enseñanza de nuestro Señor no aplicaría a la “era de la iglesia” puesto
que se refiere a información acerca del reino. Considere las enseñanzas de
Jesús acerca de las semillas, el trigo y la cizaña, el tesoro, la perla, y la
red; todas estas enseñanzas eran acerca del reino y no pueden aplicar a la “era
de la iglesia” hoy (Mat. 13). ¿Dio Jesús las llaves equivocadas a Pedro y los
demás apóstoles, pues esas eran las llaves del reino? (Mat. 16:19; 18:18). ¿Tal
vez Jesús no sabía acerca del tiempo correcto para el establecimiento del
reino? ¡Absurdo!
¿Ya Cristo tiene
“el nombre que es sobre todo nombre”? (Fil. 2:4-7). No lo tendría a menos que
sea ahora mismo nuestro Rey. ¿Es la iglesia “la plenitud de aquel que lo llena
todo en todo”? (Efe. 1:22, 23). Y no ha sido hecho Jesús “cabeza sobre todas
las cosas a la iglesia” luego de que Él “resucitó
de entre los muertos y se sentó a su diestra [la de Dios Padre] en
los lugares celestiales,
21muy por encima de todo principado, autoridad, poder, dominio y de
todo nombre que se nombra, no sólo en este siglo sino también en el venidero” (Ef. 1:20-22).
Jesús
solemnemente prometió que Su reino vendría en el tiempo de vida de algunos que
le escuchaban; si el reino de Dios no estuviera en existencia ¡sería increíble
que aún hubiera de estas antiguas personas en Palestina! (Mar. 9:1; Mat.
16:28). Si no hubiera reino al cual ser trasladado, ¿qué tenía Pablo en mente
cuando dijo a los hermanos colosenses que hemos sido “trasladados… al reino de
Su Hijo amado” (Col. 1:13). ¿Pueden los cristianos “ofrecer sacrificios
agradables a Dios”?, ya que esto solamente puede suceder cuando esas personas
hayan recibido “un reino inconmovible” (Heb. 12:28).
La obra del Espíritu Santo es
anulada si las teorías
mileniales son correctas.
Él
vino en el tiempo incorrecto, ya que se suponía que Él vendría en los últimos
días (Joel 2:28). Pedro dijo que la venida del Espíritu sobre los apóstoles ese
día de Pentecostés fue en los últimos días (Hch. 2:17), así que tanto Pedro
como el Espíritu Santo debieron haber estado equivocados. Además, el Espíritu
Santo dio a Simeón una profecía equivocada, pues el viejo profeta habló de ver
“al Cristo del Señor” (Lc. 2:26, 32). El Espíritu ayudó a Jesús a realizar
milagros en el tiempo incorrecto, o tal vez Jesús era el equivocado con
respecto a que esas obras eran para el tiempo del reino (Mat. 12:28).
Degrada a la Iglesia como la
Esposa comprada con Sangre
La
iglesia estaba en el propósito eterno de Dios (Ef. 3:10, 11), pero esta teoría
haría a la iglesia sagrada del Señor una esposa de segunda mano (Ef. 5:25). Hay
quienes divorcian a la iglesia del propósito eterno de Dios. Donde la Biblia
llama a la iglesia el mismo cuerpo de
Cristo y la misma plenitud de Dios,
el dispensacionalista enseña que la iglesia está condenada al fracaso y tendrá
que ser reemplazada.
¿Por
qué a la iglesia en Roma se le advirtió que el “reino” no era simplemente un
asunto de comer y beber? (Rom. 14:17). Pablo citó un hecho sin pertinencia si
la iglesia en Roma no debía ser considerada como el reino. Juan escribió el
Apocalipsis para las siete iglesias de Asia y les dijo que él y ellos eran “un
reino” (Apo. 1:6, 9). ¿Estaba equivocado Juan? Esta es otra consecuencia de una
falsa teoría.
