Es este extraño sentimiento que siempre me atrae, como la muerte que ronda entre la suerte y la esperanza. ¡Bendito aquel que camina con los ojos cerrados! |
¿Qué es esta bella necesidad? ¡Lo juro! No quiero otra mano más que se suelte a medio camino para tocar a la quimera, o al que viste harapos para llegar a ponerse corona de oro en soberbio pedestal, como si hiciera falta alarde en lo que el tiempo ha dado ya a conocer. |
No más vino agrio, del de vid en tierra ajena, la que ha sido bañada en sombra en lugar de sol, cual reino que baña a sus hijos en caudal de mentiras. |
No. No más palabras sucias y ocultas, las que salen en odio de falso amor. |
© 2002 yacdaiel@hotmail.com |