Formación y Servicio en Mediación
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La narrativa en las mediaciones
Acerca de las intervenciones
del mediador
Cuando las personas llegan a la mediación,
vienen a contarnos una historia, que es la versión que ellas tienen
del problema, cada uno la suya, cada uno con su argumento - yo tengo
razón - , cada uno con sus roles - yo soy la víctima -
cada una con sus valores.
¿ Y cómo sabe el mediador quién
tiene razón? En realidad no le interesa averiguarlo, porque
él ya sabe que los dos tienen razón. ¿Por qué?
Porque la realidad, los hechos verdaderos son inaprehensibles, el material
con el que el mediador va a trabajar son las historias, la versión
que cada uno ha construido del problema y como tal, cada una de las historias
es verdadera.
Pero esta manera de ver las cosas, no les ha servido
a las partes dado que se encuentran empantanados en una situación
de conflicto, de la cual no han podido salir.
Es necesario que se produzca algún movimiento,
alguna modificación en su manera de ver las cosas para que sea posible
arribar a un acuerdo.
A medida que el mediador va diseñando y
conduciendo el contexto de la mediación da ocasión como operador
del proceso de un conocer nuevo para las partes, que re-conocen en el sentido
de que vuelven recursivamente a una información anterior registrada
de otra mantear.
Según el punto de vista de Harvard, la
manera de lograr esto sería el borrar las diferencias y tratar de
ir encontrando bases comunes sobre las cuales poder trabajar. Para lograr
esto, para que algún movimiento se produzca, es necesario, según
ellos, poder separar a las personas del problema y así poder descubrir
los verdaderos intereses o necesidades que se ocultan detrás de
una posición rígida.
Desde la teoría de la narrativa, el mediador
tiene una herramienta, casi mágica, para producir cambios en la
forma en que las partes ven el problema. Si partimos del supuesto de que
cada historia tiene una coherencia interna que es la que le da sentido,
la función del mediador será descubrir aquellos hechos que
contradigan algún aspecto de la historia. Por ejemplo si una mujer
relata que su marido siempre llega enojado del trabajo y la agrede, si
le preguntamos por ejemplo, ¿recuerda alguna ocasión en la
que él no hubiera llegado enojado? ¿qué pasó
en esa circunstancia? ¿usted hizo algo diferente que no había
hecho en otra ocasión? Y así lo que estamos intentando es
romper con la coherencia de su historia, si ella puede traer a su memoria
hechos que la contradicen, como por ejemplo alguna ocasión donde
el marido no hubiese llegado enojado, necesariamente tiene que modificar
su relato para que estos nuevos hechos tengan sentido dentro de la historia
que cuenta.
Este accionar, aparentemente muy simple, produce
grandes efectos, porque basándonos en la teoría general de
los sistemas sabemos que cualquier modificación en una parte del
sistema, por pequeña que esta sea, produce un cambio en todo el
sistema. A estos hechos nuevos que se incorporan a la historia original,
White los denomina hechos extraordinarios, justamente porque habían
sido totalmente borrados de los relatos y al no relatarse no existen, sólo
existen para la persona aquellos hechos que puede narrar, que forman parte
de sus historias de vida. En el proceso de distinción y percepción,
estos hechos no fueron seleccionados y por lo tanto no se incluyeron en
la narrativa de la persona. Si podemos trabajar en la reconstrucción
de la historia, podrá surgir un encuadre distinto que cambie el
sentido de los hechos vividos.
El mediador debe estar muy atento al relato para
poder descubrir ¨puertas¨ que le permitan romper con la coherencia
del relato.
Toda narrativa tiene una estructura formada por
una secuencia temporal de hechos (esto sucedió antes, después
lo otro, etcétera), donde hay personajes que representan diferentes
roles, valores que subyacen a la historia y un argumento que le da coherencia
a esos hechos. Cada uno de estos elementos de la historia se transforma
en una posible ¨puerta¨ a través de la cual se podrá
modificar la narrativa con la que las partes llegan a la mediación.
La escucha del mediador debe concentrarse en las contradicciones que aparezcan
en el relato, que pueden ser indicadores de ¨hechos extraordinarios¨
que no fueron incorporados a la historia. Estas puertas pueden estar
tanto en la secuencia de los hechos, como en los roles que desempeñan
los personajes, como en los valores que subyacen a la historia.
Cómo operar para producir modificaciones
La primera etapa de la mediación consiste
en el despliegue del problema, por parte de cada una de las partes.
