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4to CAFE FILOSOFICO
SABADO 9 de Mayo 19.00
horas
Ponencia de Carmen Zavala Echegoyen:
Muchas veces se ha planteado y se plantea, en el ámbito del quehacer filosófico en el Perú, que no se deberían copiar modelos filosóficos extranjeros surgidos dentro de marcos diferentes a los problemas nacionales peruanos y que, en vez de hacer esto y limitarse a ser repetidores de fórmulas extranjeras o simples comentadores de filosofía, los filósofos en el Perú debieran dedicarse a plantearse los problemas filosóficos o debieran hacer filosofía partiendo de su propia realidad.
A esto último lo suelen equiparar con hacer filosofía partiendo de «lo nacional».
De allí pareciera deducirse que la realidad propia del filósofo que reside en el área territorial atribuída al Estado peruano, es igual a la realidad nacional peruana.
Esto presenta varios problemas generales:
1. La delimitación
externa de «lo nacional»
2. La delimitación
interna de «lo nacional»
3. La caracterización
misma de «lo nacional» dentro de estos límites previamente
establecidos
1. El problema de la delimitación externa de «lo nacional»
El primer problema, aunque parezca trivial, contiene en sí el núcleo de un problema mayor. Se trata del problema de dónde termina nuestro territorio de modo que, a partir del siguiente pueblo, la actividad filosófica que pueda realizarse debiera ya ser considerada como filosofía ecuatoriana, colombiana, brasileña, boliviana o chilena.
Los dos problemas de fondo que se encierran en este planteamiento aparentemente trivial son:
1.1. ¿Deben los filósofos sujetar sus planteamientos a criterios tan banales como la demarcación política territorial, que tiene sus fundamentos históricos (y actuales) en intereses mezquinos de diferentes grupos de poder individuales y ni siquiera en alguna diferencia cultural? (de lo contrario, probablemente América del Sur se habría dividido a lo largo de su flanco occidental en costa sierra y selva).
1.2. ¿ De definirse algunos problemas como siendo de carácter nacional, es decir, que abarquen todo el territorio atribuído al Estado peruano, ¿se puede acaso decir con certeza que ese problema refleje la realidad del individuo (eventualmente del filósofo) de cada zona particular? Por ejemplo: La realidad de un puneño, ¿tiene acaso más que ver con el conglomerado de «lo nacional» (que abarcaría todo el quehacer de la gente de Lima, por ser mayoría), que con la realidad de sus compañeros del altiplano de Bolivia?
Queda también abierta la pregunta de si los problemas de los «peruanos» en el extranjero son problemas «peruanos»?
2. El segundo problema general de la delimitación interna de «lo nacional»
Aquí el problema es si debemos o no priorizar una región o un grupo cultural dentro de la obvia pluralidad cultural existente (por mayoría: problemas de Lima, por raíces históricas: la región andina) ¿Se puede fundamentar una tal priorización desde un punto de vista filosófico?
Planteado de otra manera, y en relación a la delimitación interna: ¿ Hay problemas de grupos culturales o de grupos humanos ubicados dentro del territorio atribuido al Estado peruano, que no deban ser considerados problemas nacionales? Por ejemplo: los problemas de la comunidad inglesa, alemana, hindú, tailandesa, etc., residentes en el territorio atribuido al Estado peruano ¿son problemas nacionales? Los problemas de comunidades de la selva que ignoran el hecho de que su territorio ha sido atribuído como perteneciente a un grupo de personas que viven lejos y que han sido declarados como ciudadanos peruanos por una cúpula de poder dentro del marco de un Estado que pretende ser moderno: los problemas de esas comunidades -que, además, desconocemos-, ¿son problemas nacionales?
3. Finalmente, y tomando en cuenta las preguntas anteriores, llegamos a la pregunta de fondo que nos reúne hoy: ¿En qué consistiría finalmente un problema propiamente nacional?
¿Por qué preguntas como, por ejemplo, «¿por qué es el ente y no más bien la nada?» son consideradas de origen extranjero? Cuando -indiscutiblemente- la mayoría de la gente en el Perú y en todo el mundo se suele plantear esta pregunta -aunque sea volátilmente- alguna vez en su vida.
¿No es, por último, cualquier filosofía que se haga en el Perú, filosofía peruana, es decir, filosofía nacional? Ya que lo nacional en sí parece estar definido arbitrariamente por su pertenencia a un territorio atribuído por circunstancias históricas controvertidas a un grupo de poder que dirige un Estado y, en tanto esto es así, cualquier persona a la que este grupo de poder le ha otorgado la ciudadanía es «peruano» o «nacional» y, si es filósofo y estuviera haciendo filosofía, podríamos decir que está haciendo filosofía peruana o nacional.
Teniendo en cuenta todas las interrogantes anteriores y volviendo al punto de que no hay filosofía auténtica que no parta de la realidad del filósofo, no parece quedar más que un punto de partida con sentido: y es que el filósofo parta de su realidad más inmediata que, por su misma ubicación dentro de la comunidad intelectual del país, necesariamente terminará coincidiendo con la realidad de muchos otros filósofos con un bagaje de vivencias similares.
Motivado por su realidad personal inmediata puede pasar a la generalización de hablar de una realidad social general, o una realidad «nacional», la cuál sólo sería auténticamente suya en este sentido.
