No hay que ser muy inteligente para comprender que los
pueblos de América Latina y el Caribe necesariamente
tienen que luchar para eliminar el ordenamiento social
vigente sostenido por un sistema decadente, caduco.
Si las masas populares no tienen seguridad de empleo,
educación, salud pública, alimentación, ni vivienda,
deben buscar la forma de tener acceso a los servicios
básicos elementales.
Recientemente, la prensa nacional publicó la información
de que el país produce sólo el 55 por ciento de los
alimentos que consume y que el resto es importado. Si se
suma esta situación al alto índice de desempleo, el
estado de insalubridad y analfabetismo, llegamos a la
clara conclusión de que el pueblo dominicano no busca
nada manteniendo el modelo económico actual y que su
sustitución se impone.
Para comprender que es infuncional, basta con tomar en
cuenta que no solamente nuestro país vive mal bajo el
sistema actual sino que otros, con igual formación
económica, padecen las mismas calamidades y para
corroborar lo que decimos basta con destacar que en
nuestro continente "el 40%o de la población más pobre
recibe el 11% de los ingresos, y el 20% de la que está
en la mejor situación económica recibe casi el 60% de
los ingresos."
Pero algo más. "América Latina cuenta hoy con 275
millones de habitantes viviendo en condiciones de
pobreza y 84 millones viviendo en condiciones
indigencia; mueren 57 por cada 1000 niños antes de
cumplir los cinco años; el 36% de los niños no llega al
cuarto grado."
El Tercer Mundo, que también tiene el modelo económico
que predomina aquí, "cuenta con 1200 millones en la
pobreza; 786 millones con desnutrición crónica; 180
millones de niños gravemente desnutridos; 1500 millones
de personas sin atención médica; 1000 millones de
analfabetos; 270 millones de mujeres entre 19 y 49 años,
anémicas". Estos datos son un fiel reflejo de lo
inoperante que resulta el sistema social predominante en
nuestro país y la generalidad de los de América Latina y
el Caribe.
Los gobiernos que hemos padecido en los últimos años y
que han seguido el modelo económico actual han condenado
a la miseria, al hambre y la insalubridad extrema, a la
mayoría de los dominicanos y dominicanas. La democracia
representativa bajo la cual hemos vivido en los últimos
años, y que tiene de soporte un sistema social que hace
insoportable la vida a la mayoría del pueblo es
excluyente y priva a los que son los más de tener acceso
al mercado laboral, a la salud y educación pública.
La acentuada pobreza que pesa sobre las grandes mayorías
nacionales, que carecen de los elementos indispensables
de subsistencia, seguirá presente mientras se esté
gobernando con los mismos métodos y aplicando las reglas
y principios del modelo económico actual el cual
demuestra, en la práctica, que es injusto y sólo
beneficia a la minoría nacional y extranjera. Se impone
un cambio en la base de sustentación del sistema social
injusto actual para que los que aquí son los más tengan
una vida material y espiritual menos pesada.
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