Pedraforca.





Los estanques de La Pera.

La Cerdanya

Los Pirineos configuran en el sector de la Cerdanya un paisaje con fuerte personalidad, que le da el amplísimo llano elevado, de orígen tectónico, por el que discurre el valle de cabecera del Segre, en plena zona axial pirenaica y rodeada de grandes carenas de montañas.
El acceso a la Cerdanya desde el interior de Catalunya se ha hecho tradicionalmente a través de la collada de Toses, desde el Ripollès. Pero la apertura, en 1984, del túnel del Cadí, que atraviesa la barrera montañosa que forman las sierras del Cadí y Moixeró, ha facilitado el acceso por la C-1411.

El amplio y luminoso llano de la Cerdanya está rodeado por altas montañas, orientada de este a oeste, hecho que favorece el clima seco y soleado. La comarca ofrece un conjunto de atractivos que explican la larga tradición como lugar de segunda residencia y veraneo y la afluencia turística moderna. Desde el punto de vista histórico forma una región natural de clara unidad, que fue un importante condado medieval. En 1659, el tratado de los Pirineos entre Francia y España dividió la región entre estos dos estados y así permanece bajo administración francesa la Alta Cerdanya, salvo el enclavamiento de Llívia.

La villa de Puigcerdà, capital de la Cerdanya, es una población muy vital, centro comercial y de servicios -alojamientos, aduana por carretera y por ferrocarril, centros hospitalarios, etc.-, bastida sobre una amplia terraza que domina el Segre. En el barrio antiguo encontramos los monumentos más interesantes, como la iglesia gótica de Santo Domingo, con bellas pinturas murales, el campanario gótico de la desaparecida iglesia de Santa Maria, la Plaza Mayor, porticada, con casas señoriales, entre otras. Entre los lugares de esparcimiento destacamos el estanque de Puigcerdà, lago artificial rodeado de chopos donde en verano se celebra la Fiesta del Estanque, con cavalgatas y fuegos artificiales; la pista de hielo, donde se celebran desde 1958 competiciones de hoquei sobre hielo y patinaje artístico; el campo de golf, que se encuentra en el vecino término de Bolvir, y el aeródromo de la Cerdanya, en el vecino término de Das, donde se puede practicar el vuelo de avionetas, el aeromodelismo, el ala delta o el paracaidismo. El ferrocarril Puigcerdà-Barcelona se prolonga hasta Tor de Querol, donde enlaza con la red ferroviaria francesa.

Siguiendo la carretera internacional encontramos, a cinco quilómetros, la villa de Llívia, enclavada en territorio actualmente francés, que había sido la capital de la Ceretania romana; hay restos del antiguo castillo, en lo alto de una colina que domina el núcleo y diversas torres de defensa medievales en la villa vieja. El Museo de Llívia alberga, entre otras piezas de interés, la famosa Farmacia de Llívia, una de las más antiguas de las conservadas en Europa, con notables frascos y cajas de los siglos XVII-XVIII.

La Cerdanya es un lugar privilegiado para la práctica del esquí. La estación de esquí de la Molina, donde en 1911 se celebraron las primeras competiciones oficiales y en 1925 se inauguró un refugio del Centro Excursionista de Catalunya, es pionera en la práctica de este deporte en España; a partir de 1942 se convirtió en uno de los complejos invernales más importantes del país -trampolines de salto, estadios, pistas de competición, nieve artificial, circuito de esquí nórdico (de fondo), etc. Las instalaciones se extienden por las vertientes norte y este del Puigllançada y de la Tosa d'Alp (cotas de 2.465 a 1.590 m), acompañadas de una buena oferta hotelera y de servicios a pie de pista los que podemos añadir los de la vecina población de Alp, importante centro residencial tanto en invierno como en verano. La estación se continua desde 1967 con la cercana estación de esquí de Masella, en las vertientes norte de la Tosa d'Alp, con las pistas entre frondosos bosques de pino y buena infrastructura de servicios. Lles y Arànser, en las vertientes de la Tossa Plana de Lles, en las montañas que cierran la Cerdanya por el noroeste, ofrecen sendas áreas de esquí nórdico equipadas con servicios y refugios.

El excursionismo es otro de los atractivos indiscutibles de la Cerdanya. Al sur tenemos el sector noreste del Parque Natural del Cadí-Moixeró, con la hermosa población de Bellver de Cerdanya como puerta de entrada, con torres y murallas en el antiguo recinto y una iglesia gótica. El arte románico está presente en un conjunto de parroquias que dependen de Bellver, como las de Talló, Bor, Coborriu, Talltendre, Santa Eugènia de Nerellà, etc. y, dentro del territorio protegido del Parque, un buen número de refugios son el punto de partida de las ascensiones a las cimas más altas y a espléndidos puntos de escalada, como los del Ingla, el Pla de les Esposes o el Cortal d'en Vidal, en las vertientes de la sierra de Moixeró, o el Cèsar A. Torras, en la umbría del bello Prado de Aguiló, en la sierra de Cadí. La ascensión a los montes del Canal del Cristall y del Canal Baridana, punto culminante del conjunto y concurrido lugar de escalada, se hace por Estana y el Prado de Cadí.

Desde Martinet, a la derecha del Segre, pueblo conocido por su tradición gastronómica y por la pesca de la trucha de río -como en muchos otros lugares del mismo Segre-, se accede por pistas forestales que atraviesan el valle del río de Arànser hasta el bello circo lacustre de los estanques de la Pera, dominados por las grandes cimas que separan la Cerdanya de Andorra, pasando por los refugios de Cap de Rec, Prat Miró y Estanys de la Pera. Por el valle del río de la Llosa se llega, por los pequeños núcleos rurales de Vilella y Coborriu de la Llosa, a los estanques de la Muga y a los estanques de Vallcivera, bajo el alto de los Pessons y la Portella Blanca de Andorra. Desde Ger, pequeño pueblo cercano al Segre, podemos ir por el Valle Tova hasta Meranges, con una pequeña iglesia románica y casas típicas de piedra, punto de partida de las excursiones al estanque de Malniu por el refugio del Pla de la Tartera o a los estanques de los Engorgs, cerca del refugio J. Folch i Girona; ambos circos lacustres estan dominados por las cimas de Puigpedrós (2.911 m) y de Coma Pregona.

En el gran llano de la Cerdanya hay muchos otros pueblecillos que conservan el aspecto tradicional y al mismo tiempo ofrecen un amplio abanico de servicios -hoteles, apartamentos, cámpings- que los convierten en lugares muy apreciados como núcleos residenciales y de veraneo. A la belleza del paisaje, donde alternan los prados regados y los campos de árboles frutales y los árboles de ribera en la parte más baja con los grandes bosques de pinos y abetos de las laderas de las montañas, se añaden muchos otros alicientes: buena cocina, a base de materias primas de gran calidad, fiestas populares, práctica de gran número de deportes que se suman a los mencionados: ciclismo, equitación, natación, espeleología, tenis, tiro al plato, tiro con arco, etc. La caza y la pesca, con las sociedades de pesca en Puigcerdà y en Bellver y las reservas de caza de Cadí y de Cerdanya, completan este atractivo panorama.

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