Por ejemplo, si un filósofo es afectado por actitudes racistas contra él o contra un ser querido, este filósofo -eventualmente- se planteará el problema más general de la «interculturalidad» o de la naturaleza humana, por ejemplo. Si el filósofo afectado es de nacionalidad peruana, se diría que partió de un auténtico problema nacional peruano para pasar a planteamientos filosóficos de carácter universal.
Sin embargo, no hay que perder la perspectiva y hay que tomar en cuenta que lo mismo pudo haberse planteado en cualquier otra parte del mundo, donde se diesen circunstancias de discriminación de carácter similar a las que conocemos acá.
Sugiero, pues, nos preguntemos: cuáles son los problemas que directamente nos aquejan y cómo estos se deberían a circunstancias de carácter más global dentro de un espacio territorial mayor al que usualmente frecuentamos personalmente.
O, en caso de reconocer al Estado peruano como indicador de lo nacional, deberíamos plantearnos: cómo los problemas que nos aquejan directamente se deben a circunstancias que se dan en todo el territorio atribuido al Estado peruano.
Dicho en palabras más simples, habría que partir de nuestra experiencia personal que es de donde nace nuestro interés auténtico y, analizando los orígenes de nuestros problemas en el contexto social-político e histórico del lugar en que vivimos, pasar a una generalización cuya validez sería contrastable en la práctica. Tal vez así estaríamos haciendo -sin querer queriendo- filosofía nacional peruana.
Resumen:
Tema: La caracterización de "Nacional"
es algo fortuito, accidental y exterior al "asunto mismo" del Pensar [en
este caso, la Filosofía Nacional]. Depende, entre otras cosas, de
una variable territorial determinada políticamente que ni siquiera
toma en cuenta la diversa idiosincracia "cultural" de los habitantes y
les atribuye arbitrariamente el carácter de "peruanos" al margen
de su "circunstancia". Por lo tanto, la respuesta a la pregunta planteada
tiene que ser "vivencial" y partir de la experiencia cotidiana y concreta
de aquellos que pretenden reflexionar sobre la "realidad" en la que están
inmersos.
Algunas de las Ideas que surgieron durante el Debate posterior a la Ponencia:
-El objeto de nuestro pensamiento debería ser "nuestra tierra": debemos retornar al mito. En medio del progresivo desarraigo cultural impulsado por el actual proceso de globalización, hay que replantear las relaciones entre la concepción científica y la concepción mítica del mundo -entre universalismo y regionalismo- y poner el énfasis en los valores transculturales (Miró Quesada). " -La racionalidad es una conquista irrenunciable de la filosofía occidental: no debemos retroceder a concepciones "tradicionales". -Lo Nacional", ¿puede convertirse en objeto de reflexión filosófica o debe permanecer dentro del ámbito de la sociología? -No debemos reducir el problema a lo geográfico-territorial porque eso lleva a la fragmentación y al relativismo, debemos ampliarlo a lo cultural. -Lo individual y cotidiano no puede utilizarse como punto de partida para la reflexión filosófica [debemos movernos "al nivel del concepto"]. -Si lo universal se manifiesta en lo individual, entonces, ¿por qué negarlo o desvalorizarlo? -Por el riesgo de que los problemas [o traumas] personales se "eleven" al rango de filosofía.
-Posiciones en torno al Problema de la Filosofía Nacional: a) Mera Enunciación (Abugattas), b) Tematización (Rivara), c) Inexistencia: El "Gran Relato" de la Filosofía Peruana ya "pasó de moda" (Giusti) d) Purismo: La Filosofía sólo puede ser "académica" (Sobrevilla). -Sin embargo, los "pensadores extraacadémicos" también pueden producir "filosofía" [Ejs. Octavio Paz, González Prada]. Con respecto al pensamiento, no se trata de "quién" lo produce sino del carácter de lo producido. -El carácter "anatópico" de la filosofía latinoamericana y peruana [V.A. Belaunde] consiste en pensar a espaldas de la realidad. La desconexión de la filosofía académica de los problemas cotidianos de los individuos concretos la hace "inútil" por lo que recibe la sanción social de la indiferencia correspondiente a su esterilidad.
-Actualidad del problema ético:
La quiebra general de valores en esta sociedad (González Prada),
¿es parte de la triste realidad "lo peruano"?
-Al parecer, en la "ética peruana"
no imperan los valores [lo universal, lo moderno] sino sólo los
vínculos de sangre y/o compadrazgo [lo particular, lo tradicional].
Si esa hipótesis es correcta, ¿es posible la modernización
económica y la democracia política en el Perú?. -Desde
la Historia, la Sociología, la Antropología y la Literatura
se han venido planteando de manera contínua los problemas que los
filósofos deberían haber planteado, ¿por qué
no lo han hecho? ¿por qué no han cumplido con su "misión
social" o es que consideran que no la tienen?
-¿Estamos condicionados para
"no aceptarnos"?: La desvalorización general de "lo nacional" y
la aceptación acrítica de "lo extranjero", ¿son parte
de un "complejo de inferioridad" de los filósofos peruanos o de
un mal entendido concepto de "humildad" que se confunde, por momentos,
con un servilismo colonial "sin metrópoli"? Así como Weber
hizo un análisis de "La ética protestante y el espíritu
del capitalismo", ¿habría que hacer un análisis de
"La ética católica y el espíritu de lo peruano"? -Hay
que retomar la "Filosofía de las necesidades radicales" de Agnes
Heller (Alfonso Ibañez) y tomarla como punto de partida de una meditación
acerca de lo peruano: Las necesidades son iguales pero su atención
[satisfacción] es desigual.
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