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Edit. #38, Nacionalismo en Sudamérica crece a la par de precios del
petróleo CARACAS/AP — Manifestantes dinamitan un oleoducto en Ecuador, un candidato presidencial boliviano promete recuperar los yacimientos privados de gas, en tanto Venezuela amenaza echar a cualquier compañía petrolera extranjera que no se someta a un mayor control del Estado. Las compañías de petróleo y gas como British Petroleum y Exxon Mobil Corp., que solían buscar en Sudamérica suministros estables, son ahora el blanco de una ola poderosa de sentir nacionalista, en momentos particularmente inconvenientes. Si bien el temor a la escasez en todo el mundo derivó en un repunte histórico de los precios del petróleo, la ola nacionalista difícilmente afectará los precios del petróleo, salvo que provoque una baja de la producción o las exportaciones. Lo que sí aumenta es el riesgo en una región que antaño estaba dispuesta a ofrecer mucho más para atraer las inversiones extranjeras, afirman los expertos. Algunos advierten que tales cambios podrían poner en aprietos a algunos gobiernos si los precios del petróleo caen, si las inversiones quedan comprometidas y si disminuyen los recursos financieros para satisfacer las expectativas desmesuradas de los ciudadanos más pobres. Pero muchos líderes políticos afirman que son los riesgos que hay que correr en una región donde el 35% de su población vive con menos de dos dólares al día. “Entonces hay que recuperar el poder nacional, la soberanía para manejar nuestros recursos”, dijo el presidente venezolano Hugo Chávez, quien se ha convertido en una de las voces más poderosas del continente que abogan por desviar los fondos petroleros de los gigantes del sector a los pobres. Venezuela aporta el 13% de las importaciones de crudo de Estados Unidos, y el gobierno de Chávez en los últimos cuatro años ha aprobado leyes que le permiten a la corporación estatal Petróleos de Venezuela S.A. (PDVSA) obtener la mayoría accionaria en todos los proyectos de producción petrolera, incrementar las regalías que deben pagar las empresas petroleras extranjeras de 1% a 30% y elevar de 34% a 50% la tasa del impuesto sobre la renta para las compañías petroleras. Todas las firmas que poseen contratos operativos para extraer crudo tienen plazo hasta finales de este año para suscribir nuevos acuerdos bajo la figura de empresas mixtas, en las que el gobierno se reservará hasta el 80% de las acciones de las nuevas compañías. Antes de que los acuerdos sobre empresas conjuntas pueden ser completados, las firmas privadas nacionales y extranjeras deben pagar 3,000 millones de dólares en tributos, cuyo pago el gobierno estima que evadieron las empresas petroleras. Además de BP y Exxon Mobil, los cambios afectan a gigantes petroleros como Chevron Corp. y Royal Dutch Shell PLC. “Observamos un período transitorio en el cual las cosas son un poquito tensas, pero si lo superamos, estaremos en una posición mucho mejor. Creo que hay un papel para las compañías petroleras privadas aquí, y el gobierno cree que hay un papel para nosotros aquí”, dijo Sean Rooney, presidente de Shell de Venezuela. Es una tendencia que se repite en Sudamérica, donde los gobiernos están sacándoles más control y dinero al sector energético, a semejanza de lo que han hecho muchas empresas petroleras estatales en países del Medio Oriente. En Ecuador En Ecuador, manifestantes de dos ricas provincias petroleras tomaron pozos, dinamitaron oleoductos y provocaron destrozos durante protestas en agosto que obligaron a las autoridades a declarar el estado de emergencia. Es tiempo de que las compañías petroleras “nos den lo que nos corresponde”, exigió el prefecto de Sucumbíos, Guillermo Muñoz, uno de los promotores del paro que congeló la producción petrolera ecuatoriana por dos semanas. La paralización y los daños ocasionados a las instalaciones petroleras de Ecuador causaron pérdidas de alrededor de 450 millones de dólares. El presidente ecuatoriano Alfredo Palacio anunció luego que todos los contratos con compañías petroleras privadas serían revisados para asegurarle al gobierno al menos 50% de los beneficios, 30% más que la ganancia actual. En Bolivia Indígenas pobres bolivianos también protestan repetidamente para exigir una mayor parte de los ingresos por la venta del gas natural. Bolivia posee la segunda reserva de gas natural en el continente después de Venezuela, y protestas en los