Edit. #65, Apuntes para
un perfil de Leonel
Sara Pérez, El nacional, República Dominicana 07/17/06
READING, PA.-
Leonel Fernández, va a dar mucha agua de beber en la
República Dominicana.
Para empezar, repetirá
la hazaña, (que no necesita tanta destreza de los
gobernantes, sino pocas aspiraciones de los gobernados), de
Santana, Báez, Trujillo, Balaguer, (lo mejor de lo mejor, de
la exitosa escoria política dominicana), de encabezar el
Poder Ejecutivo por varios períodos gubernamentales.
Leonel será el
candidato presidencial del PLD en las próximas elecciones
del 2008. Y va a ganarlas,
La muchedumbre de
aspirantes competidores, puede ahorrarse sus cuartos de
campaña e irse de vacaciones para Madagascar. Leonel se va a
quedar en el palacio hasta el 2012 y cuidado, porque la
reforma constitucional para permitir la reelección
presidencial por más de dos períodos consecutivos, no la
despinta nadie. Y el PRD se lo tiene merecido.
El relativamente joven
político, (después de Balaguer, todos los políticos parecen
jóvenes en RD), se ha afianzado como la opción más "potable"
para un espectro de sectores sociales en el que se incluyen,
desde izquierdistas con "estómagos de derecha", (la
definición fue hecha por uno de ellos mismos), hasta los
neotrujillistas que han encontrado en este incoloro
político, estilo huevo sin sal, un capitán eficiente, cuya
pericia consiste en mantener el barco encallado, sin que
zozobre, (que era el riesgo que se corría con Hipólito),
pero sin que avance hacia ningún sitio.
Para algunos grupos ,
resulta absolutamente idílica una República Dominicana que
mantenga intactas la obsolescencia de sus estructuras
estatales, la campante corrupción administrativa, la crónica
inoperancia del sistema para democratizar la distribución de
los ingresos y el acceso a los servicios de educación,
salud, vivienda, alimentación, transporte y energía
eléctrica.
En tanto, a Leonel ya
se le atribuye una serie de cualidades, directamente
proporcionales a los pocos criterios y a la mucha
obsequiosidad de quienes las enuncian: Le dicen gran orador
a un tipo totalmente soporífico, de cuyos discursos, lo
único que se recuerda son las frases desafortunadas y
ridículas, como lo del Nueva York chiquito.
Ya hay quienes admiran
la sagacidad de un político del montón, encumbrado en la
basura y no en los sueños, cuya estrategia es imitar a
Balaguer, en vez de contribuir a extirpar esa infección.
Le endosan una visión
moderna del Estado, a quien no ha tenido el más remoto
escrúpulo para usar recursos estatales acrecentando fortunas
privadas, en campañas políticas y sobornando opositores,
aparte de mantener la tradición de un gobierno que funge de
sombrilla para amparar desmanes y crímenes de sus
favorecidos y allegados. ¿Por qué no están condenados y
presos los que se robaron los cuartos de Baninter? ¿Quién
mató a Eduardo David Rodríguez?
Leonel Fernández es tan
descaradamente burdo y es tanto lo que confía en la
incapacidad de reacción de sus súbditos, que elimina la
factura consular y sube entre un 20 y un 30 por ciento la
tarifa de los servicios consulares y aparte aumenta la carga
de botellas en el servicio exterior, para pagarles las
reverencias y los aplausos a los que vivaquean atrás de él.
Estando más o menos al
tanto de la jerga de moda en las "cumbres" y seminarios
internacionales, (y teniendo a mano el auxilio de Carlos
Dore), se ha labrado una reputación de persona instruida, de
mentalidad moderna y capacidad ejecutiva, cuando en realidad
es un conchoprimista obtuso, de vocación arbitraria y
ejecutorias lastimosas, incapaz de una sola -una sola-
inicitiva de reingeniería social relevante, que rebase el
objetivo del relumbrón político y se circunscriba en un
proyecto de desarrollo integral en el que la noción de
"progreso", sea menos estúpida y grosera, que la que se mide
con el metro de Diandino.
Leonel es un político
insípido y amorfo, un chapucero clientelista, que no es
carne ni pescado y no tiene más agenda que la de mantenerse
en el poder, como una garrapata entre las orejas de un
perro.
Leonel es producto y
expresión de la miseria de un pueblo, no de sus anhelos y
esperanzas. Es un político sin alas, que no puede mirar
hacia las estrellas, porque está demasiado enterrado entre
las alcantarillas.
La República Dominicana
va a cargar mucho tiempo con esa rémora.
cleo264@yahoo.com
Sara Pérez
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