Deja a los gentiles fuera de
la gracia
El
ángel dijo a los pastores en el tiempo del nacimiento de Jesús el mensaje
equivocado, si el reino no iba a ser establecido. El ángel les habló de un bebé
que nacería el cual traería “gran gozo…
para todo el pueblo” (Lc. 2:10). Más tarde, cuando José y María trajeron el
niño al templo, el viejo profeta Simeón expandió esta misma idea al decir que
éste era la “salvación la cual has
preparado en presencia de todos los pueblos; luz de revelación a los gentiles y
gloria de tu pueblo Israel” (Lc. 2:30-32). ¿Era Simeón un falso profeta?
Aún,
esta recepción de los gentiles debía efectuarse solamente cuando el Mesías
estuviera en el trono de David. Observe: Jacobo, el medio hermano del Señor,
citó al profeta Amós cuando dijo que el “tabernáculo de David” había sido
verdaderamente reconstruido “para que el
resto de los hombres busque al Señor, y todos los gentiles que son llamados por
mi nombre” (Hch. 15:16, 17). Este “tabernáculo de David” se refiere a la
promesa de Dios de reconstruir el trono de David y poner a uno de sus hijos en
su trono (2 Sam. 7:12, 13; 1 Crón. 17:11, 12). Cuando fuere que el trono se
reestableciera, sería el Mesías de Dios quien reinaría en ese trono. Amós
predijo que sería el tiempo en que los gentiles serían iguales recipientes de
lo que el Mesías traería (Amós 9:11, 12).
Si
el reino no fue establecido por Jesús, entonces Él no es el Cristo o el Mesías,
y el tabernáculo o trono no ha sido reconstruido. Por lo tanto, se sigue que si
el reino no está ahora en existencia, entonces ¡todos los gentiles aún están perdidos!”. Sin embargo, este era el
preciso punto tratado en la reunión en Jerusalén en Hechos 15. Los gentiles
debía ser recibidos por los recalcitrantes judíos como iguales en la gracia de
Dios, y las costumbres y leyes judías no debía obligar a los gentiles cuando
éstos se hicieran cristianos.
Nulifica el Nuevo Nacimiento
Jesús anunció que
uno necesitaría nacer de nuevo, nacer otra vez del agua y del Espíritu (Jn.
3:1-5). Hasta que eso no ocurriera no podría ser un hijo de Dios. Sin embargo,
ese mismo proceso del nuevo nacimiento lo podría en el reino de Dios. ¿Alguna
persona en los días del Nuevo Testamento nació de nuevo y fue puesto en el
reino de Dios?
Pedro habló de
aquellos quienes habían sido “renacidos”, usando la misma figura de lenguaje (1
Ped. 1:23). Entre el tiempo en que Jesús habló del nuevo nacimiento y el tiempo
en el que Pedro escribió estas cartas, algunas personas en el primer siglo han
experimentado el nuevo nacimiento. Sin embargo, si ellos habían experimentado
el nuevo nacimiento, se debe seguir que este proceso del nuevo nacimiento los
puso en el reino. ¿Cómo podía suceder esto si el reino no era todavía un hecho?
O Pedro estaba errado o había otro reino en existencia para el cual las
personas nacieron de nuevo.
Otro hecho digno
de notar es que alguien convertido a Cristo era como un niño (mat. 18:1-4). Sin
embargo, Jesús dijo que quienes se convirtieran y viniera a Él como niños
serían los más grandes en el reino. ¿Estaba Jesús equivocado o en este punto
del tiempo aún no sabía que Su reino sería rechazado? Tal absurdo es
impensable.
Lecciones para ser aprendidas
Cualquier teoría
que degrade al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo en Su obra, y degrade la
iglesia como la esposa comprada con sangre, que deje a los gentiles fuera de la
gracia, y nulifique el nuevo nacimiento es una teoría que es extremadamente
peligrosa. Desafortunadamente, los principales denominaciones en el Occidente
todas sostienen alguna parte de esta falacia. La verdad debe ser defendida por
la iglesia, de lo contrario perderá su función como “columna y baluarte de la
verdad” (1 Tim. 3:15).