Cuando una raza de perros se populariza y se pone de moda siempre corre el riesgo de que sea perjudicial tanta popularidad. Esto implica una cría mayor de lo normal y siempre un descenso de la calidad de los productos criados. Cuando esto ocurre siempre se trata de justificar los defectos que hacen que el perro criado se aparte del ideal marcado en el estándar. En España el Samoyedo está sufriendo en estos momentos su alta popularidad y se está notando tanto en la calidad de los ejemplares que se ven en exposiciones como en los que se ve a diario por la calle. Sin duda, al haber aumentado en gran número los ejemplares tanto criados como importados han aumentado no solamente los malos, sino que ha repercutido en los buenos.
El tratar de enmascarar la realidad no le puede hacer ningún bien a la raza, por eso cuando nos encontramos con un perro de grandes y puntiagudas orejas y un morro desproporcionado en su largura es un error tratar de justificar con el tan traído y llevado: es que este perro es de tipo lobo, no de tipo oso. Otro comentario que he oído cuando tienes delante un perro desproporcionado en cuanto a largura de sus patas es: este perro es de línea americana, por eso es más grande. Tanto una cosa como la otra están fuera de lugar, pues aunque todos sabemos que en su formación actual los primeros criadores utilizaron perros de diversas líneas y que los americanos agrandan todo lo que tocan, el estándar de la raza se debe de interpretar olvidándonos de líneas y del país de procedencia del perro.
El Samoyedo casi desde que abre los ojos muestra una especial predisposición a derrochar simpatía. Cualquier Samoyedo que se precie sabe perfectamente cómo mover su rabito, dar la mano y cómo sonreír a modo de salutación.
El Samoyedo tiene unas condiciones innatas para el juego, desde que nace hasta que se muere de viejo, juegan hasta el último momento.
El Samoyedo es siempre un pequeño payaso, que busca provocar la hilaridad de propios y extraños, aunque para él nadie es totalmente extraño, pues es amigo de todo el mundo o cuando menos arrancar una sonrisa o una caricia, o ambas cosas a la vez. Es el compañero ideal de juegos y deportes para niños y jóvenes. Le encanta la gente joven. Disfruta enormemente paseando y corriendo por el campo, bañándose en la playa o en el río, nadando con o sin su amo, chapoteando en los charcos cuando llueve, revolcándose en la nieve, haciendo "footing", si su amo hace "footing", etc...
Es compañero ideal de personas solas, pues es muy inteligente y sensible y sabe captar las necesidades de afecto de su amo, de forma que puede llegar a convertirse en un auténtico amigo y se comportará exactamente como su amo desea.
Se pegan mucho al amo, en la cama, en el sofa,etc... pero no es por comodidad, sino por estar junto al amo, al que ancestralmente, en su Siberia de origen, tenía que suministrar calor con su cuerpo. Perfectamente un Samoyedo puede vivir en un piso. Incluso en un piso pequeño; más aún, reducido a un pequeño espacio dentro de la casa, siempre y cuando se le dé a diario un gran paseo, eso aparte de los rituales paseos para evacuar ciertas necesidades fisiológicas, que deben hacerse siempre a la misma hora.
Dentro de casa el Samoyedo buscará siempre la proximidad del amo o de la familia; pero, eso sí, a veces también tendrá ratos de "retiro espiritual", metido debajo de una cama, detrás de una butaca, en la terraza, etc...
Gustan de pasar la noche al sereno, en la terraza, en un porche o a la intemperie sin más. Pueden dormir bajo la helada y la escarcha panza arriba, con los pelos de la barriga completamente helados. Ellos aquí no notan el frío, pues hay que tener en cuenta que están preparados para resistir temperaturas de hasta 60 grados bajo cero.
No obstante lo dicho anteriormente, los samoyedos se adaptan perfectamente a nuestro clima y pasan el verano como cualquier perro celtíbero, con tanto calor como pueda sentir otro cualquiera de raza autóctona. Quizá de menos muestras de sofoco ante el calor estival. Se les ve persiguiendo lagartijas o corriendo detrás de los pájaros a las tres de la tarde en pleno mes de julio. Se ha observado como los samoyedos viven felices y con pelo buenísimo en el Levante y en el Sur españoles. Hay muchos de ellos viviendo por toda la costa sur oriental de España y todos tiene un pelo envidiable.
Durante años y años no se les conoce enfermedades a los samoyedos. El dueño de un samoyedo casi puede olvidarse del veterinario, a no ser para vacunaciones y desparasitaciones, pues el Samoyedo no tiene propensión a ningún tipo de enfermedad. Es más, llega a viejo, a muy viejo, por lo general, sin haber estado enfermo nunca.
Son muy parcos en la comida los samoyedos. Comen poca cantidad, y no a diario. Hay que tener en cuenta que su naturaleza está preparada para trabajar mucho, corriendo con los rebaños de renos, tirando de las barcazas en la orilla de los ríos, arrastrando trineos o cazando, y encima de todo ello mal alimentados, pues sus amos y criadores originales eran tribus de economía muy pobre, y por tanto no podía sobrealimentar a sus perros.
Algunas personas suelen asustarse ante el pelo del Samoyedo, pensando que necesita peluquería continuamente o que la casa va a estar permanentemente llena de pelos, pero nada de eso es cierto. El Samoyedo necesita, como mucho, dos o tres baños al año, y más para evitar que coja parásitos que para limpiarle, pues tiene un tipo de pelo que rechaza la suciedad. En cuanto a los pelos, si se le cepilla dos o tres veces en semana, no más, no habrá pelos por la casa. Es muy fácil de educar, pues es muy inteligente y capta perfectamente las enseñanzas que se le imparten. Pero si se da cuenta de que no hay disciplina o que el amo no es muy tenaz intentará hacer su voluntad, de la mañana a la noche, con la mayor frescura. A un Samoyedo hay que decirle quinientas veces al día que no, y si a la cuatrocientas noventa y nueve el amo se rinde ya está perdido. El Samoyedo procura hacer siempre lo que quiere, pero, eso sí, con gracia y simpatía, lo cual es peor porque no se le nota.
Los primeros exploradores del Ártico manifestaron inmediatamente su preferencia por estos perros terriblemente dóciles y simpáticos. Sin embargo no admiten un trato autoritario ni despótico. Necesitan un trato de camaradería, casi de tú a tú.
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