Durante el siglo XVII, Iquique ( bajo el dominio peruano ) no era más que una caleta habitada
por los indios changos, dedicados a la pesca y al acarreo de agua, junto a negros ocupados en la
extracción del guano, de la hoy ex isla Serrano.
Hacia 1811, un documento colonial chileno mencionaba en Iquique la existencia de una Aduana,
encargada de vigilar los embarques de minerales y de los primeros envíos de salitre. Es en este
año, posiblemente, que en la caleta habitada por changos y negros surgieran las primeras casas.
Esta " aduana " se había construido en 1788 ( según consta en la Memoria del Intendente de
Arequipa ) y consistía en una bodega para depositar los productos traídos en lentos barcos desde
Valparaíso. Recordemos que Chile fue un abastecedor del Perú, en lo que se refiere a carne salada,
tocino, grasa, cebo, charqui, fruta seca, cobre y aparejos para barcos. También se depositaron
los embarques de salitre que iban con destino a Chile. Hacia 1811 hubo embarques despachados por
don Matías de la Fuente, fletados en Pisagua y con registro de la Aduana de Iquique.
En 1815, los salitreros de la zona encabezados por Sebastián de Ugarrisa instalaron bodegas
para almacenar mercancías, a la vez que construyeron muelles improvisados para el embarque de
salitre al Callao. A partir de este momento, se construyeron las primeras habitaciones para los
empleados fiscales encargados de los embarques.
Entre 1820 y 1830 surgirían nuevas casitas, mejor construidas, algunas de ellas de extranjeros
que tenían minas en Huantajaya, otras de flamantes salitreros que vendían su producción en Europa.
Extranjeros y peruanos construyeron sus habitaciones en la Puntilla, zona costera de
Iquique, aquí se instalaron los nuevos y todavía pequeños " magnates salitreros ". Mientras que la
población mestiza se reunía en el Morro, aquí se multiplicaron las cocinerías para atender
a los arrieros de la pampa, cuyas tropas de mulas pasaban por este barrio para embarcar salitre en
los muelles.
Los pescadores changos se desplazaron más al sur, ubicándose en la península de Cavancha.
Así estaba la caleta cuando empezaron a llegar barcos ingleses y franceses, para transportar el
salitre hacia los puertos europeos.
En 1830 se empezaron a construir los muelles, ubicandose en las Caletas del Morro, La Puntilla
y de la Aduana. Más tarde nacieron los muelles en la llamada Caleta del Molino de Flores, en las de
Gibraltar y de la Nevería, tiempo después se cosntruía en la Caleta Barrenechea. De este modo, con
la exportación de salitre, Iquique un histórico asentamiento indígena, empezaba a tomar el movimiento
de un pueblo animado por el comercio. Se habían establecido en los barrios, bodegas de depósito y
almacenes, además de corrales para las mulas que se movilizaban entre el puerto y la pampa. Estos
abarroteros, tenderos y otros comerciantes, constituirían la base del comercio iquiqueño.
Barcos chilenos, ingleses, franceses y peruanos arriban a Iquique a cargar salitre. Por la
importancia que estaba obteniendo, el gobierno peruano lo declaró puerto mayor, según decreto del
26 de Junio de 1855.
El 13 de Agosto de 1868 la ciudad era destruida por un terremoto que también afectó a las
poblaciones de Moquegua, Arequipa, Tacna, Islay y Arica.
En Iquique el terremoto destruyó en breves instantes las grandes edificaciones, la destrucción
se completo con una salida de mar, que cubrió gran parte de la ciudad, arrasando con las máquinas
condensadoras de agua, los almacenes en los que se depositaba el salitre y los muelles. No contandose
con los muelles de atraque el embarque de salitre se realizó usando lanchones de forma cuadrada y
fondo plano, llamados " cachuchos ".
En 1875, el movimiento portuario de Iquique se deglosaba de la siguiente forma: 533 vapores con
un total de 382.706 toneladas, 476 veleros con 232.986 toneladas, además de 640 embarcaciones pequeñas.
Este mismo año se le entregaba a la ciudad, el título de Capital de Provincia.
Ligada profundamente a la historia de Iquique, está el problema de la falta de agua.
Con el explosivo aumento de la población de la ciudad, pronto se agravó el problema de las subsistencias
y de la leña. Se hizo necesario traer agua de Arica, aprovechando los viajes de goletas de 20 a 50
toneladas. Aprovisionamiento que logró mejorarse con la traída de agua, en pequeñas embarcaciones o en
carretas, desde Pisagua.
Tratando de solucionar el problema, entre 1840 y 1855, se instalaron en Iquique 5 máquinas condensadoras
de agua de mar, a pesar de esto la producción era escasa y de mala calidad.
Hacia 1874 a los iquiqueños se les comenzó a vender agua producida por el vapor condensado en los
serpentines utilizados para la evaporación de las soluciones de salitre, que llegaban en estado líquido a la
planta instalada en la ciudad, por la Compañia Salitrera Barrenechea.
En 1879 se declaró la Guerra entre Chile-Perú y Bolivia, a causa del salitre.
El 19 de Noviembre de 1879 se produce la batalla de Dolores, resultando en un triunfo para las armas de
Chile, enfrentadas a las topas al mando del general Buendía. Esto produce como reacción que la ciudad de
Iquique fuera abandonada por las autoridades peruanas, no sin antes poner la ciudad a disposición del cuerpo
consular. Posterior a ello, los consules de Alemania, Inglaterra e Italia, pusieron Iquique a disposición de
los chilenos, que bloqueaban el puerto con el acorazado Cochrane y la Covadonga.
El 23 de Noviembre de 1879, el Comandante Juan José Latorre, tomaba posesión de la ciudad en forma
pacífica. El día 25 del mismo mes, el Capitan de Navío Patricio Lynch, nombrado Jefe Político de Tarapacá
organizaba la primera Municipalidad de Iquique, bajo bandera chilena.
El nuevo cuerpo municipal quedó integrado por nueve miembros:
Eduardo Lapeyrouse, J.J. Watson, Eduardo LLanos, Mauricio Jewell, Máximo Rosenstock, Carlos Freraut,
Ugo Rossi, H. Schmidt y Marcos J. Aguirre; todos ellos ocupaban cargos consulares y estaban vinculados a las
industrias de la región, algunos a la industria del salitre.