Los curros se usaban únicamente en el verano, que era cuando las reses se
llevaban a las serranías para aprovechamiento de los pastos de altura. Por su altitud, estos
espacios no son recomendables en otra estación debido a las bajas temperaturas, las fuertes
corrientes de aire, el ímpetu de las lluvias, y las precipitaciones sólidas.
El curro del Outeiro Vello presentaba la ventaja de ser un lugar especialmente
protegido, tanto contra la insolación veraniega, como contra las vientos procedentes del
O. De hecho, como podrá observarse por las imágenes que adjuntamos, sus altos
peñascos son utilizados aún actualmente por los animales para protegerse del sol durante
las horas más calurosas.
Hoy en día se encuentra abandonado como aprisco, pero en otras épocas debió de tener
esta función. Posiblermente estuviese relacionado con el ganado perteneciente a los
vecinos de a Graña.
La misión de las piedras acumuladas en las bocas de las anchas brechas, de las entradas de
los abrigos, o en los inicios de las rampas o pasadizos de ascenso a los peñascos, tenían
y tienen aún el objeto de evitar que los animales se introdujesen en lugares de los que
después sería difícil hacerlos salir, o que sufriesen algún daño al intentar entrar, y también para
impedir que pudiesen subir a lo alto de los peñascos, con el evidente peligro de despeñarse.
curro, y el no constar ya el muro que aquí debió levantaarse
en su momento, ni siquiera los restos de su derrumbe.
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