últimos dos años provocaron la caída de los presidentes Gonzalo Sánchez de Lozada y Carlos Mesa. El diputado Evo Morales, un indígena de la etnia aymara que ha encabezado las protestas y es amigo de Chávez, ha surgido como favorito para ganar la presidencia en los comicios generales de diciembre en base a una plataforma intransigente contra las empresas transnacionales. “Tiene que haber la valentía, pantalones (coraje) del presidente para tomar los campos petrolíferos”, sostiene Morales. “No significa expulsión de las transnacionales, pero sí que habrá nuevos contratos”. Morales ha dicho que quiere tomar el control de yacimientos gasíferos que operan compañías extranjeras como Repsol YPF de España, Total de Francia y Petrobras de Brasil. Pero también ha expresado que está abierto a la inversión extranjera en la medida en que se negocien mejores términos. En otras partes de la región se registraron signos de un mayor control gubernamental. Argentina acordó crear una nueva empresa energética estatal en el 2004, revirtiendo la política de privatización de la década pasada. Perú aprobó una ley para asegurarse el 25% de las regalías del ducto de gas natural de Camisea, que será canalizado entre las comunidades pobres. Como muestra de una reacción adversa, las inversiones en las industrias de gas y petróleo de Bolivia cayeron un 40% en el primer semestre del 2005 comparado con el mismo período del 2004, revirtiendo una tendencia de siete años, según la Cámara Boliviana de Hidrocarburos boliviana. Pero analistas dicen que la región difícilmente repetirá errores pasados, cuando algunos gobiernos se vieron forzados a desmontar y privatizar sectores de la industria energética que habían sido nacionalizados en la década de 1970. Los países responden a las presiones que se ejercen “para reencauzar aquellos tratos a favor de los gobiernos” ahora que los precios de los combustibles son mucho mayores que cuando se firmaron originalmente los contratos, observó Roger Tissot, director para América Latina de la firma consultora PFC Energy. En Venezuela “No esperamos un cambio (profundo) de los contratos existentes pero realmente esperamos que los gobiernos adapten las condiciones a la realidad del precio de petróleo ...no solamente aquí, sino en todo el mundo. Esto no es una sorpresa”, comentó el presidente de Shell de Venezuela. Chávez, quien culpa al capitalismo de estilo estadounidense de empobrecer a los venezolanos, ha dedicado 1,000 millones de los ingresos del petróleo a proyectos de obras públicas y programas sociales. Los petrodólares ayudaron a transformar un abandonado depósito de combustible en un centro comunitario de tres millones de dólares en donde ahora funcionan una cooperativa textil y un centro médico, en medio de una barriada pobre. “Me siento orgullosa de lo que Chávez hace. Nos trajo los recursos”, dijo Margarita Rojas, de 44 años, una madre de tres hijos que trabaja en un programa de adiestramiento en la fábrica textil. Chávez también ha procurado solidificar sus alianzas políticas ofreciendo vender petróleo en condiciones preferenciales a países en todas partes de las Américas. Y rechaza las críticas que le acusan de despilfarrar los fondos de PDVSA para financiar su gobierno debilitando la empresa y privándola del capital necesario para la inversión. El mandatario venezolano ha amenazado vender algunas refinerías de la filial estadounidense Citgo Petroleum, argumentando que son desventajosos los contratos de suministro y que ello constituye un subsidio para la economía estadounidense. Tissot advierte, sin embargo, que Citgo tiene 14,000 puntos de venta al por menor en Estados Unidos “y es un activo muy importante” porque sus refinerías son capaces de procesar el crudo pesado venezolano y asegurar un mercado para ellos. En un mercado petrolero restringido, las empresas que operan en Venezuela hasta ahora han aceptado condiciones cada vez más rígidas. Representantes de Chevron, Exxon Mobil y Repsol no respondieron la solicitud de comentarios, pero Susana Brugada de la petrolera noruega Statoil ASA dijo que la firma va a mantener sus inversiones aquí. “Venezuela es un país de oportunidades”, dijo Brugada, cuya empresa bombea crudo con Chevron. “Statoil está en Venezuela para quedarse, y nuestros proyectos son para largo plazo”, concluyó. Los periodistas de Associated Press, Fiona Smith en La Paz, Edison López en Quito y Rick Vecchio en Lima contribuyeron a este artículo |