Sara Cobb, creadora del modelo circular narrativo,
incorpora en el proceso de mediación lo que podríamos denominar
¨una fractura¨ importante en relación a la modelo tradicional
de Harvard. Para éstos es fundamental que cada parte pueda desplegar
el problema, tal como ella lo ve, en una reunión donde ambas partes
estén presentes. Sara Cobb, luego de trabajar muchos años
de esta forma decidió que era mejor que cada parte despliegue su
versión de la situación en forma privada, es decir, sin la
presencia de la otra parte.
La fundamentación de este cambio se debe
a lo que ella denomina ¨la colonización de las narrativas¨.
¿Qué significa? Cuando las partes llegan a mediación
se encuentran en un contexto adversarial, lo que implica que sus narrativas
serán relatos de acusación, reproche, negación etcétera.
La historia que es contada en primer lugar, Sara Cobb la denomina ¨narrativa
primaria porque debido a las características del contexto de mediación,
cuando la segunda parte comienza a contar su versión, transforma
a la misma en argumentos de justificación, defensa y nueva acusación,
con lo cual no produce una nueva historia, sino que se transforma en un
¨sub-guión¨, de la narrativa primaria. A este sub-guión,
Sara lo denomina ¨narrativa secundaria¨. La historia contada
en segundo lugar queda ¨colonizada¨ por la narrativa primaria,
siendo altamente probable que el mediador también se colonice y
inhibiéndose de esta forma la generación de nuevas alternativas.
Es por este motivo, que Sara, comenzó a
implementar las reuniones privadas al comienzo del proceso, para que cada
uno pueda contar su historia desde donde quiera y cómo desee
hacerlo, evitando de esta forma que la narrativa primaria colonice a las
otras narrativas, ya que si esto sucede se disminuyen las alternativas.
Cuando alguien nos cuenta el problema por el cual
ha venido a la mediación, nos cuenta una historia (ya sabemos que
lo que cuenta es una construcción realizada de acuerdo a la selección
personal de los hechos en base a sus propias percepciones).
El mediador debe escuchar atentamente para tener
una clara comprensión de cómo se construyó esta perspectiva
del problema, como cada parte distingue, describe y puntúa los hechos.
Debe trabajar hasta obtener una definición clara del problema que
incluya el reconocimiento propio de cada parte sobre sí misma y
de cada parte sobre la otra. Teniendo en mente el objetivo de ¨abrir¨
las historias, que significa la posibilidad de modificar el sentido de
los hechos, el mediador atenderá especialmente a ¨las palabras
clave¨. Estas palabras son aquellas que tienen alguna significación
especial para el que narra la historia. Esta significación puede
estar dada por la repetición de las mismas o por el contenido emocional
puesto en ellas. También dependerá del mediador, de
su experiencia personal, el sentido que pueda darle a las mismas, que ´resuenen¨
de una u otra manera. Estas palabras clave, que pueden referrirse
a secuencias de hechos, valores o personajes de la historia, pueden transformarse
en puertas que nos permitan abrir las narrativas. Por ejemplo en
un relato donde la palabra ¨enojo¨ se repite y con una carga afectiva,
nos puede llevar a formular una pregunta para poder indagar acerca del
sentido que se le otorga. Por ejemplo podríamos preguntar:
¨¿qué es lo que le produce el enojo? ¿hay
algo que usted hace antes de que se produzca el enojo? ¿qué
hace después?
También consideramos como palabras clave
a las generalizaciones, como por ejemplo ¨siempre llega enojado del
trabajo¨, la pregunta podría ser: ¿recuerda alguna vez
en la que no haya llegado del trabajo enojado? Otra generalización
es ¨todos¨, ¨ninguno¨, ¨nadie¨ etcétera.
Estas son puertas que pueden desestabilizar las historias. También
las construcciones sin sujeto, como por ejemplo: ¨Se rompió
el vaso¨, o ¨la cocina es un asco¨. Este trabajo nos
permite modificar el sentido dado a los hechos, y desde ahí co-
construímos una historia diferente.
Watzlawick define reestructurar como ¨cambiar
el propio marco conceptual o emocional, en el cual se experimenta una situación
y situándola dentro de otra estructura, que aborde los hechos correspondientes
a la misma situación concreta igualmente bien o incluso mejor, cambiando
así por completo el sentido de los mismos Lo que se cambia como
resultado de la reestructuración es el sentido y percepción
de los hechos y no los hechos mismos.
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Para cualquier comentario o información dirigirse a misuares@ciudad.com.ar |
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